LA FAMILIA DE COCO GARRIDO DIO CÁTEDRA DE VERDAD Y AMOR, PARA QUE SE HAGA JUSTICIA

Comenzó ayer en los tribunales de San Carlos de Bariloche el esperado juicio por el homicidio de Guillermo Garrido, ocurrido en enero de 2011 en la Comisaría N° 12 de El Bolsón, por el que están acusados de “homicidio culposo” los policías de Río Negro, Laura Leiva y Emilio Oyarzún.


La familia
Luego de casi 8 años de dilaciones y demoras, los jueces Sandro Gastón Martín, Gastón Pierroni y Gustavo Quelín, por primera vez escucharon cara a cara los desgarradores testimonios de la familia de Coco: sus hermanos Darío y Carla, su papá Guillermo, su compañera Rosa Mayorga. Las declaraciones de todos ellos fueron contundentes y, como vienen denunciando desde un comienzo, resultaron esclarecedoras y precisas en el relato de cómo se produjeron los hechos aquella fatídica noche del 13 de enero de 2011, en que Coco Garrido regresaba a su casa luego de festejar en familia el cumpleaños de su papá en Epuyén, con la alegría desbordante del encuentro familiar y de una vida que le sonreía (justo a él que era un pibe que siempre estaba con una sonrisa a la mano de todos), ya que recientemente había conseguido trabajo como cajero en La Anónima de Bariloche y, a sus 24 años, tenía muchos proyectos que compartía con Rosa, su novia.
Los jueces escucharon entonces de boca de la familia lo que quienes acompañamos a los Garrido conocemos desde el primer día: que luego de un accidente de tránsito menor en el acceso a El Bolsón (sin heridos ni daños de consideración a ninguno de los vehículos involucrados), a Coco lo llevan detenido de manera ilegal y sin justificación alguna a la Comisaría N° 12 (primera violación de sus derechos por parte de la Policía). De allí lo trasladan al hospital local para que se le realice un control médico que no demostró ningún tipo de lesión ni situación que ameritara su asistencia y, finalmente, lo vuelven a llevar (siempre detenido) a la Comisaría 12 donde, luego de tan sólo 40 minutos de encierro y según la insostenible versión policial, "se suicida".

El forense, la médica y el comisario
También se escucharon en esta primera audiencia la inconsistente presentación del médico forense responsable de la autopsia del cadáver de Coco, el Dr. Juan Manuel Piñero Bauer, que intentó demostrar lo indemostrable, no por falta de elementos (que los responsables de la “investigación” estatal sí tuvieron en el momento de los hechos, al tener acceso privilegiado al cadáver cuando la familia sólo podía llorar a un ser querido muerto de manera violenta e inesperada), sino porque su objetivo es probar algo que no sucedió, ya que Coco no se suicidó ni se hubiera suicidado, mucho menos por estar detenido unas pocas horas en una comisaría y sin causa, luego de un incidente de tránsito menor, como ya quedó demostrado por pericias forenses y psiquiátricas muy serias que se hicieron en 2011: Garrido tenía cero por ciento pulsión suicida, una vida llena de proyectos y una personalidad totalmente alejada de la de alguien que deseara quitarse la vida.
Lo que todos imaginamos, y que esperamos se pueda echar algo de luz al respecto en este juicio, es que algo pasó esa noche en la Comisaría, algo que suele repertirse en innumerables casos de violencia institucional en todo el país: a algún policía “se le va la mano” con un golpe a una persona detenida que “se les muere” y, entonces, la institución toda (que habitualmente fomenta la persecución, el maltrato y la detención sin causa de pibes jóvenes y, por lo general, pobres), apaña a los responsables del crimen, oculta pruebas e inventa un suicidio.
Así de burda (aunque en realidad, trágica) resultó la presentación de peritos y testigos defensores de la versión policial, que además de la falta de pruebas y de la pérdida de evidencias fundamentales (como la falta de estudios que probaran la muerte por ahorcamiento, ya que no se realizaron peritajes de rastros ni ADN sobre el cinturón que apareció alrededor del cuello de Coco, ni sobre sus ropas, entre muchas otras omisiones o destrucción de evidencias, que ya fueron desenmascaradas en distintas instancias de la causa, por las peritos de la querella, Virginia Creimer y Silvia Bufalini, y que además fue demolida por el testimonio de Darío, que dijo que cuando le mostraron el cuerpo de su hermano, no tenía marcas de ahorcamiento en el cuello, como tampoco tenía marcas de haber sido anudado el cinturón grueso de cuero con el que supuestamente se ahorcó), la médica del hospital de El Bolsón, Dra. Laura Pavese, dijo ante el tribunal que el informe médico sobre la muerte de Coco no lo redactó ella (que es quien lo firma) sino el comisario Santiago Rolleri, responsable de la dependencia que debía ser investigada. Todo muy serio (si no hubiera una vida de por medio).

Las partes y la audiencia de mañana
El fiscal del juicio es Martín Lozada.
El defensor oficial Marcos Cicciarelo asiste al imputado Oyarzún y el abogado Darío Barroero defenderá a la imputada Leiva.
La familia de Garrido es patrocinada por la Dra. Marina Schifrin, reconocida abogada en causas de derechos humanos, quien está acompañada por otra experta en estas lides: la abogada Verónica Heredia, conocida por su destacada participación en las causas por las desapariciones forzadas de Santiago Maldonado e Iván Torres.

Mañana martes 26/11 se espera un testimonio muy importante: el de la perito criminalista Virginia Creimer, que expondrá elementos contundentes que desestiman la hipótesis del suicidio y se orientan a demostrar el homicidio.
Ese que se buscó sepultar en el olvido y que sigue saliendo a la luz.
Porque la verdad siempre triunfa.

SE NECESITA QUE ACOMPAÑEMOS A LA FAMILIA EN TODAS LAS AUDIENCIAS. EL JUICIO ES ORAL Y PÚBLICO. PARA PRESENCIARLO, TRAER DNI. TRIBUNALES DE BARILOCHE: O´CONNOR N° 20. MAÑANA MARTES 26/11, DESDE LAS 9 HS.

JUSTICIA POR GUILLERMO GARRIDO
1ra. Audiencia, Bariloche, 26/11/18











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