"FUI ESTAFADO POR BURCO" declaró Ignacio Soria, ahora testigo en causa penal por tierras fiscales

Ignacio Soria, un antiguo poblador de Mallín Ahogado, actual residente de Lago Puelo, contó al Tribunal presidido Guillermo Bustamante que fue su padre quien a principios de la década del 40 obtuvo el dominio de unas 12 mil hectáreas en la zona de El Foyel, las cuales él debió resignar a raíz de la improductividad del campo.“Si me quedaba no estaría vivo, mi padre dejó la vida ahí”, dijo Soria.




Un testigo aportado por la defensa y por la acusación rompió el molde y realizó fuertes imputaciones contra quienes intervinieron en la transferencia de sus tierras en la zona cordillerana a manos de empresarios belgas, incluyendo a los privados como también a los funcionarios públicos participantes de la operatoria.

Ni el abogado Manuel Maza ni el fiscal Hernán Trejo profundizaron en los dichos del testigo, de más de 70 años, que recorrió cientos de kilómetros para responder hasta allí apenas un par de preguntas.
“Yo quiero decir algo”, afirmó Soria antes de retirarse. Comenzó allí un nuevo testimonio. Dijo que había sido estafado en la venta a favor de un grupo belga que se quedó con sus 12 mil hectáreas pero por las que les pagaron sólo el valor de unas 7 mil.
Dijo que el negocio se hizo a través de una inmobiliaria de Bariloche con sucursal en El Bolsón. “Después aprendí que el comprador paga lo que dice la mensura y a mí me pagaron 7 mil hectáreas, pero eran 12 mil”, sostuvo. La mensura la había hecho en Viedma frente a los funcionarios provinciales del área de Tierras.
También dijo que en la transacción le “sacaron un millón de pesos” que debían ir al Estado en concepto de mensura. Afirmó que el comprador fue un hombre de nacionalidad belga.
En el expediente consta que sus tierras pasaron a manos del grupo Burco, vinculado al magnate oriundo de Bélgica al que en la denuncia se menciona como Hubert Gosse.
Maza, defensor de los ex funcionarios de Miguel Saiz imputados en la causa, Juan Accatino, Daniel Tait y Jorge Belacín –le preguntó a instancias de lo que los propios acusados le indicaron– si era real que el campo tenía un amplio porcentaje de lengales. Soria dijo que unas 4 mil hectáreas tenían lengas y afirmó desconocer si estaba prohibida la enajenación de tierras con esa especie de árboles.
En la causa se investiga presuntas irregularidades en la transferencia de amplias parcelas fiscales a privados en la zona cordillerana y están imputados el ex ministro de la Producción y quienes fueron las máximas autoridades del área de tierras.

De una punta a otra sólo por dos preguntas
Antes de abandonar la sala de audiencias, en los Tribunales de Viedma, Ignacio Soria puso en palabras lo que muchos pensaban: “Yo no tengo problemas en contestar, pero si hace falta que yo vuelva a declarar les pido hacerlo en Bariloche, porque me queda muy lejos y a mi edad no puedo viajar solo”, explicó.
No es el primer caso similar que se da en el marco de la causa.
Otro testigo se excusó de dar su testimonio por no poder dejar el campo en la zona de la Cordillera y otro viajó más de mil kilómetros solamente para contestar dos preguntas.
Lo mismo hubiera ocurrido con Soria si de él mismo no
hubiera sugerido ampliar sus dichos y decir que se sentía estafado tras la transferencia de sus tierras.
Las declaraciones de los testigos ya constan en el expediente desde la etapa de la Instrucción y en
muchos casos ratifican sus dichos.
Ayer, con buen tino, el presidente del Tribunal ordenó al secretario que se le reconozcan los gastos de hotel y traslado no solamente para sí sino también para su hija que tuvo que acompañarlo.
Fuente Rio Negro- EBB










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