EL POEMA


El camino y el árbol,
La acequia y el agua,
Los últimos pájaros
Volando en bandadas.
El viento y las hojas
Jugando encantadas
Y algunas estrellas
Hermosas y pálidas.



¡Y yo qué solito
Rumiando palabras!


Los niños que juegan
Tras de mi ventana
Y el camino largo
Corriendo distancias.
La noche que viene
Buscando mañanas
Serenas las horas
De dulces nostalgias.


¡Y yo qué solito
Rumiando palabras!


La mesa dispuesta:
El vino y la hogaza,
La fuente sabrosa
Y el agua en la jarra.
La ocasión invita
con sutil bonanza
Y una luz amena
Alumbra las almas.


¡Poema te dejo,
Seguimos mañana!




Jorge Castañeda
Valcheta

COMENTARIO DEL POEMA


En estos versos sencillos y totalmente cálidos, el autor realiza una enumeración de elementos simples del quehacer cotidiano (la mesa dispuesta, el vino y la hogaza, el agua en la jarra) unidos a elementos del paisaje que lo circundan (el árbol, el camino, las acequias, los pájaros, las estrellas) en contrapunto con la soledad del poeta que los observa y los incorpora a su alma la cual siempre aparece mencionada como “rumiadora de palabras”.
En este poema intimista y totalmente respetuoso de la vida cotidiana, nos presente, una vez más su visión simple y valorativa de la ida porque “siempre una luz amena, alumbra a las almas”.
En notable, por lo que destaco, de que modo, esa referencia por las cosas sencillas le otorgan comunicabilidad a su poesía, que nunca recurre a juegos artificiosos, superfluos o vanos, lo cual ya es de por sí, algo encomiable.


Profesora
Cristina Montero
Rosario – Santa Fe