Travesía solidaria hacia Fitamiche


Tal como se había adelantado un grupo de vecinos solidarios nucleados en la actividad del 4 x 4 realizaron ayer domingo una travesía solidaria desde El Bolsón que terminó en la zona de Fitamiche asistiendo a más de 30 familias que estaban aisladas en la nieve. El intendente de Ñorquincó Félix Moussa destacó la solidaridad estos vecinos al tiempo que valoró el hecho de poder haber sumado al convoy solidario personal del municipio de Ñorquincó para entregar alimentos y del hospital de rural para asistir a 2 familias a las cuales había que llevarle medicamentos y de esta manera lograron entrar.


Ya desde muy temprano en la mañana del domingo los vecinos solidarios de El Bolsón aprestaban sus máquinas para partir rumbo a la estepa, tratando de asistir a las familias aisladas, en total cerca de 13 máquinas fueron las que partieron llevando todo tipo de elementos que van desde forrajes, maíz para las gallinas, agua, pero sobre todo leña qué es lo que más estaba haciendo falta.



Cerca del mediodía el convoy llegó a la localidad de Ñorquincó donde el intendente municipal feliz Moussa estaba esperándonos, pero antes como corresponde pasamos por el control de desinfección.



Ya coordinando las actividades con el mandatario al convoy solidario sumó al personal del municipio de Ñorquinco junto al intendente y la secretaria de gobierno para llegar a asistir a los vecinos ubicado más al oeste donde todavía no se había podido llegar, " las zonas más afectadas son Fitamiche, Chacay Huarruca, Mallín Negro, hasta Chacay Huarruca todavía no pudimos entrar porque nos dicen que todavía queda más de un metro de nieve y para la zona de Fitamiche pudimos pasar una máquina chiquita que tenemos nosotros pero todavía nos faltaron visitar cerca de 30 familias, sobre todos nos preocupa la situación de dos familias que son ancianos y necesitan la entrega de alimentos y no hemos podido llegar con lo que la colaboración de ustedes vienen a darnos una ayuda fundamental” sostuvo el intendente Félix Moussa.


Más tarde ya en el la zona rural, el convoy se dividió un grupo hacia la escuela de Fitamiche donde tenían que asistir a los pobladores y también entregan los medicamentos que llevaba la ambulancia del hospital rural de Ñorquincó, que se sumó a la travesía solidaria y otro grupo se dirigió hacia el sur por una ruta interna que une esa zona con el pueblo de Cushamen.






 Así, entre la asistencia que se pudo realizar, dialogamos con distintos vecinos como es el caso de María Angelica Rojas, que nos contaba que estuvo una semana aislada en Ñorquincó y no sabía nada de sus animales por lo que gracias, también al convoy solidario, logró llegar junto a su marido Rosario al puesto y así empezar a ver cómo estaba todo, "da mucha tristeza no saber cómo están tus animales, Cómo está tu casa, llegar y encontrar este panorama realmente es muy triste", relató la mujer que mientras contemplaba la casa fría y tapada de nieve, ya estaba pensando cómo tratar de reubicar a sus chivas y los caballos que estaban en el corral y que se soltaron, y así  al menos pudieran comer y no mueran encerrados sin forraje.



Sabido es que en la zona rural el principal medio de subsistencia son los animales, que teniendo en cuenta la mortandad que se ha registrado en la zona de consultamos María Angelica, Cómo veían que podía ser el futuro y sí habían podido cobrar la ayuda familiar de emergencia, nos contó "la primera cuota la pude cobrar bien porque me lo tramitó mi hermana en Bariloche. Pero ahora con la segunda me hicieron una cuenta bancaria y tengo que ir a cobrar al banco de El Bolsón, imagínense todo lo que nos costó llegar hasta acá y yo tengo que salir de a caballo hasta Ñorquincó y de ahí viajar a El Bolsón para ir a cobrar la segunda cuota, hay gente que no entiende lo que es vivir en el campo”, destacó la vecina con resignación.





 No lo podía creer
Más tarde llegamos a otro puesto, ahora el de la familia Rojas, allí dialogamos con la abuela Eulalia Santibáñez quién nos relató Cómo era vivir estos días en la zona, con poca leña y preocupada por los animales y sin forrajes, "es muy difícil vivir en estas situaciones, nosotros habitualmente nos preparamos para el invierno, por el con esto de la cuarentena tampoco podíamos ir al pueblo a comprar muchos alimentos y de golpe está nevada que tapó todo, el alambre no se veía, alrededor de la casa podíamos limpiar un poco pero más allá no podíamos ir y es muy triste ver cómo se te mueren los animales, por qué los vas perdiendo, no los ves y cuando baja la nieve lo único que ves es un bulto de un animal muerto", relató Eulalia al momento que mostraba una pampa cubierta con más de 50 centímetros de nieve, con lo cual ella estaba contenta, porque allí una semana atrás  había más de un metro de nieve.





“Estábamos sentados en la cocina cuando de pronto me dice mi pareja --escucha, escucha hay ruido de motores-- y no lo podíamos creer cuando vimos las camionetas y que ustedes se bajaban, me vino como una sensación de alegría y calma, que no tiene descripción, hacía mucho tiempo que no veíamos a nadie, porque que nadie venía por acá, nadie podía llegar”,  nos contaba Eulalia con lágrimas en los ojos cuando terminábamos de dialogar con ella y los vecinos solidarios le acercaban unos frascos de dulces caseros que llevaron para ir entregándole a la familia aisladas, al menos para ponerle un poco de dulzor a la situación que están viviendo.





 Un hijo que hizo lo imposible
Conforme avanzamos hacia el sur el camino se perdía bajo un manto de nieve blanca de cerca de un metro, las camionetas cada vez más complicadas y con cada vez más encajadas seguían avanzando, llevando no sólo forraje, la leña, los alimentos, sino que en este caso muy especial un hijo que desde marzo no podía ver a sus padres que viven solos allí muy cerca del límite con Chubut, "llegue, viejita llegue”, le decía el joven que se sumó a la caravana solidaria para poder llegar a ver a sus padres que desde que comenzó la cuarentena no los podía ver ni asistir, así se fundieron en un abrazo, la mamá y su hijo luego también su esposo, que pasan las tardes allí, en un lugar muy complicado de la zona de Fitamiche.



Delia, una vez que pudo recuperar el aliento, nos contaba que desde marzo no veía a su hijo y que desde hacía un mes aproximadamente que estuvo la última vez la visita de la gente del municipio de Ñorquincó, No tuvieron más noticias salvo lo que de vez en cuando podían escuchar a través de la radio, pero también viendo cómo se le morían los animales y con esa desazón de no saber qué les va a pasar, estando solos mirando por la ventana y viendo como la nieve va tapándolo, todo incluso hasta las ovejas.



"Estábamos encerrado y no podíamos salir, ya no teníamos casi agua y la única salida que teníamos era alrededor de la casa para poder despejar un poco la nieve, es muy triste ver cómo los animales se te van muriendo y no podes hacer nada porque la nieve se va acumulando y vos ya cada vez menos podes salir, imagínate, nosotros somos dos personas grandes el agua toda escarchada ya casi no teníamos y no podíamos salir,  no sabíamos que iba a pasar con nosotros, Miras por la ventana y los corderos se mueren, los animales se mueren, hasta que de repente vimos llegar una camioneta y otra y otra y llegaron ustedes", gráfico Delia ya separada tan sólo un segundo de su hijo, pudo tener un poco de respiro para contarnos Cómo era la situación, hasta que uno de los vecinos solidarios no aguanto más y le pidió un abrazo, contándole que ya todo va pasar, que todo va a mejorar, que sigan teniendo fuerzas.



Con una sensación de congoja en el pecho por las lágrimas de la mujeres qué hacen patria en la estepa patagónica y con las ganas de llegar a los vecinos que todavía faltaba visitar, va cayendo la tarde y el viento helado se hace sentir cada vez, más teniendo como referencia que cada vez que pasamos por un charco que ya era hielo y la poca agua que quedaba se congelaba tan sólo con tocar el paragolpes de las camionetas, 8 grados bajo cero marcaban los termómetros pero con el viento helado que soplaba esto seguramente pasaba los 10 grados abajo.




Así este convoy que había decidido llegar hasta lo de Pocho, uno de los vecinos más alejados hacia el sur, que de hecho hay una iglesia muy cerca de su casa y la que marca el límite entre Chubut y Río Negro, finalmente llegamos hasta el lugar, pechando nieve y pasando lodazales para poder encontrarnos con este vecino de lamentablemente no lo pudimos ver porque la huella nos marcaba que salió con su caballo hacia la estepa, de cualquier manera se le dejó una garrafa de gas, leña y un fardo de pasto como para que vaya asistiendo, en lo que se pueda a sus animales y allí levantamos la mirada hacia el sur y a tan sólo 12 kilómetros los baqueanos nos decían que ya estaba Cushamen, pero nosotros teníamos que volver porque nos quedaba una familia, dos ancianos para asistir y la noche ya nos venía pisando los talones.





Con el corazón partido
De esta manera no sentimos al no poder pasar una de las tantas lomadas que nos separaban de lo de Don Virgilio Millatruz, que fue la última familia que teníamos que visitar y no pudimos llegar, un metro de nieve, la noche y las temperaturas bajo cero hicieron imposible que el convoy de 4 vehículos llegará hasta la casa de Don Virgilio, dónde vive con su mujer los dos de muy avanzada edad.



Los rostros pálidos, cortados por el frío, el cansancio en la mirada y la desazón en la voz por no poder llegar a este último puesto nos marcaban al regreso cuando el sol ya se metía y le daba pasó a un atardecer bellísimo pero muy frío. Con el compromiso de los trabajadores del municipio de Ñorquincó a la cabeza del intendente Moussa de volver el lunes o el martes para pegar otra encarada y poder llegar a la casa de Don Virgilio, emprendimos el regreso dejando atrás la tarea cumplida, pero nos faltó este último puesto que no pudimos llegar y que, en algún momento en un futuro, no muy lejano seguramente vamos a poder estar llegando.



El regreso fue entre alegrías anécdotas y cuentos, pero eso, eso lo dejo para otro momento, eso se lo vamos a contar más adelante, porque esta historia de solidaridad no termina.



Pasadas las 23,30 regresamos.










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