“A pesar de lo declarado por Chávez, quien se justifica en lo malo, nosotros creemos, que la buena gente es mayoría y en especial la encontramos en estos parajes tan distantes de nuestros hogares, por eso les enviamos a todos esta carta, que no puede expresar lo mucho que sentimos, por lo que recibimos y percibimos”, dijo ayer Enrique Schott, el papá de uno de los chicos muertos en el accidente del 25 de enero de 2011. Al finalizar el martes el proceso judicial contra Francisco Chávez (25), quien manejaba el Fiat Spazio blanco que atropelló a cuatro jóvenes porteños en el acceso norte a El Bolsón (mató a tres de ellos), tanto la fiscalía y la querella pidieron a los jueces “la máxima pena por el homicidio culposo”. Ambas partes adujeron durante los alegatos que “la alcoholización voluntaria que presentaba al momento de atropellar y matar a un grupo de adolescentes con su vehículo no puede ser tomada como atenuante”. A su criterio, “solo existen agravantes para considerar y le corresponde como pena el máximo previsto por la ley para el delito de homicidio culposo”, que suma 5 años de prisión efectiva y el doble de tiempo de inhabilitación para conducir. El abogado que defiende al imputado, entre otras objeciones a la acusación, alegó “la culpa concurrente de las víctimas”, sostuvo que las actas de infracción y los controles en El Bolsón carecen de poder convictivo y argumentó que “en la idiosincrasia de la Comarca Andina se descultiva la cultura de la responsabilidad”. El hecho se precipitó a las 23,50 del 25 de enero de 2011, cuando Chávez embistió a las víctimas “mientras conducía a gran velocidad un Fiat Spazio en mal estado de conservación, y con un grado de ebriedad que superaba en cuatro veces al máximo permitido por la reglamentación”. Al llegar al kilómetro 1918 de la ruta nacional 40 “el auto invadió la mano contraria y embistió a Max Yeuhen Tretyakov (18), Juan Enrique Schott (17), Facundo Nehuen Marino (17) y Jorge Arce (18), quienes circulaban a pie por la banquina este, en igual sentido de circulación. Tretyakov murió en el acto tras ser arrollado. Schott sufrió lesiones gravísimas y murió en el Hospital Zonal de Bariloche algunos días más tarde y Marino también falleció dos días después del accidente. Arce sufrió múltiples excoriaciones y fracturas, pero salvó su vida”. Cargos probados Durante el juicio, el abogado Sebastián Arrondo consideró” probados los cargos de la acusación” y la intención de Chávez de alejarse del lugar y abandonar a las víctimas. Si bien valoró la confesión del imputado, Arrondo consideró que “su alcoholización no puede constituir un eximente de responsabilidad, y tampoco la informalidad, y destacó que su conducta estaba relacionada con la indiferencia y el ‘desprecio’ por las normas”, según informó ayer el diario Río Negro. El letrado puntualizó “seis agravantes en ese aspecto y insistió en que el delito debería calificarse de otra manera, en alusión al encuadramiento como homicidio simple, que procuró durante la instrucción y solicitará ante el Superior Tribunal de Justicia”. Por su parte, el fiscal Burgos abundó en calificativos disvaliosos al analizar la conducta de Chávez, y consideró inverosímil la alegada “falta de tiempo y dinero” para tramitar la licencia de conducir y contratar un seguro contra terceros. Además, criticó la actitud desaprensiva del conductor y el desprecio hacia los demás. También hizo notar que en el momento del accidente viajaba con los dos hijos menores de su pareja, y también pidió que le impongan 5 años de prisión efectiva y 10 de inhabilitación. Una sombra A su turno, el defensor Hugo Cancino, en favor de Chávez, le atribuyó a la sombra que proyectaban los que caminaban por la derecha de la ruta la maniobra que lo hizo cruzarse de carril y perder el dominio del rodado. Aceptó la culpa de su defendido, pero consideró excesiva la pena propuesta y recordó que la pena para el homicidio culposo parte de los 6 meses y que la ley prevé la circunstancia agravante y el mínimo de 2 años de pena para la conducción imprudente de automotores y la pluralidad de víctimas. Al concluir el debate, Chávez leyó una carta donde expresó su remordimiento, sentimiento de culpa y necesidad de obtener el perdón.
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