“Inacayal, el cacique que está volviendo”

La brava resistencia del cacique Inacayal a la Campaña del Desierto terminó el día en que fue apresado en 1883, y encerrado junto a su familia en el Museo de Ciencias Naturales platense. Allí murieron. Hoy, un grupo de antropólogos pelea por la restitución total de sus restos. En esta nota, se publican por primera vez enteras, sin recortes, algunas imágenes de aquel cautiverio.

Apenas 955 almas habitan el pequeño pueblo de Tecka, en la provincia de Chubut. Es muy probable que ahora haya más soledad y menos gente que en los tiempos del cacique Modesto Inacayal, cuando los territorios de pampa y Patagonia estaban poblados por unos 20 mil habitantes originarios que fueron barridos como si nunca hubieran existido, por lo que se dio en llamar la “Conquista del desierto”. Hoy, un grupo de antropólogos pelea por la restitución total de los restos del cacique Inacayal.
Hasta Tecka llegaban los viajantes, exploradores, políticos, científicos y militares, a veces a parlamentar, otras a recabar información. Pero en 1877 la guerra había comenzado. Apenas un año después, los caciques Pincén, Catriel, Epumer, Cañumil, Nahuel Payun y Painé ya estaban en poder del ejército. Le seguirían las rendiciones de Namuncurá y Baigorrita, y quedaría para el final, la brava resistencia de Sayhueque, Foyel e Inacayal, quienes soportaron casi cinco años la fulminante ofensiva del plan de Roca, lanzado en 1879.
La urna de madera
¿Qué queda de Inacayal en Tecka? Su recuerdo, presente en la oralidad de los ancianos, hijos de los últimos paridos en los tiempos de la derrota, pero también un montículo de piedras en forma de chenque, como hacían los antiguos, que cubre parte de los restos mortales del cacique, restituidos en 1994.
Sin embargo, falta algo. Fueron los mismos ancianos quienes, escépticos, se preguntaban frente a la pequeña urna de madera al momento de las honras fúnebres: “¿Será realmente Inacayal? Es que la cajita está cerrada y no lo hemos visto”. Cuando en 2006, el Colectivo GUIAS (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) accedió a los sótanos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata para investigar el origen de los restos humanos que se exponían en las vitrinas, se confirmó parte del presagio: la restitución de Inacayal, en 1994, había sido incompleta. El museo se había guardado el cerebro, el cuero cabelludo y la oreja del líder mapuche-tehuelche. Entonces GUIAS empezó a desempolvar el horror, y nuevamente se oyó en Tecka el clamor por justicia.


Fuente: Rumbosdigital








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