Técnicos del Departamento Provincial de Aguas se reunieron en El Bolsón para evaluar el impacto del deshielo y planificar medidas que aseguren el suministro hídrico futuro.
El Departamento Provincial de Aguas (DPA) llevó a cabo una reunión clave en El Bolsón con referentes regionales para abordar la crítica situación de los glaciares que alimentan las principales cuencas de agua en la zona. El retroceso sostenido de los glaciares Hielo Azul y los ubicados en el cerro Perito Moreno encendió las alarmas, y se analizan estrategias a corto, mediano y largo plazo para garantizar el recurso hídrico.
Martín Nini, titular de Hidrometeorología del DPA, advirtió que estos glaciares cumplen una función vital para la provisión de agua en sectores como Mallín Ahogado, especialmente en verano, cuando sostienen el caudal base del arroyo Pedregoso, esencial para el riego y el consumo humano.
Los datos son contundentes: el glaciar Hielo Azul perdió más de 110.000 m² en la última década, y los del cerro Perito Moreno muestran un retroceso aún más acelerado. Solo entre 2020 y 2024, el glaciar sur disminuyó de 82.960 m² a 53.465 m², mientras que el norte cayó de 47.611 m² a 35.350 m².
“Hay una clara descompensación en el balance climático: está saliendo más agua de la que entra. Lluvias en baja, temperaturas en alza y una variabilidad creciente en el clima están impactando de forma directa”, explicó Nini. Los registros del Servicio Meteorológico Nacional confirman esta tendencia, con marcas históricas de calor entre 2021 y 2024 en El Bolsón, lo que acelera el deshielo sin que haya precipitaciones suficientes para la regeneración.
El fenómeno, lejos de ser local, se enmarca en una problemática global. En ese sentido, la ONU declaró al 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares, reconociendo la urgencia de actuar frente a su desaparición.
En la región andina, la pérdida de glaciares implica una transformación radical del ecosistema y del acceso al agua. “Cuando el glaciar deje de aportar agua, la disponibilidad en verano caerá en picada. Hay que anticiparse y empezar a proyectar nuevas fuentes de abastecimiento”, insistió el especialista.
El DPA, junto con otras instituciones científicas como el Ianigla-Conicet, trabaja desde hace más de una década en el monitoreo constante de estos cuerpos de hielo, que hoy muestran signos claros de fragmentación. Incluso, uno de los glaciares del cerro Perito Moreno se dividió en dos entre 2021 y 2022.
Frente a este panorama, la planificación hídrica se vuelve una prioridad para las comunidades afectadas. El desafío es grande: adaptar el uso del agua y pensar estrategias sostenibles antes de que la naturaleza imponga sus límites definitivos.
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