Los faldeos de nuestros Cerros, realidad y símbolo

El lenguaje se desvirtúa, se transforma y se tergiversa vuelta a vuelta. Cada tanto asistimos asombrados a re significar términos y conceptos. Esto no es casual. Para sostener a los pueblos entretenidos todo sirve.

Para colonizar al otro, es necesario confundirlo y hacerle creer que el colonizador tiene algo mejor, que el sujeto a colonizar está allí para ser transformado por el colonizador, para “enseñarle” algo,  y para que acepte, sobre todo para que acepte lo que se le propone.

A los patagónicos, nunca se nos hubiera ocurrido sostener que nuestros cerros tienen “laderas”.

Nuestros cerros lo que tienen son faldeos, que llama a pensar en una falda de la madre tierra, que recibe al humano con amabilidad y ternura.

Hoy casi hemos desterrado este hermoso concepto, el faldeo del cerro, por el de Laderas del Cerro, el nombre que impone una Empresa, que es como decir, un ser sin rostro con plata detrás –bastante escondida- y con ansias de plata por delante.

Sabemos que estamos en un sistema capitalista, en una fase del neoextractivismo donde nuestros países han sido colocados por los grandes capitales en el rubro de proveedores de materias primas, como al inicio de nuestra nación. Lugar recurrente al que nos pretenden llevar, y del que nuestro pueblo una y otra vez pretende salir.

Lo que hemos puesto en discusión en Bolsón es precisamente si deseamos aceptar la panacea del capitalismo neoextractivista (se levantaron una concesión por veinte años sin casi inversiones fijas y pretendieron se les acepte la gestación de una ciudad vendida y administrada por ellos) o la democratización de los bienes que son de todos, entendiendo por tal el debate, la discusión fundada y la decisión acerca de cómo administrar esos bienes colectivos.

De ahí que surjan voces con el Chau Laderas asociadas al 9 de Julio, el Día de la Independencia.

Independencia de una Empresa, pero también independencia de un modelo que arrasa con lo público para apropiárselo, usarlo y quizá luego dejarlo mustio, como ya quedaron los campos cercanos a Viedma, con tormentas de arena por la sobreexplotación. Como ocurre con los ferrocarriles y tantos otros ejemplos que podríamos visualizar.

Las Empresas Laderas son eso: laderas de otro.

Nuestros Cerros tienen faldeos, que son ellos mismos, brindándose a todos.

María Teresa Hube, 18 de junio del 2013.-

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