Tucura sapo, un ejército que avanza y aniquila todo el pasto para los animales de los crianceros de Cushamen




Con su apariencia de “seres extraterrestres” diminutos, las manchas de los insectos invaden los campos de cada paraje y ponen en jaque nuevamente a los campesinos, quienes no tienen respuesta frente al fenómeno natural y ven peligrar su producción anual de ovejas y chivos.


Desde hace una semana, la llegada de la tucura sapo se ha incrementado en sectores puntuales del enorme ejido de Cushamen, principalmente en El Tropezón, Ranquil Huao y Colonia Cushamen, donde los pobladores se multiplican para fumigar los alrededores de sus viviendas para evitar que ingresen las mangas de langostas. “Antes de acostarme, tengo que revisar las pilchas porque más de una vez me he encontrado con un bicho de estos en la cama”, reveló Virginio Jones.

Con todo, la principal preocupación es que “a su paso, consume todo el pasto y ya estamos viendo que para enero no va a quedar nada. Seguramente la hacienda se va a enflaquecer y tampoco tenemos recursos para comprar fardos. Es fundamental que el gobierno nos ayude”, se anticipa Ernesto Nahuelquir mirando a la distancia a su “punta” de chivas que comienza a trepar una loma apenas sale el sol.



Una legua más adelante, Damiana Tranamil confiesa con lágrimas en sus ojos que “más de una vez pensé en abandonar todo y mudarme al pueblo, pero estoy muy arraigada al lugar y no queda otra que seguir luchando”.

Recordó que “alrededor del 20 de agosto se produjo una explosión con el nacimiento de la tucura en El Tropezón y enseguida nos pusimos a trabajar en conjunto con la comuna rural, Corfo, Senasa y Producción, que nos dan una mano con los remedios para fumigar. Previamente, se hicieron capacitaciones para combatir esta plaga. Hay dos vecinos preparados para ese trabajo y a través de la propia comunidad armamos grupos para salir al campo”.

Otra complicación es que “los bichos han invadido todas las fuentes de agua y los pozos. Los animales todavía pueden beber de los arroyos y lagunas, pero la gente tiene que ir a buscarla en bidones hasta el pueblo”.



“Hay campos donde se han hecho hasta dos y tres pasadas fumigando, igual hay sectores que es impresionante ver cómo están invadidos por esta plaga”, reveló. De todas maneras, la mujer señaló que “gracias a que tiramos ese veneno, esta vez no las tenemos tan cerca de la casa”, aún cuando se nota su presencia a 30 metros y también está afectado el único pozo de agua del establecimiento.

Desesperante

Por su parte, el presidente de la comuna rural de Cushamen, Ricardo Millahuala, calificó la situación como “muy complicada y desesperante''. La tucura está presente en muchos de los 17 parajes de nuestro ejido. Hay cuadrillas que la están combatiendo con fumigaciones y sebos, pero nada alcanza. Hay lugares todavía complicados por las inundaciones, pero igual salen y están haciendo todo lo posible para ayudar”, indicó.



De igual manera, “hay pobladores a los que estamos llevando agua potable, aunque ahora tenemos dos camionetas rotas. Solo nos queda andando un camión al que también hay que hacerle motor, estoy gestionando ante Vialidad la posibilidad de que nos preste algún otro vehículo para poder seguir asistiendo a la gente”, adelantó.




Tras indicar que “un poblador de Fitamiche (del lado rionegrino, a unos 50 km al norte) dijo ayer que la plaga había pasado”, el jefe comunal resaltó “la necesidad de asistir con fardos de pasto suficientes a unos 400 productores afectados. La vez anterior solo llegaron 150 fardos, que se repartieron entre 30 crianceros. Tuve que sacar plata de la comuna para ayudar a algunos más”. En el Ministerio de Producción “saben perfectamente esta situación, sus funcionarios han recorrido la zona y conocen la realidad. Ahora esperamos que se tomen las medidas necesarias en tiempo y forma, porque esto se va a complicar en el verano”, afirmó.


Aun cuando no hay una comprobación técnica concreta, varios de los minifundistas valoraron su experiencia de “bañar la hacienda a mediados de enero, porque ese mismo remedio los animales lo dejan luego en los montes y pareciera que baja la población de tucura”.



Esperanzas

Según precisó Ernesto Nahuelquir, “después de un invierno muy nevador, vino buen pasto y la parición de corderos y chivitos fue alentadora, pero ahora con la tucura vamos perdiendo la esperanza de poder vender a buen precio la producción del año”, que incluye también la lana y el pelo.


Otros pobladores confirmaron que “este año tampoco pudimos hacer quinta. Estaban saliendo las habas y las arvejas, pero llegó el bicho y mató todo, las plantas quedan secas, hasta las papas. Además, se suben a los sauces y los álamos para comerse las hojas, no dejan nada a su paso”.

Cabe destacar que un brote similar de tucura sapo en la región no se producía desde 2019. Según los organismos técnicos, “van avanzando y se van reproduciendo, por cada huevo que ponen nacen unas 200 crías y ponen por miles”. Con todo, hay que recordar que es una especie endémica con presencia en las provincias del Chubut, Río Negro y Santa Cruz.


Valeria Fernández Arhex, especialista del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias Bariloche (IFAB) –unidad integrada entre el INTA y el Conicet–, señaló que “la tucura sapo es un insecto nativo, que juega un rol importante dentro del ecosistema y que no hay que eliminarla, sino saber manejarla”.


Si bien es una especie herbívora que se destaca por su voracidad y capacidad de comer todo el material verde que encuentre a su paso –desde los tiernos pastos de los mallines hasta los más duros de la estepa–, la tucura sapo no representa un peligro directo para las personas. Sin embargo, frente a la falta de alimento, puede alimentarse de individuos muertos de la misma especie.

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