La convocatoria está abierta a artistas visuales de la comarca, y a docentes y estudiantes del IFDC que quieran participar.
El tema propuesto para esta 2ª Muestra de ilustradorxs es Infancias.
La técnica es libre y las obras no deberán superar el formato de 50 cm x 70 cm. Se requiere que las obras estén montadas, con el soporte y las sujeciones correspondientes, listas para colgar.
La recepción de las obras se realizará en la biblioteca, hasta el 11 de agosto. El montaje estará a cargo de los responsables del proyecto, y la muestra quedará inaugurada el lunes 14 de agosto a las 18:30 hs.
Acompañamos la convocatoria con una selección de textos que desarrollan brévemente el concepto “Infancias”, entre ellos dos de Walter Kohan, filósofo y docente, que se ha especializado en filosofía e infancias, y filosofía y educación, quien nos visitará en el mes de agosto. Los textos están disponibles en la página web del Instituto
Las infancias, diversas y plurales
Fuente Diário Página 12 Lunes 16 de enero
de 2012:
https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-185545-2012-01-16.html
Cuenta el semiólogo Roland Barthes que un día encontró una foto de
Jerónimo, el último hermano de Napoleón, y se dijo, asombrado y admirado: “Veo
los ojos que han visto al emperador”. Pocas personas parecían compartir e
incluso comprender su asombro. Buscando despejarlo es que más tarde escribió un
libro sobre la fotografía (La cámara lúcida). Esa docena de niños y niñas que
corren hacia la cámara con la sonrisa achinándole los ojos en la tapa del libro
Infancias de Latinoamérica. Un cuadro de situación parece contener y provocar
esa misma intriga. También lo logra una niña que come de una olla sucia,
chupándose los dedos y mirando fuera de foco; o aquella otra, jovencita ya, que
está recostada sobre el pasto con las manos detrás de la nuca y los ojos en
fuga hacia el horizonte, rodeada de ropa que también parece tostarse al sol.
¿Qué estarán mirando cada día las niñas y niños de América latina? ¿Qué estarán
viviendo, sintiendo, llorando, imaginando? Tratando de recuperar algo de esas
vidas tan diversas que muchas veces incluso no son vidas de niños, es que
Alicia Entel llevó adelante un libro que busca sensibilizar sobre la situación
de las infancias de la región.
A raíz de la crisis de 2001 surge para Entel –doctora en Filosofía
por la Universidad
de Paris VIII, investigadora en Comunicación, Conocimiento y Culturas pero cuya
área de trabajo específica es la imagen y el conocimiento– la necesidad de dar
cuenta de la situación de la infancia a través del registro fotográfico.
Así empezó el proyecto en la Fundación Benjamin ,
con el apoyo de la
Fundación Arcor , que sigue hasta hoy, siete libros más tarde.
En el 2005 aparece el primer libro sobre la inequidad de la infancia en
Argentina. “Se ven en este primero fotos más dramáticas”, apunta Entel mientras
pasa las hojas.
Este año ampliaron el trabajo convocando a países de toda
Latinoamérica y han recibido materiales de Colombia, Brasil, Perú, Chile,
Bolivia, México, Ecuador y Venezuela, además de Argentina.
–¿Por qué hablar de las infancias y no de la infancia?
–Durante mucho tiempo se trabajó la infancia como abstracción,
según un modelo burgués hegemónico. Pensar la infancia en plural no remite sólo
a una suerte de diversidad cultural, sino a la inequidad. Hay infancias que no
se viven como infancias. Cuando un chico es sometido a la explotación laboral
no podemos compararlo con otro chico al que sí se le permite vivir su infancia.
Los niños y niñas son sujetos de derecho, pero esto no es algo común en toda
América latina, si bien se han dado avances interesantes.
–En tu artículo decís que en las primeras fotografías en un pueblo
indígena de México “los blancos” fotografiaban a la comunidad sólo cuando
reflejaba tristeza o indigencia, ¿cómo es eso?
–Sarah Corona hizo muchas investigaciones con aborígenes mexicanos
y ella marca cuándo las comunidades se sacan fotos a sí mismas y cuándo se las
sacan otros. Incluso investigadores que se sienten solidarios solamente ven en
ellos la veta trágica. Esto está bien para denunciar, pero no nos permite
conocerlos.
–¿Esto persiste?
–Sí, persiste aún hoy en sectores progresistas. Entonces eso me
motivó a ver cómo distintas comunidades fueron registradas desde el siglo XIX.
Guido Boggiani hace fotos en comunidades del Gran Chaco, por ejemplo,
y los hace posar, pero no como los que los fotografiaban con sentido
antropométrico, como uno que los llevó a vivir al Museo de La Plata. Esa impronta del
no reconocimiento del otro cultural es muy fuerte en el sistema educativo
argentino.
Estos libros son el resultado de un concurso fotográfico y el
aporte de artículos de especialistas. Además trabajan con documentos de
organismos internacionales. Reciben unas 300 fotos de mucha calidad y otras
casi familiares (a decir de Barthes: “Frente a ciertas fotos yo deseaba ser
salvaje, inculto”), de las cuales se publican unas 30 o 40. El libro se
distribuye en organizaciones sociales, escuelas y efectores de política pública
porque, en definitiva, es una tarea de sensibilización. Cada libro tiene además
un apartado de historia de la infancia. Se recuerda por ejemplo la típica foto
del “angelito”, el bebé fallecido, al que había que retratar para tener una
imagen de él. Pero en la que la madre no puede llorar y al hermanito lo visten
de adulto. “En el siglo XIX si hay algo que vemos es que esta niñita no es
representada como niña”, dice Entel señalando otra foto. O las familias
patriarcales en pose. “El hombre sentado y la mujer atrás, esto era muy claro.
Le he preguntado a gente para que busque fotos y lo encuentro. La mujer al
servicio del hombre y el niño como producto de la procreación, para extender la
estirpe y como fuerza de trabajo. En algunos sectores todavía pasa mucho”, dice
Entel y cómo no recordar La cámara oscura, el cuento donde Angélica Gorodischer,
narra la vida de una mujer sometida que logra salir del modelo al servicio de
su esposo cuando llega un fotógrafo a retratar a la familia. Este hombre, que
es el primero que la ve, la descubre, la revela, es el que le muestra que otra
vida es posible.
“¿Qué es lo que se obtiene con las representaciones visuales? Que
dicen lo que a veces no se dice con las palabras. Remiten a situaciones para
analizar y para que las políticas sociales lo tomen”, explicará Entel, que
también es docente de la
Universidad de Buenos Aires.
Entel tiene muchas respuestas al porqué del libro. Se pregunta:
“¿Cómo hacer el caleidoscopio latinoamericano? ¿Qué es importante para
comprender la política? No podemos entender América latina si no entendemos el
realismo mágico, la estadística, la idea no peyorativa de los populismos y la
dependencia. ¿Cómo hacer para ponerlo en un libro? Material fotográfico,
material pictórico, trocitos de poesía”. Así en este libro se encuentran desde
“Canción Patriótica” (1824) o “Versos Sencillos”, de José Martí hasta Gabriela
Mistral y Armando Tejada Gómez con “Hay un niño en la calle”. Además está Maria
Elena Walsh y “Que se vengan los chicos”, así como las cifras de la pobreza (en
2007 en América latina había alrededor de 84,5 millones de niños en hogares
pobres, el 47 por ciento de la población infantil de la región) y las infancias
de pueblos originarios o las diferencias entre las infancias del campo y de la
ciudad.
Y aparecen algunos conceptos críticos como que “la estetización de
la pobreza es una consecuencia peligrosa que hay que vigilar”.
–En el libro se habla de hiperpedagogización de la infancia,
¿puede explicar el concepto?
–Cuando en proyectos con la infancia lo que predomina es ser
normativos (esto se debe hacer, esto no). Si bien para algunos proyectos
educativos puede ser interesante, en general hay que ser cuidadosos porque
quitan libertad a las posibilidades creativas. La hiperpedagogización no es
buena en ninguna manifestación. Lo mismo el didactismo (¿no puede hacer algo
sólo para divertirse?). Hay que evitar lo maniqueo, los buenos-los malos.
Entonces, ¿Pakapaka es el cielo y lo demás una porquería? No, tenemos sentido
crítico en relación con las más diversas manifestaciones de la infancia.
–También hay un espacio para hablar de las políticas sociales
destinadas a la niñez en la región, ¿cómo ve a la Argentina en este
sentido?
–No tenemos conciencia de la importancia que tiene la Asignación Universal
por Hijo, su masividad. Los programas vinculados con políticas sociales tienen
larga trayectoria, pero durante años estaban focalizados en poblaciones
indigentes y eso no colaboró para mejorar. En ese sentido son importantes los
programas universales y hoy por hoy se necesita mezclar programas localizados y
masivos. La
Asignación Universal por Hijo es uno de los mejores de
América latina pero esto no lo digo yo, es dicho por los demás países.
–¿Cree que no se lo valora lo suficiente?
–En Argentina tenemos una alta capacidad de naturalización de las
cosas. Entonces, la
Asignación ya está: Y no, es muy importante y hay que ver los
resultados a corto y largo plazo. La recuperación que hubo de chicos que
volvieron a escolarizarse. Estoy cansada de que se aluda a la Asignación en términos
de clientelismo o de que las mujeres se van a embarazar más. Si pensamos que
con la Asignación
van a ser millonarios realmente. Lo peor que podemos hacer es entablar luchas
entre iguales.
Para mayor información dirigirse a la biblioteca, personalmente o por teléfono 4491305
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