Sierra Pailemán fue testigo de la suelta de cóndores más grande del país

(Fotografía Marcos Aramburu)

La tierra mística de Sierra Pailemán, en la Región Sur de Río Negro, fue escenario de la liberación de cóndores andinos más grande que se haya realizado en Argentina. Siete ejemplares juveniles retornaron a su hábitat natural, en el marco del desafío de conservación “El retorno del Cóndor al Mar”.

Los cálidos paisajes de la estepa árida patagónica permitieron celebrar este viernes la ceremonia de liberación número 17 que organizó la Fundación Biandina Argentina y el Programa de Conservación del Cóndor Andino (PCCA) y que este año puso a Río Negro ante los ojos del mundo, al ser la suelta más numerosa con siete ejemplares que fueron previamente criados en cautiverio.


La liberación es el fruto de un valioso trabajo en red, entre varias instituciones nacionales e internacionales, entre ellas el Ecoparque de Buenos Aires, el centro de rescate SOS Acción Salvaje de Mendoza, la Fundación Temaikén de Escobar, Aerolíneas Argentinas, la Fundación Patagonia Natural, entre otros, junto a los Ministerios y las Secretarías de Ambiente de todo el país.

Luego de dos años de organización, los avatares de la pandemia no impidieron que el espectáculo se pudiera realizar en la provincia, pero esta vez a puertas cerradas, solo con unos pocos como espectadores de primera fila.

(Fotografía Marcos Aramburu)

“Lamentablemente este año no fue abierta al público, simplemente se reunió la gente que cría los pájaros, que los rescata, que los rehabilita y algunos representantes de los pueblos originarios, para tener las dos alas del Cóndor: lo que hace a la ciencia, y todo lo que hace a la cosmovisión”, explicó Luis Jacome, director del proyecto.

Sin embargo, las que si se abrieron fueron las puertas del refugio, en la cima de la sierra, donde pasado el mediodía, los siete cóndores, considerados las aves voladoras más grandes del planeta, se asomaron tímidamente para reconocer el camino que los llevará a planear y les enseñará a volar. 

Hasta el momento ya se liberaron 64 ejemplares en la Costa Atlántica y casi 200 ejemplares en Sudamérica con el único fin de reintroducir la especie a su antigua área de distribución.

(Fotografía Marcos Aramburu)

Un mensaje de la tierra al cielo

Previo a la liberación y en un día donde mágicamente el viento se detuvo, un grupo pequeño de niñas y niños subieron a la cumbre junto a sus guías para realizar la tradicional suelta de plumas, una actividad que invita a transmitir el respeto por la naturaleza a las próximas generaciones.

Luego, el silencio de la Meseta de Somuncura fue interrumpido por el sonido de los “Ñolkiñ” y del “Kultrung”, dando lugar al ritual ancestral de los pueblos originarios, quienes levantaron la memoria de quienes somos y de cómo vivir respetando esta tierra, como nuestra verdadera madre.

Fue en ese instante cuando los siete protagonistas dieron sus primeros pasos a la libertad, y mostraron su enorme plumaje, entre ellos seis hembras y un macho.

e trata de “Piuke Wenu”, una condorita que estuvo en rehabilitación a causa de la ingesta de plomo en Bariloche, “Tahiel”, nacida de los cóndores de cautiverio de Temaikén, “Mawun” y “Lihuen” que llegaron desde Olavarría, “Pachamama”, una condorita que vino desde Francia, “Kume” y finalmente “Kurruf” el único macho, que fue rehabilitado en Salta.

Todos llevan nombre en lengua mapuche, justamente como un tributo a esas culturas que miles de años han honrado a cada animal y cada planta como un hermano.

Cabe destacar que el Cóndor es el ave considerada sagrada y como un símbolo para las comunidades originarias, un mensajero espiritual que por su vuelo conectaba la tierra con el cielo.


(Fotografía Marcos Aramburu)


Acompañamiento Provincial y Nacional

Como todos los años, el Gobierno provincial acompañó la iniciativa en la organización del evento, con un fuerte respaldo y compromiso de técnicos y guardafaunas que asistieron permanentemente al proyecto.

Según detalló Jacome, desde que se inició el proyecto en el año 2003 y se estableció Sierra Pailemán como la plataforma y único punto del país donde se liberan cóndores sin experiencia de vuelo, el apoyo de la Provincia fue permanente, desde la logística, con ambulancias, policía y baños químicos, hasta los guardas ambientales, que son quienes trabajan en los equipos de monitoreo.

La secretaria de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro, Dina Migani, destacó el desempeño de las y los guardafaunas rionegrinos y dijo que “esto contribuye a conservar la biodiversidad, ya que esta ave, una de las más grandes, es un carroñero que ayuda a cuidar el ambiente y de alguna manera se vuelve a recuperar, a través del proyecto Cóndor”.

En tanto, el subsecretario de Biodiversidad y Cambio Climático, Federico Hollman, solicitó a la comunidad un mayor compromiso en la toma de conciencia sobre el uso de cebos tóxicos, algo muy utilizado y cuyas malas prácticas llevan a la muerte de distintas especies en la provincia.

Por otra parte, participaron también autoridades nacionales, quienes brindaron apoyo en el marco de la estrategia nacional para mejorar la detección y el tratamiento de los casos de envenenamiento, un flagelo que está afectando no solamente al cóndor, sino a 61 especies con más 22.000 animales muertos.

Biotecnología
A partir del año 1997 se puso en práctica la técnica del seguimiento al Cóndor Andino, a través de monitoreo satelital por medio de chips y transmisores de energía solar, permitiendo analizar y evaluar los desplazamientos que realizan por roda la región desde las costas de Chubut y Río Negro hasta la cordillera.

De esta manera, se puede realizar la observación y registro de toda la zona de los nacimientos, su comportamiento, maduración, armado de parejas, y lugares de anidamiento.

Tras la liberación, continúa el seguimiento por parte de profesionales y guardafaunas provinciales durante cuatro meses, hasta que aprendan a volar y un año para que ya sean libres completamente.


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