Bariloche: se quebró el femicida de Circuito Chico y reconoció haber asesinado a Eduarda


“No aguanto más, quiero hablar”, interrumpió Fernando Alves Ferreira a sus abogados luego de haber escuchado durante una hora los detalles que aportaron los fiscales sobre el asesinato de Eduarda Santos de Almeida, la joven brasileña hallada muerta en Circuito Chico.

A pesar del intento de sus defensores, quienes en dos ocasiones se acercaron al joven para convencerlo de lo contrario, Ferreira rompió el silencio habitual en estos casos para reconocer que el relato de los fiscales tenía “un poco de razón” pero pidió que se investigue un poco más acerca de los motivos que lo llevaron a ejecutar a la mujer cuyo vientre alquiló para tener a sus hijos.

Ferreira se refirió a la cuestión de los horarios ya que se mencionó una contradicción entre lo registrado por las cámaras de seguridad y sus dichos, confió que el arma utilizada ya estaba en la casa que alquilaban pero que nunca había manipulada una, ni siquiera en su país. “Si tuviera que ocultar algo lo hubiera hecho porque tuve tiempo”, agregó para demostrar que su accionar no fue del todo planificado.


Tras esos dichos el acusado se detuvo y dejó que el abogado Pablo Calello continuara con lo que habían acordado. El profesional aseguró que había “muchas cosas a dilucidar” e incluso mencionó que no se opondría a la formulación de cargos por femicidio y homicidio cometido con alevosía.

Sin embargo, una nueva interrupción de Ferreira terminó por desarticular a los presentes. Es que en ese instante, sollozando, el joven dijo ante el micrófono: “no quiero defensa, me gustaría declarar solo”. Su abogado insistió en volver a conversar solos pero la respuesta fue tajante: “no quiero”.

“Me gustaría que los señores hicieran la investigación completa en los dos teléfonos a efectos de que a Eduarda Santos yo la tenía como sumisa”, explicó con algunas complicaciones con el idioma y puso a disposición las grabaciones de audio en su celular.

El único momento en el que se lo escuchó realmente aliviado fue cuando reveló que su cuñada había llegado a Bariloche y que tenía a sus hijos con ella. “Es lo más importante para mí”, afirmó en pleno momento de crisis llegando a pedir apoyo psicológico. “Me declaro culpable por la muerte de Eduarda Santos de Almeida”, sentenció.

A partir de entonces su manera de contar las cosas cambió. Dejó de lado la desesperación y completó los indicios que tenían los fiscales acerca de lo que pudo haber ocurrido el pasado 16 de febrero. Ante sus abogados, quienes no podían salir de su asombro, volvió a declararse responsable de la muerte de la joven pero dijo que no fue algo planeado, sino una respuesta frente a una situación en la que su vida corría peligro: “perdón pero mi vida vale más”, confió sobre la decisión que tomó aquella madrugada.


Luego volvió a hablar de sus hijos y aportó datos reveladores sobre el caso. Imploró que los niños no vuelvan a Río de Janeiro por el riesgo que corren: “la justicia entiende que en Brasil tenemos narcos y ese tipo de cosas, y estarían en peligro”.

La historia de Eduarda y Fernando comenzó a tomar forma con la continuidad de su narración. Por tercera vez se declaró responsable de la muerte, agregó que nunca había tenido armas de fuego en su poder pero que sabían que la dueña de la casa que alquilaban en la zona de Llao Llao guardaba algunas en el garage.

Dijo que ambos se encontraron con una caja de madera que en su interior tenía las armas y una caja llena de municiones. Aseguró que Eduarda conocía de armas y que hace pocos días, al llegar a su casa, notó que la caja ya no estaba completa. “A partir de ese momento estuve muy atento y planeé protegerme”, aseguró.

Ferreira buscó romper con parte del relato de los fiscales y garantizó que Eduarda no era una persona sumisa sino que, por el contrario, ejercía violencia constante contra él, más aún luego de que quedara viudo hace siete meses. “La pelea siempre fueron mis hijos”, reveló acerca del acuerdo al que se había llegado con la mujer.

A pesar de que la investigación determinó que Ferreira tenía planeado dejar el país el próximo 20 de febrero, el joven dijo que volver a Brasil “ya no era una opción” y se mostró aliviado de que sus hijos se queden en Bariloche porque “están protegidos”. También aportó que la familia de su fallecida pareja tiene plena convivencia con los menores de edad.

“Si la justicia argentina manda a mis hijos a Brasil los mandan a la muerte”, le explicó al juez de Garantías Sergio Pichetto y acusó que Eduarda “estaba involucrada en eso” aunque sin aportar más detalles sobre su pasado.

Más tranquilo, el femicida reconoció que pasó dos noches en un lugar horrible, dijo que durmió en una piedra fría pero que sintió “muy confortable”, y le dijo a Pichetto que se arrepentía de haber asesinado a Eduarda. También aseguró que recuerda poco de los minutos posteriores al asesinato, como para saber dónde dejó el arma, y que solo tiene presente la llegada a su casa.

“No sé si me van a dar cadena perpetua, pero ya no me importa”, agregó antes de dirigirse al Penal  3, donde aguardará que la investigación continúe para luego ir a juicio.


Fuente: Bariloche2000 

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