Ser opositor, hoy, es una obligación humanista y ética




El actual gobierno nacional se sostiene, en gran parte, por la incapacidad opositora. Por la pereza creativa de la dirigencia política y gremial. Por Osvaldo Nemirovsci.

Ser opositor a este gobierno, que día a día lesiona calidades de vida y angustia a millones de argentinos, no es una posición política que se acomoda según la variedad que ofrece la rosca.

Hoy amigable, mañana opositor, pasado de nuevo amigo, otro día muestro enojo.


Ser opositor, hoy, es una obligación humanista y ética.

Podemos clamar en el desierto. Cien y mil veces, no nos cansaremos y otorgaremos valor a los clamores, aunque el logro se demore. Y como Moisés podemos estar 40 años cruzando nuestro desierto y no enojarnos si no llegamos a ver la Tierra Prometida pues sabemos que ese límite lo cruzarán otros y nos satisfará saber que acompañamos todo el trayecto.

Algunos lo sabemos por nosotros mismos, otros por sus padres, pero no nos ajeno el recuerdo de infinitos dolores físicos y de picanas humillando nuestro cuerpo, y de soledades, fríos y angustias en pabellones de Devoto, Sierra Chica y La Plata, entonces como van a asustarnos y preocuparnos jóvenes troles agotados éticamente y portadores de lo peor del uso tecnológico.

¡No pueden con nosotros! "Monemus vos immortales esse" (les avisamos, somos inmortales)

Le damos sentido a un término como militancia, molesto para quienes temen igualdades de vida y equilibrios sociales e incomprendido por quienes lo vitorean y ensalzan como símbolo histórico pero no lo practican en su real valor. Tambien existe la simulación en el campo popular.

Y somos eso. Militantes, a veces en funciones desde cargos institucionales, muchas veces desde el llano. Sin que ese llano nos haga correr detrás de un cargo ni que la falta del mismo nos impida hacer nuestra actividad política.

Estamos formados y somos lo que valemos en función de esa formación. No tenemos neutralidad técnica ni profesional ni de gestión. Miramos el mundo y nuestra sociedad desde una identidad que es el peronismo. En ese sentido de vida, filosófico, histórico e ideológico se constituyó nuestro conocimiento, nuestro ser.

Es imposible poner esa formación al servicio de gobiernos en las antípodas del peronismo. No nos entra en la cabeza que alguno de nosotros pueda ser ministro o secretario de Estado de un gobierno como el actual. Estamos capacitados para otro sentido de la vida.

La Educación, la Salud, el Transporte, el Turismo, la Tecnología, el Ambiente, la Libertad, la Justicia, el Trabajo, la Planificación, el Mundo social, no son universos exentos de criterio político. No para partidizarlos sino para ubicar las respuestas de cada área, y sus soluciones, en el camino que dan valores que integran nuestro acervo cultural y que se enmarcan, fuera del prieto espacio de la propia identidad, en aspectos generales, pero bien concretos como respeto, humanismo, derechos humanos, civiles y sociales, democracia.

Por mucho de esto, somos invisibilizados, siempre hay para los grandes medios un mejor rating con el senador que dijo cosas graciosas, para el dirigente que afronta juridicidades adversas o para el gobernante que más insulta y agravia.

No es marketinero lo nuestro. La regularidad en la tarea política, el esfuerzo cotidiano en nuestras provincias, la energía puesta en aportar ideas que consoliden teoría y práctica militantes, el estar todos los días, al menos con un vecino o un compañero y hablarle de este peronismo que entendemos, no es atractivo para la mediatización ni es soportado por mucha dirigencia que observa en esta simple forma de actividad política, un mal espejo que le devuelve lo que ellos son incapaces de hacer.

Pero somos muchos. Somos intergeneracionales. Tenemos los jóvenes con mejor madurez y los veteranos con mayor comprensión del mundo moderno, de sus ritmos y de sus nuevas tecnologías. No somos una organización ni un rejunte agrupacional, somos un espíritu movilizador que se entusiasma con derrotar, en la legalidad política e institucional, al gobierno libertario.

El actual gobierno nacional se sostiene, en gran parte, por la incapacidad opositora. Por la pereza creativa de la dirigencia política y gremial (en ambos casos, salvo honrosas y escasas excepciones).

Somos los que, tomando con cierto humor aquella invitación empoderadora del general Perón, primero buscaremos a los que se robaron la mochila, y luego sacaremos el bastón de mariscal para utilizarlo en función de la recomposición del peronismo.

Tenemos la abnegación de quienes consideran justa su lucha. Y, lo más importante, aunque suene épico y con cierta magnificencia, somos conscientes de nuestro rol histórico.

Y queremos cumplirlo. 
Osvaldo Nemirovsci.







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