Puede volver al Estado docente exonerada por cultivar marihuana

Mediante decreto 293 de la provincia del Chubut, el 26 de marzo se rehabilitó a Lucy Raquel María Hernández para que vuelva a desempeñarse como docente. La mujer era la directora de la escuela 738 en 2008 cuando la Policía encontró en un invernáculo del mismo establecimiento una plantación doméstica de marihuana de su propiedad, cuyo cultivo compartía con Matías Gabriel Gilardi, otro maestro de dicho colegio. En el allanamiento también se hallaron semillas traídas de Holanda y catálogos sobre el estupefaciente.

Ambos fueron procesados entonces por el juez federal Hugo Sastre y a Hernández el Consejo de Educación debió conminarla luego para que deje la casa de servicio, ya que se negaba a irse del pueblo mientras se instruyera el sumario.
Finalmente, se radicó definitivamente en Santa Fe y no volvió más a la provincia patagónica.
Durante el juicio los maestros aseguraron que “solo usaban la producción para consumo personal”. Según la investigación,  habían puesto en funcionamiento en el patio de la vivienda de la directora, situada junto a la escuela, un sistema de riego por goteo y de iluminación para secar las hojas de las plantas que cultivaban a pocos metros de las aulas.
Dentro de la casa, sobre un mueble modular, los policías y los testigos encontraron una moledora para picar las hojas ya secas, papel para armar cigarrillos y varias hojas en proceso de secado.
No había separación entre la casa de Hernández y la escuela: estaban ambas en el mismo predio y sólo hacía falta caminar unos pasos para conectarse con las aulas. La denuncia llegó al Ministerio de Educación de parte de los vecinos de Río Pico que enviaban sus chicos al colegio y habían comprobado un comportamiento extraño en la docente. Algunas plantas podían verse desde el exterior.
“Realmente es muy linda. Las semillas me las enviaron desde Holanda. Es un híbrido, mezcla de especies que se desarrollan muy bien en Turquía y en Arabia, y que en esta zona se puede dar. Porque la cannabis tradicional de siete hojas no sale muy buena. Yo las cultivo para consumo personal”, reconoció Gilardi ante periodistas que llegaron hasta Río Pico para cubrir el caso.
Según la justicia, les hubiera correspondido una pena de entre cinco y seis años. No obstante, tras los alegatos, un tribunal de Comodoro Rivadavia resolvió absolver a ambos. 
Hernández, en aquel momento de 46 años y Gilardi de 26 fueron sumariados por el Ministerio y el 26 de mayo de 2008 la directora fue exonerada y el joven cesanteado. La exoneración es la máxima pena que prevé la ley cuando un empleado público comete una falta grave. Si es exonerado no puede ser reincorporado. Por eso el decreto habla de “aplicar supletoriamente la medida” aunque contradiga las normas en vigencia.

Gilardi fue cesanteado pero años después volvió al norte y se radicó en Santa Fe. Aunque el decreto no establece que la directora vuelva al trabajo sino que queda habilitada para hacerlo, fuentes consultadas por Jornada dijeron que no le será muy difícil volver a estar frente a un aula: tiene mucha antigüedad y buen puntaje por lo que puede presentarse en un concurso y ganarlo con facilidad.

La mujer y el maestro fueron procesados por la tenencia pero más pesó el lugar donde se encontraba la plantación: nada menos que dentro de una escuela.
La rehabilitación para ejercer cargos públicos se produjo por un pedido de la docente. En la decisión intervinieron la Dirección General de Administración de Personal y el Asesor General de Gobierno. Hay que recordar que al producirse la detención de ambos, el hecho tomó una gran repercusión y fue reproducido por la mayoría de los medios nacionales.

Una anécdota

La directora de la Escuela 738 pertenecía a una reconocida familia de Río Pico. El día que allanaron su casa estaba de visita su hijo de 15 años que había llegado de Capital Federal. Concretados los trámites en el juzgado de Rawson, la docente regresó a su pueblo y volvió a instalarse en la casa de la escuela. Había aceptado abandonar el cargo pero no la vivienda.

Educación debió enviar a una comisión que integraban los encargados del patrimonio para convencerla que deje la casa que debía ser ocupada por el nuevo director. La mujer decidió irse. Quien no volvió más a Río Pico fue el docente Gilardi quien después de unos años viajó a Santa Fe donde se radicó de manera definitiva











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