Hernán Piquín encontró su lugar en el mundo en la cordillera

Reconocido a nivel mundial, ha formado parte de los más representativos ballets en los círculos más selectos de la danza internacional, decidió darle un vuelco a su carrera para ser un artista popular en nuestro país, y lo alcanzó de la mano de Marcelo Tinelli en “Bailando por un sueño”.


Hoy alejado momentáneamente de la TV, Piquín recrea desde la danza la vida de Freddie Mercury, el mítico cantante de Queen en la obra “Freddie” que recorre en gira todo el país; pero como todo éxito requiere esfuerzo, y por supuesto, un merecido descanso, volvió a elegir la Comarca de los Alerces, en nuestra provincia, una región que define como su “lugar en el mundo”, no sólo por la tranquilidad que ofrece o por sus bellezas naturales, sino también porque significa el reencuentro con sus afectos más cercanos: la familia de su hermano, su tía y sus primos.

El Centro de Actividades de Montaña La Hoya, fue el lugar de encuentro con el artista y la comodidad que ofrece “Confitería La Piedra” a 1.600 metros sobre el nivel del mar, como el ámbito para conocer más a Piquín, y entender el por qué de su enamoramiento con este rincón de la Patagonia Argentina.

Agradecido con el trato recibido y la calidez patagónica que brindan Esquel y Trevelin, el bailarín expresó: “es divino este lugar, soñado, fantástico, invito a todos a que vengan a La Hoya, es un placer estar acá arriba, te atienden súper bien, feliz de estar en familia.

Cada vez que me puedo escapar de Buenos Aires o de las giras que estoy haciendo, trato de venirme para acá porque si me preguntan si encontré un lugar en el mundo, te digo que éste es muy tranquilo, y es uno de los que más me gusta de mi país, así que estoy feliz, compartiendo con familia y también con mis productores de “Freddie”.

Comentó que estaban de gira y pararon una semana, porque “realmente estábamos agotados y nos vinimos para acá a disfrutar en Trevelin en (el complejo) La Paz, que es la paz absoluta, despertarse y ver desde la cama el río Grande, es lo más, así que estoy muy agradecido de poder disfrutar todas estas cosas que tiene el país”.

Cada vez más sorprendido

No sólo los paisajes nevados deslumbran a Hernán Piquín, sino también los lacustres, como el caso del Parque Nacional Los Alerces, que define como uno de sus favoritos. “Creo que esta es la cuarta o quinta vez que vengo a Chubut; no sólo tengo a mi familia, mi hermano, mi cuñada y mi sobrina, sino también están mi tía, mis primos, tengo mucha familia en Esquel y cada vez que vengo hago lo que me gusta, voy a La Paz que es donde siempre me quedo, después me voy para el lago, al Parque Nacional al que esta vez no pude llegar porque están haciendo el camino nuevo y no pude ir a la pasarela, que es un lugar soñado; yo cada vez que vengo me sorprendo más, porque es algo lindo que a uno lo relaja”.

Distendido, afirmó que “en Buenos Aires, creo que duermo cuatro o cinco horas por día, y acá me acuesto a las 12 de la noche y me levanto sin despertador a las 9 y media de la mañana, me levanto como si hubiese dormido veinte horas; la verdad que me vino súper bien este descanso”.

“No le cambiaría nada”

Es habitual entre los esquelenses discutir o debatir en torno a lo que le hace falta a la ciudad, o lo que le cambiarían, y trasladada esa pregunta al entrevistado se negó rotundamente a que la propuesta cambie. “Cada lugar es como es, gracias a la gente que vive aquí, este es un lugar que gracias a Dios conserva lo inocente, lo naiff, lo fiel de su gente, acá dejás la camioneta abierta, te fuiste a dormir, te levantás a la mañana y todavía sigue ahí, todas esas cosas, todavía existe el don de gente acá, y eso es impagable, yo que vivo en Buenos Aires con temor a todo, a salir de tu casa y dejarla sola, es terrible y está buenísimo poder encontrar un lugar donde la gente está relajada y confía en el otro, eso es buenísimo”.

Piquín decidió descansar una semana en Chubut para regresar a la gira que ya lleva un año y medio recorriendo el país, donde lo aguarda la cálida Santiago del Estero, y previo a esta entrevista, Hernán se divirtió como un niño en la nieve junto a su hermano mayor, su sobrina y el equipo de trabajo que lo acompañó, arrojándose en culipatín desde las laderas que presenta la pista de trineos del cerro, licencia más que válida antes de volver a cargar en sus espaldas la enorme responsabilidad de ser uno de los más grandes referentes de la danza internacional.










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