La respuesta inmediata tras el incendio en Confluencia





Mallín Ahogado fue una de las zonas más afectadas por el devastador incendio en Confluencia. Paul Vega, uno de los damnificados, perdió su vivienda en el siniestro. Sin embargo, destaca la rapidez y humanidad con la que llegó la asistencia prometida por el gobernador Alberto Weretilneck.


Vega recuerda con emoción los primeros días tras la tragedia: “Sentí que no estábamos solos, gracias al gobernador por su presencia y por armar el equipo que armó, que no solo es eficiente sino también humano”, expresó. Con el fuego todavía amenazando su chacra, destaca el acompañamiento y apoyo brindado por los funcionarios.

Ahora, con la urgencia de reconstruir, el vecino afirmó: “Ya pasó el tiempo de las lágrimas, es hora de mirar hacia adelante y empezar a reconstruir de verdad”. Su caso, según él mismo relata, fue uno de los más rápidos en recibir asistencia. Mientras la segunda oleada del incendio impactaba con fuerza, él ya trabajaba en la reconstrucción de su hogar. “Un domingo ya estábamos levantando la primera vivienda. Nos visitó el ministro Juan Pablo, quien quedó asombrado. Le dije que no había tiempo que perder. Acá el invierno nos sorprende rápido y no podíamos atrasarnos”, detalló.




Optimizar los tiempos y recursos

El desafío de la reconstrucción no solo implica rapidez, sino también optimización de recursos. Vega explica que trabajan con un grupo de arquitectos para buscar soluciones constructivas más dinámicas y económicas. No obstante, se enfrentan a la falta de mano de obra especializada: “Recibimos la ayuda económica, pero contratar trabajadores especializados es costoso. Lo que necesitamos hoy es colaboración”.





A pesar del apoyo de voluntarios, reconoce que hay tareas que requieren personal capacitado: “No los podemos sobrecargar con algo que quizás no entienden, aunque lo hagan de corazón. Queremos prevenir accidentes”. Por ello, hace un llamado a gasistas, electricistas y plomeros que puedan colaborar en esta fase crítica de la reconstrucción. “Quienes puedan ayudar, pueden contactarme al 299-429-0041”, indicó Vega.





Días de abrazos

Paul también destacó el impacto emocional de la tragedia y la importancia del respaldo humano: “Pensamos que lo habíamos perdido todo en 10 segundos, pero una semana después llegó una camioneta blanca, se bajó Juan Pablo, el ministro, y me abrazó. En ese momento me di cuenta de que necesitábamos ese abrazo, esa energía para seguir adelante”.

Para él, la velocidad con la que se gestionó la ayuda y la presencia del equipo de Weretilneck fueron clave. “El trabajo que hicieron fue impresionante, nunca visto. No hay precedentes de que algo así se haya resuelto tan rápido”, concluyó.

Mientras la reconstrucción sigue su curso, la solidaridad y el esfuerzo colectivo marcan el camino hacia una nueva esperanza para los damnificados del incendio.



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