Sumó el Génépy, que “se hace con unos yuyos que se extraen a 2.200 metros de altura y que luego se fermenta para que salga un licor exquisito”, o también “un buen Barolo”, el vino tinto producido en el Langhe, a partir únicamente de la uva nebbiolo, una variedad de grano pequeño y piel gruesa con un alto contenido en ácidos y taninos.
Graficó que “la gran afluencia de los piemonteses en la pampa gringa se remonta a 1850 para conformar las primeras colonias agrícolas. A esos pioneros los trajo el hambre, disparando de la miseria, la peor de las guerras. Entonces, a fuerza de voluntad y coraje se dedicaron a cultivar cada palmo de la tierra asignada por el gobierno”.
En cambio, “a aquellos a los que no les sentó bien el clima, fueron ubicados de acuerdo a sus oficios y habilidades y algunos terminaron en nuestro sur”. Antepuso como ejemplo a su propio abuelo, quien “era analfabeto, pero como había que ayudar a mantener la familia, desde muy chico se fue a Valenza como aprendiz de joyero, actividad que actualmente siguen haciendo mis primos. Lo pusieron frente a un par de maestros hebreos, que hacían diseños para la corona británica. Con el tiempo, se mudó a la Argentina y terminó en El Bolsón fundando el primer hotel dedicado al turismo”.
Con todo, Guasco reconoció a San Juan Bosco como “el piemontés más famoso”, quien “marcó a tantas generaciones patagónicas con sus obras, aún sin llegar a conocer jamás nuestro país. Sin embargo, cada uno de sus sueños se fue plasmando a través de las cien sedes salesianas en 22 provincias argentinas del sur y del norte”.
“Su nombre –asociado siempre a la Patagonia-, despierta admiración en cada pueblo del piemonte”, aseguró. Dicho trabajo, encarnado por los Salesianos de Don Bosco, estuvo focalizado en la educación y evangelización de los jóvenes, sobre todo los más pobres y abandonados. Incluyó la formación laboral, la atención a los niños y adolescentes en riesgo y la misión entre los pueblos originarios.
Precisamente, el Día del inmigrante Piamontés fue instituido desde 2020 en recuerdo a su nacimiento un 16 de agosto de 1815, a instancias de una propuesta presentada desde Mendoza en el marco de un congreso virtual de la Federación de Asociaciones Piemontesas de Argentina, aprobada en forma unánime. En la oportunidad, en la plaza Piemonte de El Bolsón, fue colocada una placa alusiva a la figura de Don Bosco, más ofrendas florales por parte de los asistentes.
Hermandad
A su turno, el intendente Bruno Pogliano (también descendiente de piemonteses) se refirió al proyecto “de hermanamiento con la localidad de Bardonecchia, provincia de Turín” –declarado de interés por el Concejo Deliberante-, que “seguramente va a servir para profundizar los lazos y provocar un acercamiento cultural, turístico y gastronómico para el futuro cercano”.
De igual modo, valoró “el legado de los piemonteses a través de la cultura del trabajo (agricultores y constructores), además del sentido de la familia y el orgullo por la madre patria. En mi caso, mi bisabuelo (el único de los hermanos nacido en Argentina), siempre nos inculcó sus raíces aún cuando nunca conoció Italia. Se lleva en la sangre, en el corazón y lo heredan nuestros hijos y así seguiré sosteniendo esos valores y principios”, concluyó.
De igual modo, durante el acto también recordó a los socios fundadores ya fallecidos de la Asociación Piemonte Andino: Horacio “Tato” Guasco, Susana Bosio, Marcos César, Dardo "Cacho" Bonansea, Daniel Marchisio, Ana y Ángela Pastorini.
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