Aseguran que la planta de residuos goza de buena salud


Sin embargo, al llegar al vertedero de Los Repollos el paisaje se asemeja más a un basurero a cielo abierto. Esperan inversiones del gobierno nacional para mejorar la infraestructura e incorporar recursos humanos que operen la separación de los residuos que los camiones vuelcan en la zona alta del complejo, donde abundan los chimangos, las ratas y el olor es permanente.



Ayer, mientras daba explicaciones sobre el funcionamiento de la planta a alumnos de quinto año del CEM 48, el técnico Pedro Massabie contrapuso el concepto de basural a cielo abierto: “Si observan como era antes, ahora es totalmente diferente. Hoy existe una planta de tratamiento con sus celdas, su pileta de lixiviado con su vertido de gas, que ha estado en desuso durante cuatro o cinco meses y que estamos tratando de reacondicionarla”, detalló,



“Hay que volver a acomodar en la celda la basura que está donde no debería estar, volver a compactarla, taparla”, agregó al tiempo que se manifestó “ansioso por recibir la segunda parte de este crédito, destinado a la compra de un cinta clasificadora que permitirá que no vuelva a desbordarse y que la basura no pase directamente a la celda, sino que va a pasar por un lugar donde se podrá recuperar la mayor parte del material. A partir de allí, el cambio va a ser radical, notorio”.



En detalle, graficó que “las descargas de los camiones irá a una tolva, desde donde va subiendo en pocas cantidades hacia la cinta y ahí se clasifican los materiales. Por un lado queda lo reciclable, lo orgánico y un descarte –en un bajo porcentaje-, que iría a la celda”. El proceso “le daría mucha más vida útil a la planta”, ya que actualmente solo se recupera “algo de cartón y vidrio”.



Entre los requerimientos inmediatos, el funcionario de la Secretaría de Medio Ambiente incluyó “más personal. Se necesitan como mínimo 10 personas en la cinta (hoy opera con tres empleados), además de algunas obras complementarias”.



Consultado sobre la vida útil de la infraestructura, el experto se refirió “a las 20 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos que ingresan”, aunque aseguró que el promedio de funcionamiento estaría “en 10 años, y lamentablemente nuestra primera celda está pagando una especie de ‘derecho de piso’. Estamos trabajando para que la segunda funcione correctamente”, anticipó.



Reiteró enseguida que “desde diciembre hubo tres o cuatro meses en que no se pudo operar, por eso la celda estaba llena y ya la basura se tiraba sobre el sector del basurero antiguo. Hoy la premisa es volver a ponerla en funcionamiento porque es una planta que pertenece a toda la comunidad, donde todos los habitantes tenemos que poner nuestro grano de arena, separando”.



Por último, valoró que “los chicos que nos visitan están comprometidos con el objetivo final y les brindamos la información indispensable”.







Proyecto integral







Cabe recordar que el gobierno nacional invirtió hasta la fecha unos 18 millones de pesos en las obras de la nueva planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos, construida en el paraje Los Repollos.



El emprendimiento se financió con un aporte no reintegrable del BID, incluido en el programa de mejora de la competitividad turística de la Región de los Lagos y vino a dar respuesta a una demanda histórica de esta ciudad de sudoeste rionegrino. Incluso a la firma convenios vino en su momento el ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, junto a funcionarios provinciales y comunales.



El plan se denominó “Gestión integral de residuos sólidos urbanos en municipios turísticos” con un complejo modelo en un predio de dos hectáreas, donde por años funcionó un vertedero a cielo abierto.



Los trabajos incluyeron la ejecución de un relleno sanitario, el saneamiento del basurero anterior, acciones de fortalecimiento institucional y un programa de comunicación y difusión social para la sensibilización y capacitación comunitaria, como la separación de orgánico e inorgánico en origen (etapa aún en desarrollo).



En contrapartida, el gobierno local debió comprar dos camiones nuevos para la recolección domiciliaria, además de capacitar al personal que cumplirá los recorridos. Con todo, en este proceso hubo contratiempos “nunca aclarados” y que llevaron incluso a una advertencia de la anterior gestión de “articular una cooperativa” para operar la planta, ante los reclamos laborales del personal municipal.



En coincidencia, en el predio se montó un sector específico para “la separación y reciclaje de materiales; instalaciones para la elaboración de lombricompuesto; un área para la disposición de rechazos; laguna de almacenamiento temporario de líquidos lixiviados y reserva de agua de lluvia para combatir potenciales incendios forestales”, según lo anunciado.