El proyecto aprobado en Diputados propone la reforma del artículo 80 del Código Penal en los incisos 1 y 4, y define al femicidio como "un crimen hacia una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género". Incorpora como causales "placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión". Establece el femicidio como un tipo agravado de homicidio, se determiná así "agravantes por el vínculo" y se descarta el uso de atenuantes cuando el hombre tenga antecedentes por violencia.
Este es un paso fundamental que da respuestas a los incesantes pedidos que familiares de víctimas y organizaciones dedicadas a la temática de violencia de género reclaman desde hace muchos años.
La sociedad debería valorar el logro de que haya quedado claramente tipificado el femicidio en el Código Penal, entre los delitos contra la vida, junto a otros como el homicidio doloso, culposo y otros agravados. Además de la importancia de la incorporación de la pena de reclusión perpetua para aquel que mate a su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge o a la persona con quien mantiene o mantuvo una relación de pareja, haya estado o no casado legalmente, e incluso si no hubiera habido convivencia.
La Reforma aprobada contribuye a hacer “visible” una problemática que año tras año se cobra la vida de cientos de mujeres que mueren en nuestro país, víctimas de la violencia de género.
Esta es una muestra más de los avances que se están produciendo en la Argentina en materia de contar con una Legislación que tenga en cuenta la realidad y se haga cargo de los problemas y reclamos de la sociedad. Sin duda, nos coloca dentro de los países de vanguardia en el tratamiento de temas que otros países no se atreven a tocar y lo que es peor, que naturalizan o niegan como problemáticas.
Seguramente no alcanza con contar con esta reforma para que se acaben los homicidios y la violencia contra la mujer en nuestro territorio, pero sí es el marco legal para que la justicia actúe como corresponde cuando sucede un hecho de esta naturaleza.
Por lo tanto, es necesario abordar este flagelo desde todos los ámbitos de responsabilidad, generar espacios de debate y educación orientados a la prevención y a la protección de las mujeres víctimas de violencia. De esta manera, no se lamenta el incremento de la estadísticas de muertes, que en el año 2011 alcanzó el número de 282 mujeres.
Legisladora Roxana Fernández
Bloque FPV
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