Día Internacional del Artesano y la Artesana

 

 

Se celebra cada 19 de marzo, fecha en la que la tradición católica sitúa el nacimiento de José, padre de Jesús, quien era carpintero. En esta nota dos personas dedicadas al trabajo artesanal nos cuentan sobre sus respectivos oficios y el lugar que ocupan en sus vidas.

El 19 de marzo se conmemora el Día Internacional del Artesano, fecha fijada por la tradición católica para conmemorar el día de San José en recuerdo del padre de Jesús, cuyo oficio era el de carpintero. Por este motivo es el día en que se celebra a los artesanos y artesanas en todo el mundo.

Desde el Ministerio de Cultura, el Mercado de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas(MATRIA) impulsa diversas acciones que tienen como fin la promoción del trabajo y la producción artesanal. Estas políticas públicas alcanzan a un universo más amplio que el de las artesanías tradicionales. Los reconocimientos a la calidad del producto artesanal incluyen a la innovación como parte de esa caracterización, son un ejemplo de ello. Por otra parte reconoce al artesano/a como trabajador/a de la cultura, agente cultural y productor/a de elementos de significación cultural; promueve el desarrollo y la comercialización de las artesanías argentinas en el territorio nacional; y la salvaguarda de las técnicas y procedimientos de la artesanía tradicional. También promociona y reconoce la artesanía tradicional, la artesanía innovadora, el arte indígena y el arte popular; y fomenta la perspectiva de la calidad artesanal y el rol de la actividad artesanal en la economía de la cultura.

Para conmemorar el Día Internacional del Artesano dos creadores reflexionan sobre el oficio, sus inicios y aspiraciones.

Luján Signoris (artesana y emprendedora, Chaco)
-¿Cuándo descubrió la vocación por el oficio?

Me cuesta definir un oficio. Soy diseñadora y me gusta pensar en posibilidades. Trabajar con textil, lo vi como un material súper versátil para diferentes cosas y objetos. Desde un cuaderno, una prenda hasta un sillón. La serigrafía la vi como una técnica también amplia y que podía manejar mejor las posibilidades que son infinitas siempre. Y como siempre ir desde lo particular a lo general; llegué al tejido como otro lenguaje. Conocer a las artesanas de Fortín Lavalle (Chaco) me cambió el chip e hizo romper mis propias estructuras de producción. Son técnicas artesanales, a partir de desarrollar mi emprendimiento me fui formando y enamorando del hacer.


-¿Cómo fueron sus inicios?

Mi inicio que recuerdo fue cuando emprendí “El Ático de Lu”, pero al seguir indagando sobre la materialidad, la artesanía, qué es trabajar con el material de nuestro entorno, empecé a reconocer en mi familia un montón de acciones que hoy realizo, como es trabajar con textiles ya fuera de circulación, o con textiles producidos acá en nuestra región.

En el año 2006 empecé el proyecto “El Ático de Lu”, con una amiga también diseñadora gráfica, Paola Lluy. Nos instalamos en la Bienal de Esculturas y realmente fue un viaje de ida. El arte más la artesanía más la vida cotidiana forman una combinación perfecta del instante de felicidad, para mí por lo menos, es una caricia, un abrazo.

-¿Qué es ser artesano/a?

Artesano es el que hace con materiales de su entorno; nuestro desafío mayor es cuidar el ambiente generando productos objetos que abracen.



Víctor Szejer (artesano, Feria de Artesanos de Plaza Francia, CABA)
-¿Cómo fueron sus inicios?

Los inicios fueron esperanzados y bastante difíciles, era aprender lo más básico y con el resultado salir a vender para poder vivir y comprar materiales y herramientas. Eran tiempos de aprender, sin grandes responsabilidades más que mi propia subsistencia. Tenía que aprender técnicas de mis pares y ese intercambio costaba bastante, uno iba dando tumbos hasta que alguien te mostraba o contaba sobre una herramienta o como usarla, en esos años no había tutoriales ni redes y ser artesano era más el nombre de una forma de ver el mundo y vivirlo que un oficio con prácticas sistematizados.

La dictadura había dejado solo una feria abierta que no alcanzaba para absorber el trabajo de todos los artesanos así que gran parte de la actividad estaba centrada en una calle en conflicto permanente con otros actores y a veces con los mismos pares, en esos años se inaugura el hoy llamado sistema de ferias artesanales de la ciudad y con el empiezan las ferias a ser el espacio colectivo de trabajo aprendizaje y comunicación, la expresión física de la comunidad artesanal urbana, en ese tiempo a fines de los 80 entre a mí primer feria como permisionario.

Ahí fui a fuerza de necesitar mejorar y de a poco el trabajo para vivir se fue convirtiendo en el eje de mi vida, el puesto en la feria y mis trabajos como artesano se convirtieron en un modo de interactuar con el mundo, me exponían y me protegían a la vez de ese mundo formal y estructurado del que no estaba seguro de querer participar.

El día que empecé a mantener a mi familia como artesano fue creo el momento en que sentí que mi oficio como artesano se había convertido en parte de mí.


-¿Qué es ser artesano/a?

Ser artesano es un desafío en varios planos, el de la creatividad, el de la comunicación y el económico, tenés que conjugar el oficio, la mecánica de las herramientas, tu biología en términos de fuerza y habilidad motriz junto con cierto sentido de la belleza y de la oportunidad para entender que tipo de objeto vas a crear y reproducir, y a eso se le suma el cálculo correcto de costos más la posibilidad que debe ser real de comercializarlo, ya que en la venta es donde reside el impulso que permite la reproducción de la pieza y la continuidad del oficio. En mí caso soy un artesano urbano, mi origen , mi impulso inicial fue un acto contracultural, un intento pequeño por individual de contrarrestar la fuerzas alienantes de la sociedad en que vivimos, en mi oficio es una obligación lograr cierta belleza para poder impactar al que lo mira y tentarlo a que lo haga propio, es eso más la habilidad técnica mínima para que lo producido cumpla con su utilidad, y es lograr eso en miles de objetos anónimos a diferencia de aquellos creados por los artistas que suelen ser pocos y muy relevantes, condición que los hace menos accesibles al común de la gente, cosa que con la artesanía no pasa, los artesanos vivimos entre el resto de la gente como personas y en nuestros objetos.

Por lo demás a los artesanos nos cuesta mucho lo colectivo, tal vez hay demasiada soledad en el taller y en la responsabilidad por lo que se produce. Conste que estoy hablando del artesano urbano, un conjunto de hacedores que somos las primeras generaciones de esta actividad que sino logramos visibilidad colectiva ni mejoramos nuestra comunicación intracomunitaria tal vez fracasemos en crear una tradición de oficio como la que sostiene y tienen los artesanos tradicionales.


La especialidad de Szejer es la elaboración de mates artesanales.

-¿Cuál es su mayor desafío o anhelo con el oficio?

Mi anhelo o mi expectativa es refinar estéticamente lo que hago, aprovechar más el conocimiento que tengo en áreas más artísticas para integrarlo al trabajo y profundizar y aprender técnicas a las que antes no sabía cómo acceder ni podía dedicarme a ellas por la urgencia de vender en el día a día. Esto en lo individual, en lo colectivo creo que urge madurar como comunidad y asumir la responsabilidad que tenemos los artesanos en el campo cultural.

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