Picaflores, el mito sobre la alimentación de las pequeñas aves

Picaflores, el mito sobre la alimentación de las pequeñas avesLos colibríes se alimentan del néctar de las flores, pero ¿qué sucede en invierno? Conocé más sobre estos pájaros.

Es común ver pequeños bebederos de plástico en las casas particulares con coloridas flores, esperando que lleguen los pequeños colibríes a beber el agua azucarada que alguien preparó. Hay quienes dicen que es beneficioso y otros que argumentan los perjuicios contra la salud de estas aves. ¿Verdad o mito?

El picaflor es un ave que se alimenta del néctar de las flores y son importantes polinizadores. De tamaño diminuto, su peso no supera los 5 gramos, y alas que se baten a una velocidad inimaginable, estos pájaros son el deleite de todo aquel que lo puede ver.

Viven entre 8 y 12 años, tiempo más que importante para su desarrollo. El vuelo consume gran cantidad de energía por eso el picaflor pasa gran parte del tiempo en reposo y por eso también necesita comidas frecuentes, consumiendo pequeños invertebrados además de néctar.

Ahora, ¿qué sucede con la alimentación de los colibríes durante el invierno? Horacio Matarasso, ornitólogo e integrante de Buenos días Birding, explicó a ANB la importancia de los bebederos, los mitos en torno a ellos y los cuidados que hay que tener para no perjudicar la salud de las aves.

“El humano modificó los lugares naturales de los animales y los desplazó de sus áreas. Los comederos y bebederos son una forma de devolver algo de lo que les sacamos y de ayudarlos a sobrevivir en invierno”, indicó.

Esto descarta de plano las afirmaciones que sostienen que alimentar a las aves con agua azucarada, es perjudicial. Pero hay que atender a las indicaciones del ornitólogo para no proceder mal sin intenciones.

“Está comprobado con estudios que los bebederos no alteran el orden ni la salud de los pájaros, sino todo lo contrario, los ayuda a sobrevivir en invierno”, explicó. Los colibríes, según remarcó Matarasso, son de zonas tropicales, pero los que viven en la Patagonia se adaptan a la zona y en la época más fría del año se alimentan de los quintrales, árboles que florecen a pesar del clima.

“Cuando hace mucho frío tienen dos opciones: algunos entran un letargo tipo hibernación y otros migran”, siguió el especialista. Esta última elección es la más ardua para las pequeñas aves que suelen llegar hasta La Pampa o Córdoba, pero muchos mueren en el camino. He aquí la importancia de ofrecerles alimento y asegurar su supervivencia en la zona.

Matarasso remarcó que hay pasos a seguir para ayudarlos y no perjudicarlos. Uno de ellos es el alimento que se les da. Debe ser únicamente agua con azúcar común,  la de consumo familiar. “No hay que ponerles bajo ningún concepto, miel ni ninguna bebida especial”, enfatizó.

La proporción a utilizar es una parte de azúcar por cuatro de agua. “Si se les da más dulce, se los puede matar, si se les da de menos, se los hace gastar más energía innecesariamente”, manifestó. Por último, los bebederos se deben mantener perfectamente limpios, de lo contrario, también se puede producir la muerte de los pequeños picaflores.

El vuelo constante, el rápido aletear y su diminuto tamaño son un espectáculo para las ventanas de las casas de donde cuelgan los coloridos bebederos que les proveen alimento a una de las especies de aves más bellas de la Patagonia. (ANB)










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