Ángel Eduardo Lozano Azuaje, oriundo de Caracas, fue arrestado en las inmediaciones de Güemes, provincia de Salta, mientras iba a bordo de un micro. El testimonio que llevó a su caída
El problema para Ángel Lozano Azuaje, alias “Cachete”, fue que nadie supo callarse la boca.
Había comprado un pasaje en la zona norte del conurbano este fin de semana pasado para salir a Bolivia y cruzar la frontera en un micro de línea, otros dos jovenes venezolanos iban junto a él. Alguien creyó sospechoso que tres venezolanos viajaran juntos, de cara al brutal asesinato del empresario Matthew Gibbard, muerto de un tiro calibre .380 en el pulmón derecho a las puertas del hotel Faena mientras llegaba con su familia para pasar la Navidad en Buenos Aires. Los sospechosos eran parte de una banda integrada por argentinos y venezolanos que marcaban turistas en el aeropuerto de Ezeiza y los asaltaban a golpes en cuanto llegaban a sus hoteles cinco estrellas. Entonces, esa persona dio el aviso, que llegó a la Policía de la Ciudad.
Ángel tenía una novia que vivía en Once. La Policía porteña también llegó hasta ella, tomaron su testimonio. Así, no tardaron en triangular los movimientos de “Cachete”.
Esta tarde, en una zona cercana a Güemes, provincia de Salta, Gendarmería recibió la orden de detener al micro de la empresa La Veloz del Norte que se dirigía a Bolivia. Allí estaba Lozano Azuaje junto a su compatriota.
Se lo llevaron detenido, el joven de 21 años deberá ser traslado a la Ciudad para responder ante la jueza Yamile Bernan y la fiscal Ana Yacobucci por el robo y homicidio de Gibbard. Según fuentes policiales, “Cachete” es el autor material, el encargado de disparar la bala que dio muerte al empresario inglés.
No se sabe cuándo Azuaje llegó exactamente al país, se cree que como otros venezolanos en la banda acusada del crimen entró por un paso clandestino en Orán, provincia de Salta. Oriundo de Caracas, había sido padre a comienzos de 2017 de una beba. Le gustaba pasar música en fiestas en bares como DJ, divertirse con amigos, nada fuera de lo común.
Queda, por otra parte, completar su lugar en el mapa, cómo se vinculó a la banda que mató al empresario y que ya había atacado a golpes a otro ejecutivo en el hotel Intercontinental el pasado 12 de noviembre, un canadiense de 46 años que recibió una violenta paliza en la entrada de la calle Moreno en Montserrat para que entregue su bolso Louis Vuitton donde llevaba una laptop y el cargador. El golpe tenía el signo de la banda: una alta logística, con dos motos y un auto de apoyo. El robo a Gibbard fue cometido con dos autos, entre ellos un Ford Fiesta rojo y una moto, que perdió un manija de un freno que quedó en la escena.
El golpe fue marcado por la torpeza brutal de los ladrones: Stephen Zone, hijastro de Gibbard, recibió un tiro en un muslo. Hubo un tercer disparo con un cartucho percutido que nunca detonó. A “Cachete”, las cámaras de seguridad cercanas al Faena lo muestran empuñando una pistola.
Por lo pronto, hay otros cuatro detenidos, ligados a los vehículos que se emplearon en el golpe al hotel Faena, entre ellos un argentino que sería el proveedor de autos de la banda, encargado de conseguir vehículos “frescos” sin pedido de captura.
Otro ciudadano venezolano, A.R, está vinculado al Ford Fiesta rojo usado en el seguimiento. Se encuentra prófugo hasta hoy.
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