Derecho a la Salud Integral de las Personas Trans

En el marco del Encuentro por el Día del Orgullo LGBTIQ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersex y Queer), Nadina Moreda, la abogada de la Delegación Río Negro del Instituto Nacional contra la Dicriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), expuso sobre el Derecho a la Salud Integral de las Personas Trans.


La asesora letrada del INADI comenzó recordando que el derecho a la salud
integral de las personas trans (travestis, transexuales, transgénero y
hombres trans) está consagrado por la Ley Nacional 26.743.

Entre otros puntos, se destacó que a los fines de la aplicación de
tratamientos de hormonización para adecuar la imagen corporal a la
identidad de género autopercibida, la población trans tiene derecho a
recibir información sobre los mismos, sus efectos, resultados,
contraindicaciones, a través de entrevistas personales y a brindar su
consentimiento informado.

Asimismo, se recordó que la mayoría de la población trans ha recurrido a
prácticas como la aplicación de silicona industrial líquida -cuyo uso era
considerado ejercicio ilegal de la medicina- para adecuar parcialmente su
cuerpo a su identidad de género.

El uso de inyecciones de siliconas líquida, puede generar distintas
complicaciones como mastalgias, ulceraciones y fístulas o granulomas
(migración de pequeñas cantidades de siliconas).

Por otro lado, las inyecciones aplicadas en condiciones inadecuadas de
asepsia, pueden conducir a la muerte por tromboembolismo pulmonar y
embolias cerebrales. Otras dificultades en el acceso a la salud es el no
reconocimiento de la identidad de las personas trans y la poca información
sobre las consecuencias de dichas prácticas.

En la charla, se expuso un interesante estudio realizado sobre Población
Trans en La Matanza, provincia de Buenos Aires que abarçó a unas 209
personas.  En el mismo se pudo saber que un 80 por ciento de los
entrevistados admitió haber utilizado siliconas líquidas; sólo el 20 por
ciento tuvo acceso a prótesis mamarias; el 70 por ciento no pudo completar
la realización de las modificaciones corporales por motivos económicos y
el 38 por ciento fue discriminada por médicos.

Por último, se consigna en dicho estudio que el 31 por ciento soportó
rechazo de enfermeros; el 38 por ciento fue discriminada por personal
administrativo de hospitales o clínicas; razón por la cual, el 31 por
ciento abandonó los tratamientos, mientras que el 49 por ciento dejó de
acudir a un ámbito de salud determinado.











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