Durante las madrugadas de Navidad y Año Nuevo, bengalas y
falsas explosiones divierten a chicos y a grandes. Al mismo tiempo, las
guardias de los hospitales ven llegar a personas heridas por el uso incorrecto
de los fuegos artificiales, las mascotas sufren y muchas veces también terminan
en el veterinario. El Manso permite el uso de pirotecnia.
El tema divide a la sociedad, entre defensores de la
libertad y quienes señalan los riesgos. En los últimos años ha crecido
considerablemente la cantidad de gente que se posiciona fervientemente en
contra de los fuegos artificiales, sin importar qué tipo de fiesta. Pero es en
esta época cuando, con motivo de festejar la Navidad, despedir el año que pasó
y recibir al que viene, hay gente que todavía festeja prendiendo o tirando al
aire petardos o luces espectaculares.
El embrión de la pirotecnia actual se gestó con la invención
de la pólvora en China, que luego fue trasladada por los árabes a Europa como
arma principal de guerra. Pero sin dudas fue la sociedad oriental la que por
primera vez utilizó a este material con fines lúdicos. Cada año nuevo chino se
festeja con grades espectáculos de fuegos artificiales con cohetes, bombas de
estruendo y juegos de luces que encantan a grandes y niños.
Hay distintos tipos de fuegos de artificio, algunos son
especialmente para chicos, como las famosas "estrellitas" o los
cohetes pequeños que explotan cuando tocan el suelo, hay bengalas, candelas de
colores, morteros, luces giratorias, cañitas voladoras y tortas de luces que
suelen disparar más de 100 tiros.
Según los fabricantes algunos son más que inofensivos y
otros deben ser prendidos con extrema cautela, siguiendo los pasos
especificados en cada producto, porque pueden llegar a resultar peligrosos.
Pero afirman que si se toman las medidas de precaución
necesarias, ninguna implica algún tipo de riesgo.
En la Argentina está prohibida la venta a menores de 18 años
y hay algunos lugares donde incluso no se permite por ley la comercialización
ni la utilización de este tipo de materiales, por el riesgo de incendios
forestales.
En nuestra región el debate todavía está abierto y existe
una diversidad de posiciones entre los municipios en cuanto a este tema (ver
infografía).
Quienes están en contra de la utilización de fuegos de
artificio esgrimen dos cuestiones básicas:
• Una de ellas tiene que ver con la cantidad de heridos que
se producen año tras año durante las fiestas con quemaduras de distinto tipo.
La mayoría de los lesionados son niños y, entre los mayores, la combinación de
pirotecnia con alcohol suele ser un factor determinante.
• Y otro de los grandes cuestionamientos tiene que ver con
lo dañino que suele resultar para las mascotas. La lucha (por prohibirlos) es
incesante y ha tenido sus logros en distintos lugares, pero aún el debate se
mantiene y toma fuerza cada fin de año cuando los números de ventas se
incrementan, los productos ganan en calidad y brillo y el uso se torna masivo.
Fuente Rio Negro
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