Carta de Lectores -- Desarrollo del cerro Perito Moreno. Sobre el egoísmo--

Buenas noches…
Acabo de llegar de una multitudinaria reunión frente a la Municipalidad de El Bolsón, convocada a los efectos de manifestar la oposición de gran parte del pueblo a las presiones ejercidas sobre el intendente Ricardo García. Presiones que tenían como objeto obligarlo a avalar la realización del proyecto presentado por la empresa Laderas, y que llevaron al funcionario incluso a pensar en ofrecer su renuncia.
Revisando la cobertura que este acto popular tuvo en los medios, encuentro una respuesta a mi nota anterior, firmada por “Juan”. Juan, haciendo uso de su derecho, manifiesta un abierto desacuerdo con los conceptos por mí emitidos, concluyendo que se originan en un extremo egoísmo. No es mi intención polemizar con Juan sobre cuestiones personales…, en todo caso, le diría que consulte con mis alumnos y compañeros de trabajo para verificar si encuadro en la condición de “egoísta”. Ah…, y nunca…, jamás… participé de un corte de ruta, aunque entiendo y no condeno a quiénes en situaciones extremas de necesidad o vulneración de derechos se vieron obligados a tomar ese tipo de medidas. Lo ocurrido el pasado miércoles para nada encaja en esa caracterización.
Pero dejando de lado estos aspectos menores, se me ocurrió que tal vez no sea mala idea incorporar el concepto de “EGOÍSMO” al tratamiento de la problemática volcada sobre nuestra comunidad por el proyecto de urbanización de la Pampa de Ludden (y no por el desarrollo del cerro Perito Moreno, que es una cosa distinta). 
El diccionario de la Real Academia Española nos informa que egoísmo es el “inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”. ¿Cuáles son los intereses que están en juego en el caso de este proyecto de urbanización? En mi opinión, la respuesta es simple: son los de la empresa Laderas por un lado y los de la mayoría de la comunidad comarcal por otro. Claro está que ningún promotor del proyecto lo sintetizaría así, de manera que enfatizan los beneficios que el desarrollo del cerro traería en forma de “derrame” intersectorial, morigeración de la estacionalidad turística, aumento de la oferta de empleo, impacto en la estructura comercial, etc. Todo ello, desde luego, es muy bueno y no conozco a nadie que manifieste su oposición a que ocurra. El hecho es que esos resultados virtuosos se deben exclusivamente a la puesta en valor del cerro, NO A LA URBANIZACIÓN. El egoísmo extorsivo de la empresa consiste en condicionar la continuidad del desarrollo del cerro a la aprobación del negocio inmobiliario-residencial. 
Es cierto, alguien podrá decir “… pero la urbanización también traerá beneficios…”. Veamos…
Las urbanizaciones de turismo residencial no son un fenómeno nuevo. En algunos lugares del mundo están apenas comenzando, pero en otros ya llevan décadas de aplicación. ¿Y cuáles son sus beneficios, si los tiene? Sí, las urbanizaciones turísticas ofrecen inicialmente algunas ventajas económicas: ingresos para el municipio en forma de tasas y permisos, demanda de mano de obra en la etapa de construcciones (de todas maneras, mucho menor a la esperada, ya que los promotores inmobiliarios suelen estar asociados a empresas constructoras que mueven su propia gente), demanda de trabajadores de baja calificación en la etapa residencial. En cuanto a los gastos de los turistas, está absolutamente comprobado que el turista residencial muestra un nivel de gastos por persona mucho menor al del turista tradicional hotelero e, incluso, al cabañero. Además, la demanda de trabajo del turismo hotelero es muy superior en cantidad y calidad a la del turismo residencial.
A cambio de lo arriba mencionado, las urbanizaciones generan una enorme cantidad de efectos negativos a lo largo de su “ciclo de vida”. Por razones de espacio, apenas puedo hacer algo más que mencionar algunos de esos efectos:

• Marcada degradación medioambiental y paisajística.
• Extrema presión sobre el suelo (proceso de urbanización, tras urbanización, tras urbanización…, en España suelen denominarlas “devoradores o fagocitadores de suelo rural”).
• Altísimo costo en la extensión y mantenimiento de las redes de servicios públicos.
• Mantenimiento de complejos organigramas de trabajo municipales para atender urbanizaciones que permanecen casi desiertas en buena parte del año.
• Aumento de la dependencia financiera de los municipios en relación al mantenimiento del proceso expansivo de turismo residencial.
• Aumento de los valores inmobiliarios.
• Niveles inflacionarios superiores a las medias regionales y nacionales.
• Proceso de creciente privatización de escenarios turísticos (costas marítimas, fluviales y lacustres, bosques, etc.).
• Acentuación de la fragmentación y las desigualdades sociales.
• Degradación progresiva de las condiciones cualitativas del destino turístico debido a la masividad generada por la multiplicación de las urbanizaciones.
• Paulatina precarización en la prestación de servicios públicos en todo el ámbito urbano.
• Severa afectación de las actividades económicas de base rural.
• Competencia imposible de controlar y regular del turismo residencial en relación a la estructura formal hotelera.

Cualquiera puede preguntarse, ¿cómo es posible que ocurran todas estas cosas…? , ¿ acaso no hay normativas ni organismos de planificación y control? Si, en general los hay, pero…. un problema que no puse en la lista es el de la corrupción…
Se podría seguir, pero creo que resulta suficientemente ilustrativo el diagnóstico que sobre el turismo residencial han planteado reconocidos especialistas de la Universidad de Alicante. Los mismos expresan que 

“… pueden reconocerse denominadores comunes cuya manifestación varía no tanto en función de aspectos cualitativos como de otros cuantitativos más vinculados a la fase de desarrollo en la que se encuentra el proceso. Así, pueden entenderse mejor los enfoques más optimistas de aquellos estudiosos que han investigado casos emergentes, las perspectivas más escépticas de quienes se han acercado a regiones en las que esas primeras etapas de desarrollo ya se han completado y, definitivamente, las posiciones inequívocamente críticas de los investigadores que han podido apreciar situaciones en las que la naturaleza turística del proceso prácticamente se ha diluido y ya únicamente se aprecian con verdadera nitidez sus dimensiones estrictamente inmobiliarias…” (Mazón, Tomás, Huete, Raquel y Mantecón, Alejandro; “Experiencias internacionales sobre la dinámica turística de las segundas residencias”)

O concluyendo más categóricamente

“En definitiva, el funcionamiento perverso de la lógica empresarial provoca la socialización de los costes y la privatización de los beneficios...” (Aledo, Antonio, Mazón, Tomás y Mantecón, Alejandro; “La insostenibilidad del turismo residencial”)


EGOÍSMO “… atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás…”


Abelardo de Almeida











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