Pichetto cometió un filicidio político

Ante el absurdo sacrificio político  del que fue objeto el ex Ministro de Agricultura de nuestro Gobierno, no puedo dejar de hacer algunas reflexiones al respecto. Por Tania Lastra.

Juan Manuel Pichetto no tuvo un solo atisbo de autonomía desde su presencia en las arenas políticas provinciales,  basta con recordar esa mañana que aun, a cargo del Ministerio de Agricultura de la provincia, y ante un gesto simple de respeto mutuo, como fue estrecharse en un abrazo con el gobernador Weretilneck despertó el celo de su padre que no soportó que alguien reconociera en el novel funcionario su capacidad y entonces en un ataque de  ira lo obligó a renunciar.
El Senador Pichetto, erróneamente creyó que la portación de apellido, sumado a los dineros nacionales alcanzaría para que la ciudadanía democráticamente madura entregara a su hijo la confianza de la conducción de un municipio.
Pero lo dramático no fue sólo que  empujó a su hijo al abismo, por su ambición desmedida, sino que además, junto a Juan Manuel, también cayeron derrotados en Viedma, el Frente para la Victoria y todos los referentes nacionales que desfilaron por la Comarca, dirigentes de terceras, de segundas líneas y hasta Ministros de la Nación, nada alcanzó, para convencer a los viedmenses, como tampoco alcanzará para que los rionegrinos elijan al reincidente perdedor.
Que pasará por la cabeza de un dirigente político que es capaz de estrellar la incipiente carrera de su hijo, sólo por la ambición de lograr poder que le permita llegar a la gobernación. Si es capaz de sesgar la ilusión de su primogénito de intentar acceder a un lugar de reconocimiento, cuanto más dañino podría llegar a ser con empleados públicos, con funcionarios y hasta con dirigentes políticos que no le sirvan en su esquema de poder. Sólo de pensarlo, asusta.
Hablar de una derrota anunciada, es remanido, pero no deja de ser real, en gran parte porque la gestión del intendente Foulkes fue reconocida por los vecinos, y en parte, también importante, porque los ciudadanos, repudiaron con el voto, la gran falta de respeto que sintieron ante semejante despliegue de dádivas que repartieron sus incondicionales obsecuentes.
La elección de la intendencia de Viedma, no hace más que imaginar cual será la preferencia del electorado rionegrino, que se traduce en  una bisagra entre la vieja dirigencia política que fue protagonista de estos últimos treinta años, sumergiendo a la provincia en una dependencia de los gobiernos centrales, con dirigentes que siempre ganaron en la derrota como es el caso del Senador  Pichetto y la nueva dirigencia de donde  surge un movimiento provincial, que nació desde la acción del gobierno, desde el respeto y la concordia, un espacio donde la opinión distinta no representa una amenaza, sino, por el contrario representa una oportunidad para mejorar.











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