Si a la minería, no al cianuro


 
Es cierto que el mundo actual no se puede concebir sin minería. Pero lo es también que no puede ser –con la simplista excusa de la modernidad- a cualquier costo.


A partir de tener en claro este concepto y muy lejano a avalar mega explotaciones contaminantes y depredatorias (por ejemplo con uso de cianuro y por demás generosa utilización de agua), nos debemos preguntar: ¿por qué no emprendimientos mineros con sentido social, ambientalmente sustentables y económicamente rentables para los empresarios y habitantes del lugar donde se asiente?.

En estos aspectos los gobiernos del radicalismo, en los últimos 28 años, han sido sumamente claros y en ese rumbo hemos transitado. Es mentira la idea que pretenden instalar desde el gobierno del Frente para la Victoria y los grandes intereses empresarios –curiosamente asociados en el discurso- sobre que nuestra oposición englobaba a toda la producción minera. Lo que taxativamente prohibimos fue aplicar la megaminería a cielo abierto con cianuro, no más que eso.

Además, mal hablaría de mí oponerme ahora a la explotación de este recurso económico, cuando en 1987 siendo ministro de Recursos Naturales de Río Negro existía ya la Dirección General de Minería. Pero anécdotas al margen, lo que realmente debemos preguntarnos para iniciar un debate fructífero es qué tipo de desarrollo queremos, tanto para el país como para nuestra provincia.

Por estos días vemos falsedad en algunos datos que (no) debemos considerar. Pretender buscar base de sustentación a la decisión del gobierno provincial de abolir la Ley que prohibía el uso de cianuro en Río Negro diciendo –por caso- a los habitantes de Viedma que la actual situación es positiva porque las empresas instalarán en la capital sus sedes centrales, es al menos inocente.

¿Cómo se entiende que por un lado pretenden vender al pueblo esta dudosa decisión empresaria y por el otro quieren despojar a esa ciudad de sedes ministeriales con la mal llamada descentralización y crear a la par un batallón de desempleados con la Ley de Disponibilidad del ajuste?.

Ahora bien: si ya se está hablando de que hay empresas dispuestas a radicar sus administraciones en Viedma, es de suponer que existen contactos con mineras interesadas en  desembarcar en nuestras costas.

Vale entonces preguntarse (otra vez) cuántos proyectos de desarrollo minero están aprobados en su etapa de prospección, cuáles son las empresas y el tipo de tareas. Al menos así podremos enterarnos si esas explotaciones -en sentido literal- serán a cielo abierto, con uso de cianuro y dónde se asentará tal desastre.

¿En la Región Sur?. ¿En esos campos poblado de pequeños productores afectados por seis años de sequía, ceniza volcánica, falta crónica de combustibles y agua y dónde lo único que –por ahora- abunda es la esperanza de ayuda estatal que les impida dejar la tierra?. ¿Dónde?.

La promesa de trabajo para los habitantes de allí lleva a preguntarnos ¿a cuáles?. La mayoría son productores ovinos y caprinos, con una edad promedio de 65 años, sin experiencia en minería, ni formación técnica para esas tareas. Lo mismo pasa con los jóvenes. ¿Se piensa en una nueva inmigración de mineros de otras provincias o de países limítrofes?.

A partir de allí pregunto: ¿Cuál desarrollo pretendemos?, ¿aquel que lo cuantifica a través del Producto Bruto Nacional o éste novedoso que plantean hoy algunas naciones del mundo con la medición de la Felicidad Bruta Nacional o del Bienestar Bruto Nacional?, ¿al que sólo le interesa la cuantía y no la calidad, el volumen y no la sustentabilidad?.

Asimismo, nos hacemos los interrogantes para todas las producciones y no sólo para la minería. Una matriz de desarrollo económico con inclusión social, debe pensar a la vez a todos los sectores y a todas las actividades productivas que utilicen recursos naturales, renovables o no.

Considero que cualquier emprendimiento productivo, en especial los que tienen a los recursos naturales no renovables como materia prima, deben estar cruzadas por el concepto de sustentabilidad ambiental y sostenibilidad temporal. Producir sí para satisfacer las necesidades humanas, pero comenzando a entender que la actuación sin límites del hombre sobre la naturaleza, viola el principio de sustentabilidad y equilibrio intergeneracional.

Por eso en este debate, como lo hemos sostenido frente a otros, los radicales aspiramos a construir un tipo de desarrollo que sea económicamente viable, ambientalmente sustentable, socialmente equitativo y progresista y políticamente participativo y democrático.

Por Bautista Mendioroz