Puerto Patriada: Dionatila tiene 106 años y todavía espera su título de propiedad

Reclamo vigente. Doña Tila quiere la tierra para seguir con sus animales y sembrar.La abuela Dionatila Monsalve tiene 106 años. Nació, se crió y sigue viviendo en Puerto Patriada. Aún recuerda cuando su padre “sembraba todas estas chacras, hasta la costa del lago. Acá cosechaba y trillaba el trigo que después llevaba al molino de El Hoyo y volvía con la harina para todo el año”.


Hasta hace pocos años hacía su propia quinta y “muchos quesos cuando tenía las vacas paridas”. Al cuidado de sus hijas, ahora se levanta tarde y hace la vida sana y tranquila que tuvo siempre. “Más allá de los achaques propios de la edad y un poco sorda, duerme y come bien, no tiene ninguna enfermedad y nunca fue operada”, aclara Hilda, quien comparte a diario con la mujer centenaria.

Fueron la familia pionera del lugar, desde principios del siglo pasado, “cuando apenas había una huella de carro para llegar y todos los inviernos nos quedábamos aislados porque crecía el río Epuyén”.

Sin embargo, tienen un título de propiedad de solo tres hectáreas. Francisco Monsalve “también pagaba pastaje todos los años, esos papeles se quemaron, pero las copias tienen que estar archivadas en Rawson”, precisan.

“Mi abuelo era el dueño de cientos de hectáreas y jamás se negó a dar lugar a los que iban llegando. Incluso cuando vino la forestal a instalar el aserradero y a llenar todo de pinos”, recuerdan sus descendientes.

Desde hace un tiempo están reclamando la tenencia de otras 25 hectáreas, donde están los árboles frutales que plantó el colono y pastan las vacas que son el sustento familiar. La resolución está en manos del gobierno chubutense y por estos días les preocupa “la llegada de gente extraña, que varias veces han querido tomar. Ya hay algunos que se metieron de prepo. Cuando queramos acordar, esto va a ser una villa. Dónde está el respeto hacia los antiguos pobladores”, se preguntan.

“Ahora estoy muy agotada, antes hacia de todo. Las vacas las cuida mi yerno y andan sueltas en este campo, por eso queremos recuperar los papeles de estas tierras, que siempre fueron nuestras”, indica doña “Tila”, como se la conoce popularmente.

Su hija Anita, de 84 años, destaca que junto a sus hermanas “nacimos y nos criamos en este lugar. No nos fuimos ni siquiera cuando vino la Safe (Sociedad Anónima Forestal Epuyén) a poner el aserradero”.

La consecuencia de aquel emprendimiento fue que con los años el paisaje cambió radicalmente: los bosques nativos fueron reemplazados por pinos, que luego fueron arrasados por sucesivos incendios. Hoy todo está invadido por los retoños de la especie exótica y las mosquetas.

Por su parte, Hilda detalla que “la primer casa que hizo acá el abuelo se quemó cuando yo tenía 10 años, después hicieron otra más arriba. Cuando la abuela no tenía más recursos para sobrevivir, una tía se la llevó un tiempo a Esquel, pero extrañaba sus cosas y pronto se volvió”.

“Hoy queremos tener la seguridad de los papeles de este lote, para tener nuestros animales y poder sembrar –insiste-, pusimos unos abogados de Buenos Aires para hacer los trámites. Tenemos miedo porque está llegando gente de El Hoyo, que empezó a hacer casas y a cerrar. Yendo al lago también están usurpando las tierras. Una vez, nos acusaron a nosotras de ocupas –se ríe-, cuando quisimos poner unos palos para marcar que este es nuestro territorio, hasta nos denunciaron”.

De igual modo, subrayó que a finales de la década del ’50, Ramón Errasti “tomó este lugar cuando vino por la madera. El abuelo era medio ciego y no sabía leer. Lo engañó con una renta para la manutención y le traía mercadería en la lancha. Habrá pasado un año y nunca más le trajo algo. En cambio, empezó a llegar con gente para trabajar en el bosque”.

El espacio está dentro de la Reserva Forestal de Uso Múltiple Lago Epuyén, creada en el año 1964 con el fin a proteger el área boscosa y recuperar la zona a través de planes de forestación, debido a los incendios sucedidos en los años 1944, 1960 y 1963, que hicieron que la masa forestal mermara de manera considerable. Fue recategorizada y zonificada en el 2003, comprende una superficie de aproximadamente 30.000 hectáreas ubicadas en los ejidos de los municipios de El Hoyo y Epuyén.

La autoridad de aplicación es la Subsecretaría de Bosques de la Provincia del Chubut y cuenta con el asesoramiento de un Consejo Consultivo formado por vecinos y pobladores del área, ONGs locales, instituciones provinciales y representantes de las comunas.

Con todo, los Monsalve valoran que “nosotros estamos mucho antes que todo eso, es hora que alguien haga justicia con los primeros pobladores y reconozcan nuestros derechos”.









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