La Trochita sigue de temporada

El emblemático tren es una de las principales alternativas para los cientos de visitantes que llegan hasta la cordillera chubutense para disfrutar de las vacaciones. Representa, además, un excelente complemento del Centro de Actividades de Montaña (CAM) “La Hoya”, también dependiente del Estado Provincial.


Cintia Hernández, del Viejo Expreso Patagónico, destacó que en cada salida hacia la Estación Nahuelpán los vagones lucen con muy buena cantidad de pasajeros y comentó que en esta temporada alta de invierno los viajes se realizan de lunes a sábado, a las 10 horas, existiendo la posibilidad de agregar adicionales.

“El tren siempre tiene movimiento y por suerte está saliendo completo” subrayó, indicando que en la primera semana de julio “recibimos mucha gente de la costa provincial” y en la segunda quincena turistas provenientes de otros puntos del país como por ejemplo Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.

Recordó asimismo que “La Trochita” ofrece también otras posibilidades como el paseo ferroviario (ubicado en el predio de la Estación Esquel), donde se exponen objetos, elementos y documentos relacionados con la interesante historia del tren. “Abrimos de 9 a 10, de 13 a 13:30, y de 17 a 20 horas”, informó.

Señaló que en la Estación Nahuelpán “los pasajeros tienen para disfrutar del Museo de Culturas Originarias de la Patagonia, la Casa de los Artesanos y un paseo de compras armado por las familias del lugar. También tenemos la opción de El Maitén con viajes los días martes, jueves y sábado a las 15 horas”.

Respecto al cronograma pensado desde la gerencia, Hernández precisó que “hasta el 29 de julio estamos saliendo a las 10 de la mañana. Mientras que el próximo sábado 30 el recorrido es a las 14 horas porque tenemos una sorpresa dando vueltas”.

El Maitén espera

Con casi un siglo de existencia, la vieja locomotora Baldwin refunfuña sobre las vías de la estación El Maitén, lista para partir con su convoy de vagones hasta el paradero Bruno Thomae (a 26 km hacia el sur). Los turistas, llegados desde distintos rincones de la tierra, expresan entonces su asombro al treparse a la historia misma: con sus aires del Lejano Oeste, y envuelto en las volutas del humo de las calderas, el trencito patagónico comienza a traquetear hacia la estepa, al encuentro de una aventura inolvidable.

La excursión se extiende durante dos horas y media. Entre fotos y selfies, los pasajeros saturan de preguntas a los guardas vestidos a la vieja usanza, vivencian aquellas anécdotas de mochilleros tocando la guitarra rodeando la salamandra alimentada a carbón de piedra, donde los paisanos calentaban otrora su olla de comida para matizar las largas horas de un viaje que unía -hasta los ’80- parajes y pueblos tan remotos como Leleque, Mayoco, Ñorquinco o Cerro Mesa.

Antes de llegar, La Trochita se detiene sobre el puente que atraviesa el río Chubut, la postal obligada que quedará guardada para siempre. En tanto, en el coche comedor hay disponible una guía mural que describe la historia, datos técnicos y características muy particulares del histórico tren de trocha angosta (75 cm). Allí también se ofrece un servicio de cafetería y pastelería casera.

Hasta el sábado 30 de julio, el recorrido se ofrece los martes, jueves y sábados, a las 15; mientras que durante agosto las salidas previstas son para los días sábados 6 y 13, a las 15.

La encargada de Turismo del Viejo Expreso Patagónico, Yanina Sanpedro, confirmo que “para estas vacaciones de invierno hay una promoción especial para los residentes en la Comarca Andina, de $150 (menores de 5 años gratis), porque queremos que todos nos vengan a visitar”.

Para el resto de visitantes, las tarifas son de $350 para residentes nacionales (jubilados y universitarios $220; menores de 6 a 12 años $150), mientras que los extranjeros pagan $580.

El costo incluye también una visita guiada al taller de reparaciones generales de coches y locomotoras del ramal Ingeniero Jacobacci/Esquel –único en Sudamérica-, que preserva en uso un inmenso patrimonio histórico y tecnológico, donde sobresalen los tornos de gran porte.

La gira se prolonga hasta el Museo Ferroviario, que funciona en el viejo salón de “Vías y Obras”, construido con durmientes, y guarda una cantidad interminable de recuerdos que son parte de la historia de La Trochita, entre los que destacan un telégrafo de los primeros años del siglo XX, teléfonos portátiles a magneto, y partes de las 75 locomotoras Baldwin (EEUU) y Henschel (Alemania) y los vagones belgas, construidos en 1920.


Pueblo ferroviario


“En El Maitén podés hablar mal de algún pariente, pero no se te ocurra criticar a La Trochita porque te van a saltar a la yugular”, bromeó Carlos Kmet, el jefe de Talleres, ya jubilado, al marcar la pertenencia de su pueblo con el trencito patagónico.

A su turno, el secretario de Turismo, Dardo Rivera, destacó la disponibilidad de servicios para el turismo, que incluye “buena gastronomía cordillerana, alojamiento en hoteles y cabañas (cuesta $500 para 4 pax); además de un parque natural protegido y el Cañadón de los Ensueños (Buenos Aires Chico), el Cerro de la Cruz, el río Chubut y los edificios históricos”.

Se accede a través de la ruta provincial 4 (pavimentada), que se vincula con la ruta nacional 40 en Epuyén. El Maitén queda a 70 km al este de El Bolsón.



Trencito


Con su trocha “económica” de sólo 75 cm, La Trochita recorría 402 km entre Ingeniero Jacobacci y Esquel, donde doblaba en más de 600 curvas. Se gestó desde 1909 (bajo el impulso de Ezequiel Ramos Mejía), con la premisa de consolidar poblaciones y transportar productos agropecuarios (atraviesa íntegramente las estancias inglesas -hoy Benetton- de norte a sur), además de las cargas comerciales de una franja cordillerana que se extendía por las provincias de Río Negro y Chubut. A El Maitén llegó en 1942 y a Esquel en 1945.











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