Se cierra la línea de transporte urbano del barrio Esperanza




El transporte público de El Bolsón vuelve a atravesar una profunda crisis: la empresa La Golondrina anunció que a partir del próximo 19 de julio dejará de operar el recorrido que cubre el sector sureste, afectando particularmente al barrio Esperanza.

Jorge Pascual, gerente de la empresa, dialogó con Noticias del Bolsón y explicó que dicha línea genera una pérdida mensual de 2,9 millones de pesos. Además, indicó que el 49% de los usuarios no abona el boleto debido a diversos beneficios sociales. También advirtió que otras líneas podrían sumarse al cese de operaciones.

“El balance mes a mes demuestra la inviabilidad de esta línea. Desde el municipio intentaron solucionarlo aumentando un 100% la tarifa y reduciendo las frecuencias, pero como anticipamos, eso terminó siendo contraproducente porque recargó aún más al pasajero”, señaló Pascual.

La mitad de los pasajeros no paga el pasaje
Respecto al alto porcentaje de usuarios que acceden al servicio de forma gratuita, Pascual detalló: “La particularidad de esta línea es que tiene muchos pasajeros exentos de pago: el 49%, según los datos que manejamos. La pérdida mensual es de 2,9 millones, y para que sea mínimamente rentable necesitaríamos generar entre 4 y 5 millones, lo que nos permitiría apenas una ganancia similar a la de un kiosco. Pero actualmente, las cuatro líneas que operamos están arrojando balances negativos, y no es algo nuevo”.

El 19 de julio finaliza el servicio
Sobre cómo será el cierre del recorrido, el gerente explicó: “A diferencia de otras empresas que simplemente abandonaron sus servicios sin previo aviso cuando dejaron de ser rentables, nosotros estamos cumpliendo con todos los pasos legales establecidos en la concesión. Estamos dando los 30 días de preaviso que exige la normativa, pero, sinceramente, no veo una solución posible”.

Los subsidios, insuficientes
Consultado sobre los subsidios otorgados por el Estado, Pascual informó que gracias a gestiones del municipio, la provincia entrega un subsidio de un millón de pesos para las cuatro líneas en funcionamiento, lo que equivale a 250 mil pesos por cada una. “Ese monto no alcanza: reparar un radiador cuesta 220 mil pesos y una cubierta ronda los 500 mil. Así, el subsidio realmente sirve de poco”, lamentó.

Respecto al aporte municipal, explicó que consiste en una exención del pago de tasas por servicios municipales y la habilitación de los ocho micros que circulan en las cuatro líneas, un beneficio cuyo valor total tampoco supera los 500 mil pesos mensuales.










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