Carta de Lectores Para reflexionar


Ciertamente, es más fácil destruir una obra buena, que construirla.
Para construir una buena obra hace falta capacidad, decisión, libertad de espíritu y un pincel; para destruirla algún tipo de resentimiento y un martillo.
El resentimiento proviene de considerar malo aquello que nos es negado. Por ejemplo, que no se nos dé tener la razón, que no sean las cosas como deseo, que no sea yo el que las realiza, etc. 
El resentimiento es un desorden que genera una búsqueda impulsiva de adhesiones a dogmas y un tipo muy particular de energía violenta. Puede transformarse en una poderosa arma y es fácilmente manipulable por personas sin escrúpulos.
Un grupo unido por alguna forma de resentimiento basa su funcionamiento en tres pilares fundamentales:
1. Alimentar lo que une al grupo: el resentimiento
2. Considerar que el fin justifica los medios
3. El fin es demostrar y que se reconozca públicamente, que el grupo es dueño de la verdad aunque esta no sea tal.
Una vez destruido el objetivo - la obra buena -, el grupo sobrevive inflado de poder y soberbia, pronto a poner en marcha otro ciclo de destrucción, luego del cual, solo él crece.
¡Reflexionemos, no sea que estemos apoyando inocentemente, o formando parte de esto!