Juana de Arco fue declarada de interés, social, cultural e histórico




La emblemática embarcación que cumplió más de 100 años y trabajó cerca de 35 acercando a los vecinos del paraje rural El Turbio e incluso algunos vecinos de Chile de Llanada Grande o Segundo Corral, fue declarada de interés cultural social e histórico por el concejo deliberante de Lago Puelo.  En diálogo con Javier Correa, su propietario realizamos un recorrido por la historia de la querida Juana de Arco.

Se trata de una embarcación construida en Alemania, en los principios del 1900, de allí cruzó el Atlántico para llegar a Buenos Aires donde prestaría servicio durante casi 30 años en el delta del Tigre, nos cuenta Javier, orgulloso de ser quien le diera vida durante 35 años a esta embarcación que sirvió de nexo, pero también fue un emblema de la soberanía.



“La Juana en realidad ha estado presente en la vida de la región, en la vida de las personas que vivimos acá desde hace mucho tiempo, de un modo o de otro, para cada quien de un modo diferente. Hace unos años que no navega porque parques nacionales no quiso renovar el permiso comercial”, contó Javier.

Seguidamente el propietario y último capitán de la Juana segura que la embarcación está en perfectas condiciones como para poder seguir navegando, a pesar de que ha cumplido 100 años, “yo creí que era del año 1931, pero apareció documentación por una investigación que hicieron en Bariloche a raíz del aniversario de Bariloche el último 3 de mayo, que indica que la Juana es de 1923”.


El caso es que el concejo deliberante de Lago Puelo ha declarado la Juana como de interés histórico, turístico, social, también por los servicios que ha prestado
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A todo esto, Javier siempre con la mirada perdida en el recuerdo de esta noble embarcación sostuvo, “Si yo no recuerdo con exactitud, pero creo que fue a partir del 84 pero puedo estarme equivocando son más de 35 años seguro, pero sí hemos tenido todo tipo de contingencia desde incendios forestales, inundaciones, cenizas de volcanes”.


Siempre a disposición

Paradójicamente una de las últimas imágenes que hay de la Juana de Arco navegando tiene que ver con la asistencia que brindó a las brigadas de incendios forestales del propio Parque Nacional Lago Puelo en momentos que se incendiara un sector del desemboque digo paradójicamente porque meses después fue el mismo Parque Nacional el que le negó los permisos de navegación a la Juana de Arco, “Si hacía falta La Juana estaba no importaba el horario la Juana siempre estaba lista para salir, inclusive siempre estuvo al servicio de la escuela 186, de los pobladores de El Turbio, de pobladores de chile, porque mucha gente pasaba desde Chile que tenía mucho parentesco con gente de Lago Puelo, de El Bolsón”, recuerda Javier.




Compartimos una nota lograda al poblador de El Turbio Antonio Fernández, en el año 2012, sobre la embarcación Juana de Arco, mientras surcábamos el Lago Puelo. 
Un museo

Javier y último capitán de la Juana ve está ordenanza, como un reconocimiento en realidad, y asegura que la embarcación siempre fue vista como un producto cultural y turístico, “en realidad está instalado, ya no solo en esta región sino inclusive en el país y hasta me atrevería a decir que en algunos casos fuera del país, de hecho, todo el tiempo están consultando si funciona, si no se funciona, dónde está. Yo creo que es un producto turístico y un atractivo en sí, lo ideal sería que se pudiera exponer en algún lugar que pueda ser visitada, porque en este momento está de prestada en un establecimiento en Lago Puelo y simplemente está guardada, pero si pudiera ser instalada en algún lugar para que la gente pudiera verla, visitarla, ver cómo es, podría ser un museo tranquilamente”, asegura el capitán.


 
Finalmente realizó un recorrido por la historia de esta embarcación que fue creada en la Alemania de la pre guerra, “fue fabricada en Alemania, no recuerdo el nombre de la localidad en este momento, fue importada a Buenos Aires alrededor de los años 30 por un señor de apellido Podestá, este estuvo en la zona de Buenos Aires en el Tigre”, cuenta Javier que también recordó que a finales de la década del 50 vino a Bariloche, estuvo navegando en el Nahuel Huapi, “de hecho hasta hay una calle en Bariloche que lleva el nombre de la Juana de Arco, por el barco, se lo recordaba ahora en el homenaje que se le hizo a la embarcación el 3 de mayo último”.


Una vez adquirida hace casi 35 años había que traerla a la Juana por estos caminos estrechos de ripio con muchas curvas y con todas las vicisitudes, “traerla fue una odisea, porque el Cañadón de la Mosca no dejaba pasar equipos. Así que hubo que traerla por Ñorquinco, Las Bayas, El Maitén, Leleque y de Leleque a Lago Puelo fue una vuelta terrible”, asegura Javier.

Con todo el capitán recuerda que fueron tres días viniendo con el barco, además no había medios con que hacerlo tanto para subirla, como para bajarla, “sí fue toda una odisea, imagínate subir una embarcación, que está entre las 10 y las 12 toneladas, subirla a un camión semi remolque, entre tres personas sin equipamiento. Así que fue difícil y bajarla acá también, esa es otra historia”.



Estoy contento

Al ser consultado Javier Correa sobre si está feliz con que la Juana haya sido declarada de interés cultural, social, histórico, educativo no dudó y respondió que sí, que está muy contento, “en realidad ha sido un barco muy noble, está muy bien construido, tiene múltiples ventajas por supuesto hay que operarlo dentro de sus capacidades. Pero la verdad es que ha sido una gran satisfacción poder hacerlo, pero por encima de todo ser útil, es decir haber podido ser útil a las demás personas, ya sea para su recreación, para sus necesidades, para lo que fuere, es una satisfacción muy grande”, asegura el capitán de la Juana de Arco.


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