Vuelve a tocar en vivo la legendaria banda de Mike Cooke. Será este viernes en casa de la cultura de El Bolsón y presentará nuevos temas junto a un videoclip musical.
Después de la pandemia, donde aprovechó para componer gran cantidad de temas nuevos, Mike Cooke y su banda vuelven al escenario este viernes en la Casa del Bicentenario de El Bolsón, donde esperan a cientos de fanáticos.
Un tractor en marcha en la chacra, con un galpón de fondo y en plena tarea de arar la tierra, además de unos pasos de baile junto a un espantapájaros, fueron el escenario elegido por Mike Cooke para mostrar varios videoclips con adelantos de sus nuevas canciones del álbum “Potatoes” (papas), que mostrará en el próximo show.
Este mediodía, junto al cartel de El Bolsón en la plaza Pagano, celebró “esta maravilla que es la vuelta del sol y el inicio de la primavera”, en medio de una explosión de colores de los ciruelos y los aromos en flor.
Acerca de la presentación en marcha, anticipó que “estamos bien preparados para un concierto de esta magnitud, con varios invitados, y lógicamente también recrear los temas más conocidos por la gente. La banda sigue integrada por los cuatro músicos de siempre, con mi hijo Fran en la guitarra, Roberto Thalman en batería y Hernán Gramajo, quien es el director musical. Ahora sumamos a Lucas Colihueque (El Hoyo) en el bajo”.
A su lado, Fran Cooke valoró que “las sensaciones de tocar con mi viejo son varias (se ríe), pero todas buenas porque él no tiene comparación. Estamos juntos en este proyecto que ya va a cumplir 10 años, muy contentos porque ya terminamos el segundo material discográfico”.
Agregó que “la pandemia y el aislamiento fueron duros, porque la mitad de la banda vive en Lago Puelo y durante un año entero no nos pudimos juntar. No obstante, en la parte creativa, Mike es una máquina de componer canciones y todos los días puede mostrar dos o tres temas nuevos. Lo que vamos a presentar el viernes, es parte de esa etapa. Además, ya tenemos en el tintero otro disco más casi terminado”.
A su turno, Mike Cooke insiste con que “la cuestión es ir renovando el repertorio, es lo que me mantiene activo y con ganas de seguir”, luego de una larga convalecencia tras un accidente en el río Manso.
En respuesta a “la mejor banda que vio en su vida”, no duda en recordar que “estando en el estadio de Wembley, en Londres, tocaron los Rolling Stones, lo más fantástico que vi como músicos del género. Para mí, fueron los mentores del rock más puro”.
“Tambien me gustan Johannes Brahms y Ludwig van Beethoven con su música clásica, ni hablar de Charles Mingus (pianista estadounidense de jazz), pero si hablamos de rock and roll, los Rollings son los más grandes”, reafirmó.
Ciudadano ilustre
Con más de 40 años de residencia en la Comarca Andina, Mike Cooke (70) es considerado el patriarca del rock and roll patagónico y alguna vez fue tapa de la revista Rolling Stones. Sus fans esperan cada verano las fiestas comarcales y hacen cientos de kilómetros para verlo tocar su guitarra y escuchar su voz aguardentosa con aquellos viejos clásicos en inglés que quedaron para siempre. En 2019, fue declarado embajador cultural de El Bolsón por el Concejo Deliberante.
Acerca de sus orígenes, Mike Cooke recordó que “mis abuelos vivían en el condado de Nottingham, la tierra de Robin Hood, y obviamente conocí el bosque de Sherwood. De hecho, visité el famoso roble donde dicen que guardaba sus botines y hoy es un lugar turístico”.
En la adolescencia, su madre formó pareja con un cineasta y se mudaron a un barrio de Londres, donde “éramos vecinos con Mike Jagger, Roger Daltrey, Eric Clapton o Keith Richards, aunque no fuimos íntimos amigos, éramos todos músicos y nos cruzábamos a diario”.
En septiembre de 1973 llegó a El Bolsón, “en la misma época que Miguel Cantilo. Vine con mi familia a vivir a un rancho con piso de tierra y a empezar a forjar un porvenir con lo que podíamos, aunque la música siempre la llevaba adentro. Hice de todo, albañil, cabañero, ceramista, carpintero; no se podía vivir de la música y tenía varios hijos que mantener”, remarcó.
Con el tiempo, volvió a Buenos Aires a probar suerte y fue músico oficial de la Embajada de la India, tocando un sitar: “Estábamos en pleno proceso, era muy difícil, pero había un lugar (Café Einstein) donde nos juntábamos con Omar Chaban, Katja Alemann…, éramos los chicos del barrio que hacíamos cada despelote. Por entonces, Roberto Pettinato tocaba el saxo en Sumo, al principio lo tenían como medio tonto, pero en realidad aportó mucho a la banda de Luca Prodan, con quien teníamos una atracción especial, porque los dos habíamos recorrido el mundo y musicalmente conectamos al toque. No grabé con él porque una mujer me lo prohibió”, se ríe.
Con todo, indicó con que “mi lugar en el mundo siempre fue El Bolsón, jamás me arrepentí de haber venido. Había apenas 2500 habitantes en toda la comarca, donde las distancias parecían más grandes, solo nos cruzábamos con los paisanos a caballo o en un carro con bueyes, quizás alguna camioneta. Ya en aquel momento vi que estos valles tenían un potencial impresionante. Sorprendentemente, por aquellos años venían muchos extranjeros”.
Subraya enseguida que “aquello de droga, sexo y rock and roll solo fue un gran mito, no veníamos con ese ideal hippie de los Estados Unidos, en realidad queríamos escapar de esa vorágine de las grandes ciudades. Acá nos encontramos con una vida mucho más natural, más comunitaria, más solidaria”, comparó.
Entre las bandas que integró pasaron Cuero Caliente, Bolsón Blue Band y La Roca. En tanto, su hija Valentina Cooke es una reconocida cantante argentina que está forjando su propio camino. “La mejor herencia que les puedo dejar es la música”, asevera Mike Cooke, la joya inoxidable del rock en el sur argentino.
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