No es mi intención desmerecer el esfuerzo de mucha gente que colaboro para la realización de la 38º Fiesta Nacional del Lúpulo en El Bolsón ( Río Negro). No es mi intención agraviar ni ofender.
Pero si debo decir , y me siento voz autorizada para ello , toda vez que fui , entre otros ,organizadora de la 1º fiesta del lúpulo 1969 y de las diez siguientes , que por su alto nivel llego a ser declarada fiesta nacional .Esta debería ser la 43º fiesta del lúpulo ,pero ,por esas cosas que siempre ocurren , en años posteriores se perdió continuidad y se perdió también el carácter nacional .
En la década del 90, nos constituimos un grupo en comisión permanente nos duro dos años, pero con mucho entusiasmo, con mucho trabajo y con buen criterio logramos devolverle el rango de fiesta nacional.
Después, y salvo honrosas excepciones, se siguió improvisando.
Este año la improvisación llego a límites extremos.
El predio que se ocupo no pudo ser peor pensado. La presentación de los stand mas parecía una de las tantas ``tomas´´ a las que nos tiene acostumbrados El Bolsón. Y no es critica porque si. Los baños químicos, por ejemplo, estaban ubicados sobre la vereda de la parroquia y la universidad de Rio Negro, sobre la Avenida San Martin, y otros sobre la Avenida Sarmiento. El ingreso y el egreso de colectivos y vehículos de gran porte (teniendo en cuenta que se corto una ruta nacional), ocasionaron visibles inconvenientes.
Del Lúpulo… ni se hablo.
Sinceramente… sentí vergüenza. Ni los otros turistas que nos visitaban, ni los habitantes de esta querida pero descuidada ciudad nos merecemos esto. Y para que no vuelva a ocurrir es que ya mismo se debe organizar la fiesta del año siguiente.
Se debe encontrar un lugar donde en forma permanente la FIESTA NACIONAL DEL LUPULO pueda tener su escenario, sus asientos, sus puestos, su estacionamiento, su buen gusto en todo, acorde con las bellezas paisajísticas que dios nos ha dado a manos llenas.
Y cuento algunas experiencias en los años en los que organizamos las primeras fiestas del lúpulo. En primer lugar, no había “presupuesto”. Casi todo se hacia a pulmón y con la ayuda de los auspiciantes de la zona. Fue la primera fiesta de la comarca, después fueron naciendo las otras.
Como del lúpulo se trataba, participaban los lupuleros. La cervecería Quilmes colaboraba ampliamente, pero se promocionaba nuestra producción y no faltaba la conferencia y proyecciones de diapositivas que ilustraban a turistas y residentes sobre las bondades y la utilización del lúpulo en la elaboración de la cerveza.
Así mismo preparábamos a un grupo de jóvenes, que se identificaban con sus credenciales y algunos atuendos especiales, y durante la celebración de la fiesta, que generalmente coincidía con la cosecha, acompañaban a turistas a visitar los lupulares donde gentilmente se explicaba el proceso.
Los desfiles de carrozas eran otro atractivo y en varias ocasiones las carrozas ganadoras fueron llevadas a desfiles en San Carlos de Bariloche.
Se organizaron las primeras exposiciones de pintura y artesanía de alto nivel. La primera en lo que actualmente es el Banco Patagonia la segunda y varias restantes en la Escuela 270.
Eventos deportivos, excursiones guiadas, espectáculos con la participación de artistas de la zona otros artistas nacionales de renombre, que en esas oportunidades era darle a mucha gente del lugar la posibilidad de poder acceder gratuitamente a ese tipo de actuaciones.
Pero mas allá de todo eso, que un poco de lo mencionado para demostrar que cuando hubo ganas, aunque no hubieron recursos, se pudo hacer, es que me gustaría que a partir del próximo años podamos sentirnos orgullos de nuestra fiesta nacional del lúpulo.
Estoy dispuesta a colaborar.
María Rosa Oliver.
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