En la mañana del miércoles se realizo en
la escuadrón 35 de Gendarmería nacional El Bolsón el acto en memoria delos caído
de la fuerza en el uso de la palabra el segundo jefe Comandante Daniel
Larraburu recordó a sus cámaras y especialmente a uno de sus compañeros
fallecido hace unos días en el accidente que costo la vida de 9 gendarmes, “Este
punto no tiene el menor sentido de impotencia profesional que se puedan imaginar, ni sospechen que nos quejamos del
servicio o del peligro, sino que duele, como a todos, las perdidas de nuestros
camaradas”, sostuvo Larraburu.
Este es un día muy especial para nosotros, en la que recordamos a nuestros fallecidos en actos del servicio,
sentimos que no solamente nos acompañan en las fiestas, agasajos, reuniones
alegres y las que se rodean de beneplácito y algarabía o actividades
protocolares normales, sino también en
los momentos duros y amargos en que podamos recordar, como lo es hoy, a
nuestros ausentes. Por eso muchas gracias, doblemente.
Es especial ver caras y presencias de
integrantes de un grupo social que se llama comarca andina junto a nosotros.
Los gendarmes que desde 1942 han venido a esta zona a colaborar en lo que se
pudo y obligaba esa época, para afianzar la estabilidad política, geográfica, estratégica,
de orden jurídico y social. Muchos de los que llegaron generalmente, desde
otras latitudes, otros climas, costumbres, y experiencias, que se hicieron uno
mas de la comarca, ya no nos acompañan físicamente, entregando lo máximo que
una persona puede dar a otros para reafirmar la frase del servicio: …la vida.
Muchas fueron, las circunstancias en las
que nuestros queridos gendarmes, sin distinción de jerarquía, que hoy
recordamos y rememoramos, han ofrecido sus vidas, no solamente aquí en, los
alrededores del paralelo 42, sino en los
mas de 9.000 kmts de frontera de la patria y mas allá de ella como acciones de
naciones unidas en diversos países del mundo. Murieron de distintas maneras y
en distintas fechas, pero lo importante que rescatamos en estas perdidas es que
todas fueron con un objetivo coincidente, el servicio. Ese servicio que nosotros lo aprendemos e
incorporamos a nuestra forma de vida, como el poder sentir que servimos para
algo, para nuestros pares como seres humanos, para nuestra sociedad, para los
amigos, vecinos, para los conocidos y desconocidos. Ese servicio que no se
entiende como servilismo, sino como capacidad de poder hacer cosas de bien que
sirvan para el resto.
Cada unidad de gendarmería, hoy, en la
argentina y en muchos países donde están los gendarmes, están recordando como
nosotros, a sus muertos, obviamente que
con la congoja que caracteriza esta ocasión y con las lagrimas cayendo por
dentro de nosotros mismos, pero también con orgullo, templanza, hidalguía, y
con gratitud hacia ellos, por mejorar en el pasado, un poco mas nuestro presente institucional y
social. Que seriamos de nosotros hoy, si
los de ayer no hubiesen hecho lo que hicieron y se les fuera la vida en esas empresas, claro ejemplo y mensaje
para los gendarmes del hoy, en los que me incluyo, que debemos dejar para los
del mañana.
A los padres y madres, esposas, esposos,
hermanos, amigos de los camaradas que hoy recordamos, nuestro máximo respeto,
admiración y condolencias infinitas.
Queda únicamente la resignación de saber o imaginar que nuestros ”verdes”
seguro continúan patrullando otras fronteras, seguro que se levantan en un escuadrón
celestial y luego de matear temprano en ronda de camaradas, se calzan la
garibaldina, el correaje de cuero, aprietan cinchas del montado y salen a acompañar,
velar y proteger a los gendarmes que hoy trabajan en el mismo espacio pero con
otras actividades mas cómodas. Gracias gendarmes de ayer por guiar y cuidar a
nuestros gendarmes de hoy.
Hace solamente una semana y media nos
sacudimos con la noticia del lamentable accidente ocurrido en la ruta 3, en la pcia de Chubut, donde
engrosaron la lista de fallecidos en la fuerza, 9 gendarmes del destacamento móvil
2 de rosario, santa fe, gendarmes que regresaban de una actividad a la que se llama operativo,
si culmina todo bien, sin embargo se lo denomino “acto del servicio” por el
resultado luctuoso y los posteriores tramites administrativos y de protocolo
que conlleva esa circunstancia.
Este punto no tiene el menor sentido de
impotencia profesional que se puedan
imaginar, ni sospechen que nos quejamos del servicio o del peligro, sino
que duele, como a todos, las perdidas de nuestros camaradas en situaciones tan
vanas, amen de ello por estar entre los fallecidos un camarada y amigo de quien
les habla, con quien trabajamos juntos en destacamentos móviles.
No obstante si hubiese sido cualquiera de
nosotros, sin importar apellidos o caras, provincias de nacimiento, hombre o
mujer, general o gendarme, nos habríamos consternado de igual forma por el
espacio vacío que queda en la formación de primera obligación de la mañana en
cada cuartel, cuando se pasa lista de revista.
Y esa es la camaradería del gendarme, y
ese es el sentimiento del gendarme, y ese es el espíritu de sacrificio y
servicio del gendarme. Por eso “gendarmes fallecidos en actos del servicio”
gracias, muchas gracias por sus acciones, somos nosotros y nuestra sociedad
quienes les debemos muchísimo, descansen en paz, se lo merecen.
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