Los “precios cuidados” no llegan a las góndolas de los comercios de El Bolsón

Desde el ámbito empresarial justificaron “la distancia que aumenta los fletes”, al tiempo que criticaron “las cargas impositivas” que encarecen la mercadería, además de las falencias en las cadenas de distribución. 


A excepción de un par de supermercados líderes, los beneficios del programa de “precios cuidados” articulado por el gobierno nacional no alcanzan a las familias de la Comarca Andina, donde la canasta básica ya supera los 90 mil pesos mensuales.

No obstante, los propios vecinos graficaron que “apenas llenan las góndolas, los alimentos a precios promocionales desaparecen en un par de horas. Después hay que esperar una semana para que los repongan, o directamente no aparecen más”.

Desde el municipio de El Bolsón, el secretario de Comercio, Guillermo Gaiero, argumentó que su fiscalización “es competencia exclusiva de la Agencia de Recaudación Tributaria de Río Negro, a través de funcionarios que vienen desde San Carlos de Bariloche esporádicamente para controlar a los supermercados”.

“En su momento –agregó-, nos pidieron colaboración y trabajamos en conjunto, pero en los últimos tiempos no ocurrió. Nuestra tarea es controlar la seguridad e higiene de los 1200 comercios habilitados en la jurisdicción, incluyendo actividades de esparcimiento y aventura dedicadas al turismo, como las cabalgatas y el rafting”.

Distancia

Por su parte, el referente empresarial Juan Carlos Martínez (El Chaqueño), explicó que “tenemos un inconveniente de carácter local, que es la distancia. Aunque hay otras ciudades que están a igual trecho de Buenos Aires y llega el programa de precios cuidados”.

Según detalló, dichos productos “salen de fábrica a un precio determinado para que se puedan vender al público a un costo promocional, con un margen mínimo para el comerciante, pero el flete es un factor fundamental. En realidad, es un servicio a favor del cliente fiel que está presente todo el año y es el más afectado en sus ingresos en estos últimos dos años”.

Sumó como un problema “las cantidades que se entregan de estos productos de precios cuidados. El consumidor quizás piensa que uno se los guarda, pero lo cierto es que tienen una demanda mucho mayor que otros artículos”.

“En la región, hay solamente dos distribuidores que podrían estar en condiciones de abastecernos, uno de bebidas y otro de lácteos, los demás son mayoristas. Asimismo, otro condicionante es la carga impositiva: sobre todo lo que facturo, tengo que pagar el 5% de ingresos brutos. Por su lado, el distribuidor también tiene el 5%. Ahí nomás, la provincia se lleva el 10%, entonces es muy difícil tener precios cuidados en ese contexto”, insistió.

“Hay una voracidad desmedida en la recaudación de los gobiernos nacional y provinciales, y después quieren que el comerciante baje los precios. A ello, hay que agregar los costos fijos por tasas municipales, servicios, empleados y el resto de gastos”, castigó.

Perjudicados

Con todo, Martínez recalcó que “el mayor perjudicado sigue siendo el trabajador, que por la inflación ya no sabe por dónde achicar sus gastos: desde hace tiempo no compra zapatillas o ropa, anuló las salidas a cenar o postergó los viajes y las vacaciones. Ya no tiene margen y los costos siguen subiendo (gas, energía, combustible), es muy difícil mantener la misma calidad de vida y lo común es escuchar que ‘esto no da para más’”.

 “Y este año será aún más complejo: empezó mal y se complicará si no hay asistencia hacia ese sector, al que hay que proteger y defender. En gran parte, nuestra economía se mueve en función del ingreso mensual por los sueldos, planes sociales y jubilaciones”, señaló.

Recesión

Tras valorar los beneficios que dejó una temporada turística exitosa en la cordillera, Martínez reconoció la recesión que ya comenzó a vivir el comercio en general, aunque destacó que en su caso tiene “un rubro privilegiado, que es la venta de alimentos y siempre tiene movimiento. Pero es difícil sostener la misma cantidad de empleados, más allá de que es una ley que veo bien porque cuanta más gente haya con trabajo, mejor estamos todos y el sistema se retroalimenta”. 

“Desde el otoño en adelante –reseñó-, el dueño del negocio comienza por gastar primero sus recursos, después empieza a endeudarse. Luego, deja de pagar los impuestos; entonces también el gobierno recauda menos. Todo porque hay menos poder adquisitivo para todo el mundo”.

“Los gobiernos peronistas siempre se caracterizaron por mover la economía, más allá de emitir más o menos moneda, pero ahora están en una situación de encierro. Si no hay ingresos genuinos, el ciclo termina por cerrarse y se acaba. Hoy la discusión se está sincerando y son momentos muy críticos para la gente que vive de un sueldo”, concluyó.

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1 Comentarios

  1. Eso es mentira ,la anonima, el todo tiene precios cuidados desde siempre, no informen mal .

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