“La falta de transporte escolar en la Comarca Andina, y en particular en nuestra escuela 58 del paraje El Coihue (ejido de Epuyén), pone por delante la desigualdad de posibilidades para garantizar el derecho a la educación de los estudiantes cordilleranos”, precisó ayer la comunidad educativa del lugar, reiterando su reclamo “ante las máximas autoridades de la provincia del Chubut, ya que parecen no querer ver ni escuchar”.
En una nota subrayan que “la región se
caracteriza por la falta absoluta (inexistencia) del servicio de transporte
interurbano, por ello la conocida modalidad de transporte escolar gratuito
(TEG) no soluciona el problema, ya que es prácticamente imposible de aplicar.
Solo existe la empresa La Golondrina, que hace un recorrido diario entre los
pueblos de ida y vuelta hasta El Bolsón, pero ni siquiera se logró reforzar los
horarios para que coincida con la entrada y salida de escolares”.
La escuela 58 “Santa Rosa de Lima”, queda a
mitad de camino entre Epuyén y El Maitén (a la vera de la ruta provincial 70),
a la que concurren los niños de las familias campesinas del lugar. “En nuestro caso en particular –explican-, al
tratarse de niveles inicial y primaria (niños de tres a 12 años), torna
imposible para la gran mayoría de la matrícula la autonomía de tomarse un
transporte público sin el acompañamiento de algún adulto que se responsabilice
por ellos (aparte del tema horarios)”.
“Para graficar aún más la situación,
puntualmente estamos hablando de una trafic que realice un recorrido de 22.7 km
(dando un total de 45.4 km por día), que al mes se traducen en 908 km. De una
matrícula de 40 niños, el 30% viene de la zona de El Pedregoso, a 23 km de
distancia. El resto de los estudiantes tiene que desplazarse algunos kilómetros
menos, pero la realidad de este año de pandemia –sumado a los fríos tempraneros
con heladas bajo cero-, hizo que durante los días en que se retomó la
presencialidad hubiese un 50% de inasistencia”, aseguran.
“Como si fuera poco –agregan-, sumado a esto
debemos mencionar que la modalidad de virtualidad tampoco pudo funcionar debido
a la ausencia de tecnología y acceso a la comunicación mínima para establecer
una conexión adecuada en cada uno de los hogares (se suma la baja señal de
internet en un área rural). De aquí se desprende que bajo estas condiciones es
imposible intentar garantizar el acceso a la educación como un derecho”.
De igual modo, señalan que “la copa de leche –complemento necesario debido a la condición socio-económica de la familia de muchos de los niños-, pasó de ocupar un momento esperado a ser un golpe más para quienes vienen padeciendo la decadencia de nuestro sistema educativo”.
En ese marco, “ante la incertidumbre por parte
del Ministerio de Educación, surge la necesidad de padres y estudiantes de
movilizarnos con los reclamos y visibilizar nuestra problemática”, recalcan.
A su criterio, “el problema parece simple,
aunque tiene una recurrencia notable con el correr de los años –y
particularmente en este contexto de pandemia-, donde se incrementó aún más la
inacción de las autoridades provinciales. Ante el pedido que realizamos como
comunidad educativa, comenzó el periplo de la dirección de la escuela, en marzo
pasado, con la gestión por el servicio de transporte, aún sin respuesta
alguna”.
“Aunque parezca ridículo, se insistió por otra
dos veces, incluyendo una solicitud de la propia Dirección de Transporte para
‘iniciar’ el trámite correspondiente a una semana del inicio de las actividades
del segundo cuatrimestre”, remarcan en la misiva.
Una demanda similar se había planteado ya en
febrero de 2020, donde una docente precisó que “nuestros chicos son los
olvidados del interior chubutense y para el Ministerio de Educación son apenas
un número. La matrícula es escasa y no están visibles como en una ciudad,
parece que no existimos. La prioridad siempre es para los demás”.
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