Contado por sus protagonistas, el nuevo libro de Ezequiel López, “va dando testimonio de los sueños de los pobladores de los lugares en que se detenía en sus viajes desde Esquel a Ingeniero Jacobacci”.
Afortunadamente, el Viejo Expreso de la Patagonia, el legendario tren “La Trochita”, aún sigue andando gracias a la veneración que le dispensa mucha gente. Pero aún no anda todo lo que se merece, por más que haya personas que llegan de los lugares más lejanos para poder subirse a él.
Hay ejemplos documentados que han acrecentado su fama, como, por caso, el libro del autor de “Costa Mosquito”, el estadounidense Paul Theroux, que en “El Viejo Expreso de la Patagonia” cuenta cómo su pasión por los trenes lo llevó a hacer un recorrido por América, yendo de tren en tren, hasta llegar a su más preciada meta, poder treparse a “La Trochita”. El libro tiene dos capítulos que lo han hecho muy conocido, el dedicado al Viejo Expreso Patagónico, y el desvío que hace para conocer a Jorge Luis Borges en Buenos Aires.
El de Theroux es un ejemplo más de la populosa secta mundial de los viajeros amantes de los trenes, entre los que se cuenta el escritor chileno Luis Sepúlveda con su “Patagonia Express” y sus notas para National Geographic.
Además, obviamente, hubo diversos aportes de investigadores y periodistas argentinos, entre los que está “La Trochita”. Un viaje en el tiempo y la distancia en el “Viejo Expreso Patagónico”, publicado hace una década por los ingenieros Sergio Sepiurka y Jorge Miglioli, que buscaron apoyar el proyecto de puesta en valor del ramal de “La Trochita” en la provincia de Chubut.
Testimonios
Ahora un nuevo libro, “La Trochita. Su historia, leyendas y aventuras contadas por sus protagonistas”, de Ezequiel López (publicado por www.librosde viaje.com.ar) va más lejos en todo sentido. A la vez que de modo admirable cuenta la historia del famoso tren a vapor, su construcción, su recorrido y cómo funciona una locomotora a vapor, va dando testimonio de los sueños de los pobladores de los lugares en que se detenía “La Trochita” en sus viajes de Esquel a Ingeniero Jacobacci y regreso.
“Lo que nos llevó a escribir sobre La Trochita es la pasión que tenemos por ese tren y su gente, que tanto nos ayudó a concretarlo. Nuestro gran objetivo fue difundir su belleza, lo que se siente viajando en él, por eso en el libro hay, además de datos concretos, relatos, anécdotas y fotos, buscando lograr que el tren vuelva a circular en todo su trayecto de 402 kilómetros, porque actualmente sólo funciona como tren turístico en dos tramos de 20 kilómetros, y sólo algunos días”, explica Ezequiel López.
Y cuenta que “fue un trabajo de investigación de cuatro años, en donde recorrimos en familia todo el ramal a bordo de una motorhome, en muchos casos por encima de la misma vía, como cuando accedimos al puente sobre el río Chico y el túnel. Fuimos parando en todos los pueblos y caseríos que se asientan junto a las vías, entrevistando a ferroviarios, maquinistas, mecánicos y pobladores”.
Far south
A la fascinación que provoca la mágica Patagonia se suma el poder recorrerla en un vehículo mítico que permite revivir el pasado, sentirse en tiempos del far west, que en nuestro caso fue el “far south”, algo que sólo algunos turistas privilegiados logran cuando entran en un chárter que hace el recorrido completo una o dos veces por año. Ellos ven Ingeniero Jacobacci, Empalme 648, Ojos de Agua, Fitaruin, Manuel Choique, Aguada Troncoso, Río Chico-Cerro Mesa, paso por el túnel, Chacay Huarruca, Fitalancao, Ñorquinco, El Maitén con los talleres, Desvío Ingeniero Thomae, Leleque, Lepa, Mayoco, La cancha, Nahuel Pan, para llegar finalmente a Esquel.
Casi un siglo
“La importancia de este tren a vapor, que acaba de cumplir 90 años de vida, es que se conserva funcionando en su estado original, mantenido por los mecánicos del taller que está en El Maitén y el esfuerzo de toda la comunidad ferroviaria de la zona. Como para que no vengan turistas de todo el mundo si se mantienen en perfecto estado locomotoras, tándems, vagones y talleres. El sistema de funcionamiento de las calderas es exactamente el mismo que se usaba en 1922, cuando fueron fabricadas. Es uno de los muy pocos trenes en el mundo que quedan exactamente como fueron hace un siglo atrás”, detalla Ezequiel López, quien lleva escritos nueve libros sobre distintos atractivos turísticos de la Patagonia. Ahora prepara un libro coffee table de arte con las miles de fotos tomadas para la documentación e ilustración del libro de “La Trochita”.
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