En agosto del año pasado, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, tomó la decisión de rechazar la instalación de una central nuclear en su provincia, postura que contó con el aval de sus legisladores y que finalizó con una ley contraria a las intenciones primarias.
La decisión de no autorizar esa central nuclear fue el impacto negativo que tuvo en la comunidad, la posibilidad de que se lleve a cabo ese proyecto.
Esa central estaba planificada para instalarse en la ciudad de Sierra Grande y estimaba una inversión de unos u$s 8.000 millones. El gobierno nacional era el principal impulsor de la obra por el trabajo que generaría.
Consultado al respecto el presidente este viernes en su visita a Bariloche, aclaró que es un tema “que está en debate”. “Yo no me rindo, yo creo que tiene mucho que ver con la historia de Río Negro”, consideró.
Al tiempo que indicó que “la provincia de Buenos Aires está encantada de recibir la central nuclear porque tiene otras, porque genera empleo en la construcción y empleo después, pero la verdad combinado con el Centro Atómico, el Instituto Balseiro e Invap, sería algo muy lindo que acá se desarrolle y se fortalezca este polo de tecnología, asociada a la generación a partir de la energía nuclear”.
FUENTE: El Cordillerano
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