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El Bolsón, 15 de noviembre de 2025 — La tan esperada reapertura parcial del Área Natural Protegida Río Azul – Lago Escondido (ANPRALE) generó ayer en El Bolsón una reunión informativa con autoridades, técnicos del CONICET y algunos vecinos. Sin embargo, lo que para el Gobierno representa un avance en la restauración posincendio, para otros es motivo de preocupación: riesgos geológicos, falta de infraestructura clave para prevenir nuevos desastres y consecuencias sociales para quienes vivían del turismo, especialmente de las cabalgatas.
I. Encuentro tenso y advertencias científicas
En el encuentro, según relataron varios asistentes, el CONICET presentó un diagnóstico técnico que advierte un aumento en la “peligrosidad de transitar por el área” afectada. Se mencionaron específicamente riesgos de desprendimientos, caída de árboles y posibles aludes o crecientes de arroyos, lo que para algunos vecinos hace inviable una apertura sin un protocolo robusto y probado.
A pesar de ello, en la reunión se mostró un borrador de protocolo que aún “no está redactado ni puesto a prueba”, según relatan quienes estuvieron allí. Esto alimenta el malestar: muchas de las medidas de seguridad clave, como reservorios de agua o equipos de “primer ataque de incendio”, no existen todavía en la zona, según denunciaron. Tampoco hay un destacamento permanente del SPLIF ni caminos de evacuación claramente definidos.
“No se armó ningún equipo de primer ataque de incendio, ni se hizo un reservorio de agua”, dijo un vecino que participó del encuentro, según su relato.
Además, denuncian que no se ha definido un aforo máximo diario, por lo que no queda claro cuánta gente podrá ingresar por día una vez que el área se reabra. Para algunos, esta es una señal de que la reapertura podría ser “como antes del incendio”, sin garantías suficientes para evitar tragedias.
II. Accesos y seguridad para refugieros, pero no para otros emprendedores
Otro punto polémico es quién podrá ingresar al área, y de qué modo. A juzgar por los relatos, se mantendrían privilegios para referentes de refugios: podrían circular con camionetas o cuatriciclos (“todo lo que quieran”), solo con el requisito de “avisar antes” o usar esas vías por la mañana. En cambio, algunos trabajadores del turismo con caballos alertan que sus actividades podrían quedar prohibidas.
“Van a prohibir las cabalgatas porque erosionan mucho”, afirma un vecino, en alusión a las restricciones que se estarían definiendo para los paseos a caballo.
“A esas personas no les habían avisado nada, los dejan sin trabajo”, denuncia.
Según esa versión, las cabalgatas —que muchos emprendimientos turísticos operaban con regularidad antes del fuego— podrían quedar marginadas en la reapertura, mientras que otros actores (refugieros) tienen más libertad de circulación dentro del ANPRALE.
III. El estado del ANPRALE: restauración sí, pero con grietas
El Gobierno de Río Negro sostiene que avanza con un Plan Integral de Restauración para el ANPRALE, basado en estudios técnicos, monitoreo y obras de infraestructura para recuperar el bosque, suelos y senderos tras el incendio.
Efectivamente, relevamientos oficiales indican que algunos sectores ya muestran regeneración de flora nativa y rebrotes de helechos, aunque persisten “condiciones de inestabilidad en el terreno” en zonas altas que pueden representar un peligro para las personas.
Por otro lado, técnicos del Servicio Forestal Andino han identificado alrededor de 200 árboles con riesgo de caída en senderos críticos, lo que ha llevado a realizar un raleo selectivo bajo supervisión.
No obstante, para los críticos ese diagnóstico no se traduce aún en garantías reales: la ausencia de planes operativos para incendios, sistemas de agua, destacamentos y rutas seguras de evacuación genera desconfianza.
IV. Impacto social: los refugieros empujan, las cabalgatas temen
Refugieros de El Bolsón ya habían elevado su reclamo por la reapertura total del ANPRALE, advirtiendo que el cierre prolongado golpea su sustento. Según ellos, muchas de las zonas de refugios no fueron directamente afectadas por el fuego, y se han ocupado, con sus propios recursos, de retirar árboles caídos o quemados. Además, señalan que históricamente han colaborado en tareas de conservación y cuidados del entorno.
En paralelo, otros actores turísticos —no tan visibles en los medios oficiales— temen ser excluidos del negocio: quienes guiaban cabalgatas denuncian que no fueron informados con antelación y que podrían quedar fuera de la reapertura justamente por su actividad.
V. ¿Reapertura segura o apresurada?
El contexto oficial y técnico respalda la reapertura progresiva: la Provincia ya habilitó parcialmente algunos portales del ANPRALE que estarían fuera de las zonas más críticas. Se asegura que la reapertura definitiva se dará “con prudencia” y según criterios científicos.
Sin embargo, los reclamos de los vecinos y emprendedores revelan una profunda desconfianza en que las medidas planificadas hoy puedan traducirse a un modelo equitativo y seguro para todos. La falta de claridad en ciertos protocolos y la ausencia de infraestructura esencial para la prevención de incendios son puntos de fricción que, para algunos, no fueron resueltos en la reunión informativa.
Para muchos, la apertura no debería ser solo simbólica: esperan que venga acompañada de compromisos reales, supervisión técnica robusta y, sobre todo, inclusión social.


2 Comentarios
No sé hizo nada nuevo para combatir los incendios forestales. No se arreglaron las rutas de acceso al pueblo. No sé pavimentaron calles. El Bolsón a la deriva.
ResponderEliminarLa reapertura apresurada fue por motivos electorales. Lo de siempre. Pan y circo.
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