El jefe de Policía, Ariel Gallinger, destacó que “estamos en un momento histórico para la fuerza” policial y las vigas maestras del cambio pasan “por la formación, capacitación y adopción de nuevas prácticas y nuevos mecanismos de funcionamiento, de administración de los recursos económicos, de control de la propia fuerza, tener mecanismos que nos permitan medir los resultados”.
Dijo que en todo el país está la convicción de democratizar a la policía, pero “Río Negro tiene una particularidad, es la primer provincia que de alguna manera se anima a asumir este camino de transformación”. Afirmó a la agencia APP que “no tenemos una fuerza policial tan enorme como para que esta tarea sea imposible; tampoco tenemos una densidad poblacional y una complejidad en el campo delictual que nos abrume y que nos resulte imposible encarar estos procesos de transformación”.
Gallinger señaló que en la policía “hay un trabajo de generación de consensos, hay que ir logrando el acompañamiento, la convicción de cada uno de los integrantes de la fuerza y, también, de la comunidad, en ese proceso hay que ir explicando muy claramente cuál es el rumbo que se quiere dar al funcionamiento de la institución”.
Indicó que “percibimos que el mecanismo de ‘le ordeno y el resto cumple’ es insuficiente para generar las respuestas que la comunidad permanentemente le demanda a la policía, por eso entendemos que es necesaria esta transformación, esta modificación puntualmente de la Ley Orgánica de la Policía y algunas normativas para generar nuevos mecanismos de control, de funcionamiento y de respuesta a esas necesidades de la comunidad”.
Aseveró a la agencia APP que “esto no se puede hacer a los empujones, ni con la comunidad ni con la propia fuerza, es necesario generar los consensos; hay que explicar muy clarito cuál es el rumbo que se quiere tener, cuáles son los motivos para hacer esa transformación”.
Dijo seguidamente que “por eso trato que los jefes y efectivos visualicen la necesidad de jerarquizar, de dignificar el trabajo de la policía, para que a su vez esto nos permita lograr que la comunidad se vaya incorporando a la policía, que la relación sea más afín, más de cercanía y eso seguramente va redundar en el tiempo en mayor cantidad de chicos que se quieren incorporarse a la policía, mejores condiciones de esos policías que egresan, mejores estudios y seguramente mayores exigencias en cuanto a lo salarial, al equipamiento y demás”.
Respecto a contar con una policía más democrática, subordinada al poder civil, reflexionó que “hay una convicción en todo el país que éste es el camino a recorrer, ahora, Río Negro tiene una particularidad, es la primer provincia que de alguna manera se anima a asumir este camino de transformación; tuvimos otras experiencias de jefes civiles de la policía en la provincia, pero ¿cuál es la diferencia?, en aquellos casos fueron intentos de administrar, de hacer funcionar más eficientemente lo que se tenía, y en este caso, lo que se pretende es transformar lo que se tiene en una nueva fuerza policial, más cercana a los nuevos conceptos de funcionamiento democrático de las fuerzas de seguridad”.
“Necesitamos nuevas prácticas, nuevas capacitaciones, inclusive nuevos criterios de distribución del trabajo, con nuevos escalafones, con gente especializada en lo que hace, gente que se dedique desde que ingresa hasta que se va a ser una determinada tarea y cada vez se vaya capacitando y especializando cada vez más”, consignó a la agencia APP.
Indicó que “este proceso se ha iniciado; no tenemos una fuerza policial tan enorme como para que esta tarea sea imposible; tampoco tenemos una densidad poblacional y una complejidad en el campo delictual que nos abrume y que nos resulte imposible encarar estos procesos de transformación”.
Aseveró que “estamos en un momento histórico para la fuerza” y las vigas maestras del cambio pasan “por la formación, capacitación y adopción de nuevas prácticas y nuevos mecanismos de funcionamiento, de administración de los recursos económicos, de control de la propia fuerza, tener mecanismos que nos permitan medir los resultados”.
Respecto al equipamiento, Gallinger señaló que “necesitamos incorporar la planificación, no podemos comprar 120 vehículos cada vez que se rompió el último, hasta que no se rompe el último no hacemos la licitación de nuevo, entonces nos pasamos 6, 7, 8 meses penando, poniendo plata para arreglar lo que ya no tiene más arreglo, sufriendo”. “Lo mismo con los chalecos, las armas, equipos de comunicación”, afirmó. (APP)
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