Carta de lectores -- EL DELITO DE NO SER MAPUCHE

Desde hace varias semanas se vienen repitiendo publicaciones en diferentes diarios y portales de Internet, y programas radiales en Radio Nacional, que involucran a la familia Mohana-Sede en situaciones de violencia e ilegalidad en su accionar en el Paraje Costa de Norquinco, en el lugar que históricamente se conoce como “Chacra de Sede”, precisamente porque la posesión la detenta la familia Sede desde hace casi 100 años, cuando se afinco en el lugar Don Simón Sede, inmigrante libanés que como tantos otros vino a poblar y trabajar el suelo argentino.

Esta nota solo tiene la intención de hacer escuchar la voz de quienes como herederos de antiguos inmigrantes que poblaron nuestra Patagonia, nos consideramos tan ORIGINARIOS como cualquier comunidad o familia indígena, a quienes sin dejar de respetar, valor y reconocer en sus derechos, tambien creemos y estamos convencidos de nuestros legítimos derechos a la tierra, la cual venimos ocupando desde la época de nuestros abuelos.
Nuestro convencimiento es que cualquier disputa o discusión sobre el derecho a la tierra, debe esclarecerse y dirimirse con las herramientas jurídicas que nuestro sistema legal prevé, y no como vienen haciendo quienes invocan derechos ancestrales –supuestos- como comunidad indígena mapuche, que lo utilizan como pretexto para el ejercicio de una “justicia” por “mano propia”, despojando a los actuales ocupantes. En la actualidad se da la paradoja de que quienes se presentan como los despojados de ayer.. sean los despojadores de hoy.
En primer lugar, hay que dejar bien en claro que todas estas publicaciones y relatos  faltan a la verdad e instan a caer en errores y confusiones para quienes no conocen ni saben de la historia de los habitantes de nuestros parajes patagónicos, y de las familias que se afincaron en los mismos, coexistiendo y conviviendo con familias mapuches desde principios del siglo XX.
La verdad del caso de la pretendida comunidad Newen Twain Kom de Norquinco, (nombre desconocido hasta hace muy poco tiempo) y que nos atañe directamente, es que en realidad se trata de las familias Prafil y Yañez, que al día siguiente mismo de la muerte de quien en vida fuera Don Cesar Sede, usurpan gran parte de la superficie de la Chacra de Sede.
Estas personas, bajo el paraguas político que significa proclamarse como Comunidad Mapuche, es decir, con la impunidad que otorga lo “ideológico y políticamente correcto”, hoy intocable, (sobre cuya veracidad y realidad no se permite el mas mínimo discernimiento ni análisis, principalmente en el ámbito de los medios de comunicación)  difaman y descalifican a quienes como nuestra familia solo hemos cometido el pecado de ser descendientes de antiguos pobladores que no son mapuches, y no entramos en esta categoría intocable de lo políticamente correcto que emana de la invocación de “pueblo originario”, fruto de un revisionismo histórico culposo del Estado y de la sociedad, que pretendiendo reparar el daño ocasionado en el pasado a los habitantes indígenas –que es real y cierto- lo único que ha logrado es generar resentimiento y violencia social, de la cual hoy nuestra familia es una de las victimas; pues la familia Sede lo único que ha hecho, como tantas otras venidas a principios de siglo XX, es estar siempre ligada al trabajo en el campo,  a la producción,  a la cría de animales,  a la siembra, a superarse constantemente, queriendo aportar a nuestra Nación, a nuestra Provincia y a nuestros pueblos patagónicos, siempre en forma pacifica y plenamente integrada a las costumbres y cultura de nuestro pueblo.
Solo quienes no saben nada de la Patagonia y de nuestros lugares pueden acusar a los inmigrantes que vinieron a habitar estas tierras como “terratenientes”, lo cual tiene una única finalidad, manipular la realidad histórica y ocultar la verdad, utilizando conceptos desprestigiados que evocan explotación, para de esa manera, con la descalificación y la calumnia hacia una persona o una familia, obtener adhesión y “simpatía” hacia sus reclamos.
La pregunta que nos hacemos y que le hacemos a todos los que irresponsablemente repiten y retransmiten los slogan de reclamo territorial mapuche en contraposición a los derechos del resto de los habitantes del suelo patagónico, es como creen que han surgido, se han poblado y crecido nuestros pueblos y ciudades de la Patagonia?. Son el resultado de más de 100 años de afincamiento pacifico y laborioso de miles y miles de inmigrantes de todas partes del mundo.
Es el caso de la familia Sede, y en especial de Don Cesar Sede, que no fue ningún terrateniente, sino un reconocido poblador de Norquinco, y de tantos otros lugares, que dedico su vida al trabajo en la Chacra que hoy nos han usurpado, viviendo y compartiendo las mismas condiciones y rigores que cualquier poblador rural.
Era hijo de Don Simon Sede llegado desde el Líbano a estos lugares inhóspitos a principios de siglo XX buscando a su hermano Felix Antonio Sede quien en el año 1906 ya se había asentado en el Paraje Portezuelo a unos 10 Km. del pueblo de Norquinco. Allí forjo su destino y futuro y el de su familia hasta el día de hoy, vendiendo y transportando mercaderías en carretas de mula, entre otras varias actividades mas.
Don Simón Sede tuvo 8 hijos entre ellos a Cesar quien desde el año 1925 vivió, al igual que muchos de sus hermanos, en la Chacra de Sede como se la conocía y se la conoce, sin ningún tipo de conflicto con vecino alguno,  es mas, siempre hubo una convivencia pacifica.
Cuando Don Simon se instala en la Costa de Norquinco, no existía ninguna ocupación ni asentamiento de familia o comunidad indígena alguna en ese lugar. Durante todo este tiempo vivieron los Sede ejerciendo la posesión efectiva del lugar realizando innumerables mejoras, como la plantación de álamos para cortinar el viento, la roturación y siembra de la tierra, la cria de animales vacunos y lanares, la construcción de viviendas, galpones, corrales, alambrados, canalizaciones de agua, y tantas otras mejoras propias de una explotación chacarera, todo lo cual le fue reconocido por el Estado.
Antes de morir Cesar Sede le cede a su sobrino  -nieto de Don Simón Sede- Ricardo N. Mohana, la posesión que detentaba y que habia recibida de su padre y hermanos, para que de esa manera se continuara en forma ininterrumpida con la ocupación  y la tradición familiar de trabajo y sacrificio de los abuelos.
Pero a partir del año 2008, con la muerte de Cesar Sede y la ocupación de las familias Prafil y Yañez, junto a otras personas que invocan pertenencia a la Comunidad Newen Twain Kom comenzó nuestro calvario, que dura hasta el día de hoy. Nos han ido despojando de a poco durante todo este tiempo de distintas fracciones de la Chacra, con una accionar ilegal y violento, rompiendo candados, cortando alambrados, construyendo precarias taperas para simbolizar y consolidar la ocupación con la bandera mapuche enarbolada.
Lo ultimo, y que motivo la intervención judicial de la que falsamente se vicitmizan en sus declaraciones periodísticas, fue la usurpación, a los tiros, de la vivienda y de las instalaciones construidas por Don Simón Sede y ocupadas por mas de 60 años por Cesar Sede, a la que ingresaron en forma clandestina, aprovechando la ausencia del cuidador que justamente había venido a Bariloche a realizar la denuncia de amenazas anteriores recibidas por Prafil y Yañez, y a su regreso se encuentra con los candados violentados y con estas personas ocupando la vivienda, quienes le efectúan varios disparos de arma de fuego bajo la amenaza de matarlo si pretendía ingresar.
Esta es la verdadera historia, todo esta documentado en la causa judicial que tramita en el fuero penal y en las actas notariales realizadas el pasado 6/10/11, incluidas las tomas fotográficas que dan cuenta de los destrozos y daños producidos en las viviendas, instalaciones y plantaciones, y de los disparos que impactaron en la camioneta del cuidador de la Chacra, en los troncos de los árboles  y en las paredes de la vivienda de la familia Sede. Contrariamente a lo que estas personas manifiestan, durante el operativo policial no hubo ninguna detención ni despojo, simplemente se hizo cesar la continuidad del delito de usurpación restituyendo la posesión de la Chacra de Sede a la familia Mohana, como cesionarios de los derechos de aquella.
Tenemos tanto derecho como cualquier ciudadano argentino a que se escuche nuestro reclamo y se contemple nuestra situación, porque hoy, quienes dicen haber sido victimas de opresión, despojo y violencia en el pasado, ejercen esa misma violencia y despojo sobre nosotros, por la simple y sencilla razón de que no somos mapuches.

Ricardo Natalio Mohana
DNI:10442289

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