Brujos, artesanos y paisajes siguen encantando en la isla grande


Seres mitológicos como el Trauco y la Pincoya conviven sin problemas entre centenares  de iglesias íntegramente construidas de madera y declaradas Patrimonio de la Humanidad.

El habitante chilote tiene un sentido de pertenencia con su isla grande. Ya al cruzar el canal de Chacao (punto de ingreso al archipiélago), el turista comienza a respirar los aires propios de una tierra diferente al sur del continente. Los colores de las lanchas pescadoras, de los gorros y pulóveres que son parte de su orgullo; las casas pintadas y colgadas de las colinas que caen abruptas hacia el mar, dan una simbología especial al paisaje.
Por este tramo del otoño, uno de los atractivos está cada domingo en la explanada del puerto de Dalcahue, epicentro del “Encuentro Provincial de la Artesanía Chilota”, una de las expresiones de la cultura tradicional isleña más importante.
Artesanos en lana, madera, cestería se suman a la mujeres que llegan desde las islas más apartadas con sus botes cargados con papas, ajos, zanahorias, mariscos, salmones y sierras ahumados para ofrecerlos a lugareños y visitantes.
Es que Chiloé es el paraíso de artesanías y artesanos, pues la producción manual es la manera de fabricar los objetos necesarios para la vida cotidiana. Los textiles provienen de miles de tejedores rurales, así se produce también la cestería para los pescadores, agricultores y dueñas de casa. Expertos hacheros cortan manualmente las tejuelas y las cuadernas para construir embarcaciones y picapedreros tallan en piedra utensillos para el hogar.
Igual variedad y gran existencia encontrará también a diario en las ferias de Ancud, Castro, Quellón, Chonchi y Achao.
Con todo, en Dalcahue sigue vigente el objetivo de “reunir a los artesanos tradicionales de cada comuna para conocerse, crecer juntos, intercambiar conocimientos y experiencias, fortaleciendo así este hermoso y significativo oficio del artesano,  tan propio y cercano de nuestros ancestros, pues, de una u otra forma, los hombres y mujeres de Chiloé, campesinos, navegantes, mariscadores, u otros, han sido también artesanos, por la necesidad de respuestas oportunas desde el interior mismo del archipiélago, dando solución de las falencias y adversidades que ofrece la condición de isla”, según explica el coordinador Armando Bahamonde Vera.
Dalcahue, se ubica a 152 km al sur de Puerto Montt, en la isla de Chiloé, y se llega por carretera pavimentada. Su significado nace de “dalca” (embarcación primitiva que utilizaban los indios Chonos hechas de tres tablas amarradas) y “hue” (lugar. Tiene una población de unos 20 mil habitantes y es el punto de partida para cruzar a la isla de Quinchao, comuna donde se ubican los pueblos de Curaco de Vélez y Achao.
IGLESIAS
Las iglesias de Chiloé fueron declaradas “Patrimonio de la humanidad”, y están unidas a través de un circuito turístico de acceso pavimentado.
 Además de la belleza, impacta la cantidad de ellas, pues no se encuentran distanciadas más de 10 kilómetros unas de otras. Entre otras, se destacan las establecidas desde hace siglos en Detif, Ichuac, Nercón, Quinchao, Rilán, San Juan, Tenaún, Vilupulli, Achao, Aldachildo, San Francisco de Castro, Chonchi, Colo y Dalcahue.
Todas las pertenecientes a la escuela chilota (permanente por cerca de doscientos años), tienen una planta basilical de tres naves, la central con bóveda y la torre centrada sobre el pórtico.
TODO RICO
Los chilotes campesinos siempre han producido casi todo lo que consumen y por eso han podido conservar la gastronomía tradicional que hoy cautiva a los turistas.
Con todo, el curanto en hoyo se lleva las preferencias. Se hace bajo tierra donde sobre piedras calientes se cocinan en su concha mariscos como cholgas, almejas, choritos y picorocos. Sobre estos se ponen las carnes de pollo, chancho ahumado y longanizas, para terminar con chapapeles y milcaos hechos con papa y harina.
Se tapa todo con hojas de pangue o nalca y bolsas paperas mojadas, dejando todo finalmente cubierto, con champas hacia abajo, dejándose cocer al vapor aproximadamente por espacio de una hora.
Este curanto al servir va acompañado de un pebre que consiste en sal, agua, cebollín, ají de color, cilantro, perejil y otros.
Otras comidas típicas de la cocina chilota incluyen el salmón a la mantequilla; el caldillo de mariscos, chochoca al palo, reitimiento o yoco (derivado de la carneada del cerdo); cazuela chilota; baeme y deche.

DEIDADES

Con población española afincada desde 1550, el cruce con las distintas corrientes mapuches fue forjando una idiosincrasia lugareña que con los años terminó popularizando  leyendas y creencias que dan identidad a la Isla Grande. Algunas otras de las tantas historias que en esa época los indígenas crearon fueron:
EL TRAUCO: tal vez el mas famoso de todos los mitos de las islas. Habita en medio de los bosques y su tamaño no sobrepasa los 90 cm. Se protege de la lluvia y el sol con un sombrero cónico hecho de quilineja material del cual también esta hecho el traje con que protege su cuerpo. Vive junto con su mujer llamada Fiura.
A pesar de ser un enano tiene mucha fuerza, lleva consigo un hacha de piedra que usa para derribar arboles con solo tres golpes, no importando ni el tamaño ni la dureza de estos.
A los hombres con su aliento puede dejarles la boca torcida o condenados a morir en un breve plazo: A diferencia de esto su forma de actuar con las mujeres es completamente distinta ya que es un enamorado empedernido. A pesar de su tamaño y aspecto, les despierta una gran atracción lo que hace que se le entregue. Si se resisten, les provoca sueños eróticos hasta que caen rendidas en sus brazos. Generalmente causa pavor su presencia y es la disculpa que dan algunas solteras para justificar su embarazo.

EL CALEUCHE: barco fantasma usado por los brujos que navega de noche tanto sobre la superficie del mar como bajo de esta a altas velocidades y muy iluminado.
A bordo se efectúan fiestas y bailes cuyo ruido y música atrae a los navegantes que deambulan por las islas haciéndolos esclavos que ponen a su servicio.
Conocido es que los que mandan a bordo son brujos que principalmente se dedican al contrabando abasteciendo a comerciantes que tienen pacto con ellos.
 El buque tiene la particularidad de que cuando es perseguido se transforma en roca, tronco de árbol o simplemente en alga para pasar inadvertido y así evitar su captura.
El castigo para aquellos que miran al Caleuche consiste en dejarle la boca chueca, la cara hacia la espalda o bien darles muerte en forma repentina.
LA PINCOYA: deidad que representa la fertilidad del mar y su entorno. Junto a su marido, el Pincoy, son seres muy alegres suelen recorrer los parajes solitarios de la costa y los roquerios.
La Pincoya es una hembra de extraordinaria belleza, sensual, de larga y abundante cabellera que le cubre la espalda. Le atrae el canto del Pincoy que hace que baile desnuda en las orillas del mar moviendo su cuerpo voluptuosamente como ella misma.
 Dice la leyenda que cuando baila de frente al mar habrá abundancia de peces y mariscos ya que al finalizar el baile irá sembrando mariscos por las playas y llenara de peces los canales, si por el contrario baila de espaldas al mar significa que habrá escasez de peces y mariscos.
 SERVICIOS
Para llegar: desde Argentina usar el paso Cardenal Samoré. Desde allí son 200 km hasta Puerto Montt. En Pargua -60 km al sur-, hay que cruzar en transbordador el canal de Chacao (costo $120 por vehículo). Tomar la carretera hasta Ancud (25 km) y desde allí hay 100 km hasta Castro y otros 80 hasta Quellón (final del camino pavimentado).
Por toda la isla hay alojamiento en cabañas (desde $220 por 4 pax), albergues ($100 pax) u hotelería de todos los niveles. También es bueno el servicio de transporte entre ciudades. (Fuente: Fernando Bonansea –diario Río Negro”)












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