Mario Lombi, uno de los referentes de la comisión interna, confirmó que “este sábado vamos a estar celebrando los 45 años de vida de la feria de Bolsón en el anfiteatro de la plaza Pagano, con actividades que arrancan a la 14 y que incluyen bandas en vivo, intercambio de plantines, pintura facial para los chicos y para los grandes que se animen, payasos, peloteros y además vamos a compartir una merienda. Entre todos nos vamos a esforzar para que sea un lindo cumpleaños”.
Enseguida explicó que “es una gran familia de varias generaciones y tenemos una cantidad enorme de historias, de tiempos y de días compartidos desde 1984, cuando nos establecimos alrededor de la plaza Pagano. Aquí hemos atravesado sucesivos gobiernos y sucesivos estados económicos del país, sumando todas las crisis, incluida la pandemia”.
Acerca de la actualidad del lugar, indicó que “por una cuestión de espacio, desde hace años tenemos 500 puestos titulares, más 100 visitantes que recibimos en la temporada estival. Con mucho trabajo y buena predisposición de todos los compañeros logramos acomodarnos y recibir las artesanías que provienen de otros lugares”.
A lo largo de los años, una de las premisas de los feriantes fue mantener la autenticidad de cada pieza expuesta. Al respecto, Lombi aseguró que “el principal control nace de los propios artesanos, productores y hacedores. Cada uno sabe lo que prepara y lo que viene a ofrecer. En definitiva, vende una artesanía, un producto artístico”.
De igual modo, destacó que “también tenemos reglas internas y tenemos estatutos que definen qué se puede vender y qué no se puede vender acá. Son muchos años de organización que sobre todo se basan en la buena voluntad y predisposición de todos los compañeros”. Al respecto, adelantó que “el 28 de octubre son las elecciones para elegir una nueva comisión y seguir manteniendo el orden para que esto siga funcionando y creciendo”.
Varias generaciones
Tras coincidir en que la feria “ya es parte de la cultura, de la idiosincrasia y hasta de la historia del Bolsón”, el dirigente aseveró que “hemos acompañado el desarrollo y el crecimiento de una ciudad que tiene mucho potencial natural para mostrar al turismo”.
Sumó que “varias generaciones de artesanos han obtenido aquí los recursos para que sus hijos y nietos puedan estudiar y ver crecer a sus familias. También es dinero que queda en el pueblo y motoriza toda la economía, directa e indirectamente. Lo que gano lo dejo en el almacén y ese comerciante después puede contratar a un albañil y a un carpintero para hacer una ampliación. Luego, ese mismo obrero tiene que cenar y se compra una pizza”, subrayó.
Oferta
La feria abre los martes, jueves, sábados y domingos, además de los feriados, desde las 10 y hasta la tardecita. Productores y artesanos de toda la zona se acercan para ofrecer el trabajo de sus manos en madera, cuero, metal, lana, cerámica, vitraux, flores secas; más los dulces, chocolates, verduras, chutneys, alfajores, frutas finas, quesos, sahumerios, cervezas artesanales, vinos y licores.
Se suman los libros de autores locales, instrumentos musicales, cuchillos forjados a mano y las velas artesanales de distintos tamaños, cosmética y perfumes exquisitos. También de la naturaleza obtienen las materias primas que, combinadas, “nos ayudan a cuidar y tratar nuestro cuerpo de forma saludable”. La oferta incluye cremas, jabones, tinturas, aceites y desodorantes. Entre los preparados, las flores y esencias del bosque cercano tienen un lugar preponderante.
También es punto convocante de gran variedad de espectáculos artísticos, especialmente durante el verano. Por allí aparecen sin mayores preámbulos bandas de rock, clowns, escultores, pintores, mimos, payasos y murgas.
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