Que pasa con la policía en Río Negro? ¿Una ciudad liberada?

La judicialización de la protesta de los policías del 8 de diciembre del año pasado empezó a pasar facturas. Viedma, la más visible en aquellos hechos, paga las consecuencias de haber negociado de apuro y bajo presión. La anhelada paz social fue el precio que el Gobierno estuvo dispuesto a pagar que, viendo lo que pasó en algunas provincias, se justifica la decisión. Mientras tanto en El Bolsón, los llamados pidiendo presencia llegan tarde o no encuentran el problema que se denuncio. Sera que el personal esta descontento con la cúpula provincial y piden un cambio?


El casi temerario juez penal Favio Igoldi, especialista en indagar y procesar ex funcionarios o funcionarios, demora en forma innecesaria la causa en la que investiga la utilización indebida de bienes del Estado y determinadas conductas de algunos oficiales y jefes de unidades policiales. La demora conlleva incertidumbre en la fuerza que se la hace pagar al vecino.

Siempre que los uniformados quieren mandarle una señal al poder adoptan conductas que están en el límite del reglamento. Pocas veces lo violentan. 

Viedma, por estos días, parece una ciudad liberada. En el término de dos semanas han ocurrido episodios que podrían calificarse de ‘extraños‘. Un comercio que está en la misma cuadra que la Casa de Gobierno, el ministerio de Salud y la Justicia, fue virtualmente vaciado. Para que no queden dudas, durante la semana que culminó fue el turno de otro ubicado enfrente de la Legislatura. 

Cualquier barrio de la ciudad es apuntado por los delincuentes sin miramientos y, sobre todo, sin temor. Cada tanto, cae alguno que es parte de la estadística que luego se muestra en forma ampulosa. 

Un hecho demuestra la gravedad de los hechos: una comisaría tiene las motos pero los policías no tienen el carnet de conducir y no están ‘dispuestos‘ a pagarlo de su bolsillo. Ante ello, el intendente José Luis Foulkes accedió a liberar el pago de la parte municipal pero como hay una cuota parte que es nacional eso lo abonará la Jefatura de Policía. En un hecho menor y casi anecdótico los uniformados volvieron a presionar, con su estilo, y cantar victoria. 

La semana que se inicia tiene la expectativa de los cambios en la cúpula que se producirían entre el jueves y viernes. El Gobierno se esperanza en otro borrón y cuenta nueva con jefes que se disciplinen al poder de la política y de un civil que los conduzca. En todo este tiempo, a pesar de las pruebas, no se logró por una razón simple: los subjefes no entendieron su rol y fueron por más. Y si bien debieron irse, lograron el cometido de desarticular a la fuerza.

De no ser porque esta noticia esta fechada en la ciudad capital pareciera que se trata de El Bolsón donde los robos en todos sectores se suceden y los casos "extraños" no son menores ni poco frecuentes.












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