Juan Grabois: “Fue muy lindo plantar la bandera argentina en nuestro territorio”




Una columna de militantes sociales y políticos de distintas organizaciones había ingresado el martes hasta el lago Escondido por la propiedad del magnate inglés Joe Lewis, donde acamparon frente a la residencia principal rodeados por la seguridad de la propia estancia.
 
Pasado el mediodía del miércoles, unos 50 manifestantes subieron a los vehículos con los que entraron por el camino principal y se dirigieron a la ciudad de El Bolsón, donde brindaron una conferencia de prensa en la sede del Movimiento de Trabajadores Excluidos.
En la oportunidad, Juan Grabois (Frente “Patria Grande”), arrancó informando “a nuestras familias que estamos todos bien y que afortunadamente no hubo ninguna persona –ni de los nuestros ni de la patota parapolicial de Lewis-, que haya sufrido algún tipo de daño”.
Precisó que “vinimos con un objetivo, realizar un acto de reafirmación de la soberanía nacional sobre un territorio que es de todos los argentinos, que incluye el lago Escondido y sus costas (camino de sirga, según el Código Civil)”. Relató que “ingresamos con absoluta tranquilidad por el camino que corresponde, ni siquiera tuvimos que abrir una tranquera porque estaban todas abiertas”.
No obstante, criticó enseguida que “esta gente se maneja con la impunidad de un estado paralelo”, al tiempo que recordó que “uno de los lagos más hermosos de nuestra Patagonia es la propiedad usurpada por un grupo empresario de origen inglés, además de formar un triángulo geopolítico con el aeropuerto de Sierra Grande en línea recta con esta estancia ubicada en zona de seguridad nacional, desde donde se hacen vuelos clandestinos a las Islas Malvinas, certificados por las fuerzas armadas argentinas.  Además,  en el estrecho de Magallanes tienen la estancia El Cóndor”.
Desde su óptica, “es un problema de seguridad nacional grave por razones militares, por la defensa de los recursos naturales y por la defensa del paso bioceanico”.
 Insistió con que “hoy por primera vez un contingente pudo mostrar esta estancia ‘escondida’, a pesar de los empleados extorsionados para que hagan bulto, donde logramos hacer un acto de patriotismo y de reafirmación de nuestra soberanía y para que todo el pueblo sepa que si quiere ir a tomar mate o pasarla bien con su familia, tiene todo el derecho del mundo a pesar de que lo está violando un invasor inglés”.
Sumó también “al gobierno de Río Negro, que está en desacato absoluto de una sentencia firme del Superior Tribunal de Justicia, y que tenía hasta septiembre para abrir el camino de Tacuifí y no lo hizo. Esperemos que lo cumpla de inmediato, porque ya pasaron 20 años de aquel fallo”.
Cueva
A su criterio, “esta impunidad tiene un sentido: funcionar como una de las cuevas del estado paralelo, donde todos vimos como un importante jefe de las fuerzas de seguridad del país hablaba de limpiar mapuches, como jueces federales recibían dádivas  tanto del magnate inglés como del principal grupo de medios de comunicación y como pergeñar en ese lugar actos antidemocráticos  contra el pueblo argentino”.
Al respecto, Grabois subrayó que “reafirmar la soberanía nacional también es reafirmar la democracia, porque no se puede permitir que sea secuestrada por estos grupos concentrados de poder”.
24 horas tensas
De igual modo, reconoció que “fueron 24 horas tensas, hubo momentos de nerviosismo y forcejeos”. Enseguida aclaró que “en ningún momento agredí a una trabajadora. Sucedió que había un grupo de compañeras (una en particular que tenía que salir porque no estaba bien de salud), y con un vehículo la patota de Lewis trabó la salida”.
Reconoció estar “nervioso, como cualquiera en esa situación. En defensa de nuestras compañeras fuimos a correr ese vehículo. Aparentemente, en ese forcejeo se cayó un celular. Si fue por contacto físico con cualquiera de nosotros, le pido mil disculpas a esa persona. Puedo asegurar que no hubo ninguna agresión a una mujer”, reiteró.
“Es cierto que tuvimos muchas discusiones –agregó-, incluso momentos tensos con un grupo de varones (que en algún momento llegaron a ser 80). Hay imágenes muy tristes, parecían un comando conjunto entre la policía de Río Negro, la patota de Lewis y una especie de patrulla de caballería que apareció allí con rebenques en la mano. Es el modus operandi de ellos para que no se pueda acceder al lago, aunque nosotros éramos un grupo importante de gente absolutamente decidido a sostener nuestro derecho a estar en la costa y en los 15 metros del camino de sirga”.
“En un momento logramos acordar cuál era el límite y fue muy lindo porque pudimos plantar la bandera argentina en nuestro territorio. Está bien adentro de donde tiene los regadores este grupo de mafiosos. En realidad, todo el mundo tiene que poder pasar por ahí, sin pedir permiso a nadie, tampoco tiene que estar en una lista de invitados de Lewis o ser su amigo. Es nuestra patria y tenemos la obligación de defenderla, porque las Malvinas son argentinas y lago Escondido también”, concluyó.











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