Fé, y justicia social: el pueblo de El Bolsón honró a San Cayetano con misas y reclamos por trabajo digno



 

 Cada 7 de agosto, miles de argentinos expresan su devoción a San Cayetano, patrono del pan y el trabajo. En El Bolsón, la jornada combinó pedidos religiosos con manifestaciones sociales en defensa del trabajo comunitario y los derechos básicos.

El miércoles 7 de agosto, el pueblo de El Bolsón se sumó a la conmemoración de San Cayetano, una de las figuras más veneradas del calendario católico argentino. Como cada año, la jornada estuvo marcada por una profunda devoción religiosa y, también, por el reclamo de justicia social por parte de organizaciones populares.

Durante la primera misa del día, el cura párroco de El Bolsón, Pepe Lynch, recordó el sentido litúrgico de esta fecha:

“Este mensaje, creo que sabemos todos, se ha ido transformando en una devoción muy importante para el pueblo argentino y para la Iglesia católica, a través del santuario de Buenos Aires en Liniers, pero que después se repartió en capillas y parroquias como nosotros también acá en El Mallín, con la capillita que tenemos ahí en La Pampa.”

Lynch explicó que San Cayetano fue un sacerdote que vivió entre los siglos XV y XVI, en tiempos de la Contrarreforma. Fundador de los Padres Teatinos, su trabajo estuvo centrado en la formación de otros sacerdotes y en promover una vida alejada de los privilegios materiales.

“San Cayetano está históricamente, desde 1500, ligado a la lucha en favor de los pobres y los desprotegidos”, afirmó el párroco.



 

El religioso también destacó el carácter único de la devoción argentina:

“Solamente en la Argentina se lo liga fervientemente al trabajo. De hecho, aquí tiene la imagen de la espiga... El santo es alguien a quien en la Argentina se recurre en sus necesidades y esto le ha dado una trascendencia importantísima en nuestra patria.”

El fenómeno de San Cayetano en Argentina es, en efecto, singular: mientras que en otros países se lo asocia a la providencia o la reforma eclesial, aquí se convirtió en el símbolo del pan, el trabajo y la dignidad humana, en especial entre los sectores populares. Cada año, miles de fieles peregrinan al santuario de Liniers, en Buenos Aires, para agradecer o pedir empleo. Es una manifestación de fe que trasciende lo religioso y se mezcla con lo social y lo político.












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