“Donar un órgano es sentir que estoy en la vida de un semejante”


En el Día Nacional de la Donación de Órganos, Viviana Ramírez y Guillermo Carro recordaron ayer su experiencia personal de donar un riñón a familiares cercanos, al tiempo que aconsejaron imitarlos.


“Es un día que lo vivo con mucha felicidad, porque donar un órgano es sentir. No es tener coraje o valentía, es simplemente poder escuchar y saber que uno puede ser partícipe en la vida de un semejante”, recordó la mujer, quién decidió hace 3 años y medio ayudar a su hermano Roberto (63), quien pasó 15 años en diálisis y hoy tiene un pasar “absolutamente normal”.

“Que se animen, esto no duele. Duele mucho más mantenerse impasible ante el sufrimiento del prójimo. No existe mayor felicidad que ver a un ser querido disfrutar otra vez de la vida. Durante mucho tiempo me negaba a la donación de órganos, pero cuando le tocó a mi hermano me salió del corazón decirle rápidamente que podía hacerlo”, reconoció.

No obstante, pidió “a los funcionarios responsables que mejoren la burocracia” actualmente vigente en el país, porque “tuve que esperar un año para completar el trámite”.

En correspondencia, para Guillermo Carro (43) se trata “más que nada de un sentimiento. Mi primo estuvo 8 años en diálisis y es feo recordar la situación en que estaba, con un sufrimiento constante, viendo que ni siquiera podía disfrutar de sus hijas”.

Más allá de sus intentos de ayudar a Pablo Mortada (39), recién se enteró que eran compatibles “cuando fui a renovar el registro de conductor. En el anterior tenía marcado que era B positivo y en el nuevo salió A positivo. Era Semana Santa del año pasado y pareció un milagro”.

En apenas un mes hicieron los estudios y en agosto se hizo con éxito la ablación y el trasplante en el policlínico Ados, de la ciudad de Neuquén. “Si está al alcance poder donar un órgano, hay que hacerlo porque es inconmensurable la alegría de ver vida en otro ser humano”, resumió.


Pronósticos

Según los pronósticos científicos se considera que los donantes de riñón “tienen una vida normal”, al punto que el pionero estadounidense Thomas H. Maugh considera en un informe reciente que “los donantes tienen menos problemas de riñón que la población en general, quizás debido a intensificación de los procedimientos de selección”.
Reafirma en tal sentido que “los potenciales donantes de riñón pueden dejar de preocuparse por los efectos a largo plazo que una donación pueda tener sobre su salud y la longevidad”.

La alternativa a los trasplantes de riñón es la diálisis, pero “es un pobre sustituto, ya que no cumple con muchas de las funciones secundarias del órgano, como la producción de hormonas. Como consecuencia de ello, alrededor del 20% de pacientes sometidos a diálisis muere cada año”, aseguran expertos argentinos. (Fuente: Río Negro).











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