El tribunal integrado por los jueces Alejandro Ramos Mejía, Miguel Gaimaro Pozzi y Marcelo Barrutia, comenzó a ventilar ayer los pormenores de un hecho que tiene por protagonista a Hugo Batista Subelza (32), quien le atribuyen ser el autor de los disparos que hirieron gravemente a Leopoldo Marino Mansilla, en una calle del barrio Los Hornos de la localidad de El Bolsón.
De acuerdo a la investigación, el hecho ocurrió el 25 de junio de 2014 en horas del mediodía en la intersección de las calles Eusebio Barría y Bahamonde de ese municipio, cuando la víctima llegaba desde el trabajo a su vivienda, a bordo de una bicicleta.
Según la imputación, portando un revólver Magnum 357, marca King Cobra, cargado con seis municiones, el acusado interceptó a su víctima y efectuó al menos tres disparos de arma de fuego a corta distancia, con intención de darle muerte.
Uno de los proyectiles ingresó en el pómulo derecho de la víctima ocasionándole severas lesiones óseas, mientras que otra de las balas ingresó en la región lumbar dañándole la médula espinal y provocó cuadriplegia y finalmente la tercera lesión provocada por otro disparo, ingresó en un espacio intercostal a la altura de la clavícula.
La cuadriplegia, la destrucción del bazo y la destrucción del aparato de masticación de la víctima, a consecuencia de la agresión, determinó que las lesiones sean gravísimas, por lo que la calificación legal del hecho fue de homicidio en grado de tentativa, agravado por el uso de arma de fuego, en concurso ideal con lesiones gravísimas y real con portación de arma de fuego sin la debida autorización legal.
Tras el hecho el sujeto escapó de la escena y se alejó de su domicilio, lugar al que lo fue a buscar la Policía. Tras tomar contacto con su pareja y obteniendo el número de teléfono celular dieron con el sujeto poco después en la Plaza España de esa localidad, lugar en el que se aproximó a los uniformados sin ofrecer resistencia a su detención y ante la consulta que le hicieron por el arma utilizada en la agresión, la exhibió adentro de su campera.
Durante la audiencia de ayer el imputado explicó que días antes había sido atacada su vivienda por parte Marino y otros allegados a éste. Dijo que el día del hecho al cruzarse con Marino, éste se detuvo y extrajo un arma de fuego que tenía oculta y en el marco de un forcejeo se produjeron los disparos, cayendo el arma al suelo, por lo que según explicó, tomó el revólver y se alejó.
En tanto que la pareja de Marino explicó que ese día estaba en su vivienda esperando a su esposo porque era el horario en el que éste llegaba de trabajar, cuando escuchó dos disparos de arma de fuego y al salir vio a su marido tendido sobre el asfalto, mientras el agresor salía de la escena. Relató con entereza los tremendos padecimientos de su pareja a consecuencia de las lesiones sufridas y el dolor de toda la familia, a la que la vida le cambió dramáticamente.
Mientras que otra vecina explicó que observó cuando el acusado interceptaba a Marino mientras éste iba en su bicicleta y le efectuaba un disparo en el pecho. Tras caer al piso le efectuó otro disparo más.
El tribunal de la Cámara Primera dispuso un cuarto intermedio para intentar reunir mayor cantidad de material probatorio, pero, además, para dar intervención al Cuerpo Médico Forense y a los psicólogos que asisten a la víctima para intentar determinar si está en condiciones psicofísicas de prestar declaración testimonial en la causa.
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